Esa palabra de 8 letras, cuyo significado es adaptado a los intereses particulares de quienes la usan para sus fines, ha sido tan manipulada, que aún quien practica su negación, pretende poseerla como un derecho natural. De esa manera el carcelero de una prisión exige la libertad de encerrar a los demás, el empresario capitalista reclama el derecho divino de ejercer la libertad de explotar a sus trabajadores. El clérigo implora a un cielo desconocido, le conceda el don de tener la libertad de convertir a sus fieles en rehenes de una fe que les desangra con el diezmo, la limosna y la caridad mal concebida.
La libertad como concepto original según la definición de Hispánica Millennium reza: “LIBERTAD. (Del lat. libertas, -atis.) f. Facultad natural que posee el hombre de obrar de una manera o de otra, o de no obrar. II Estado o condición del que no es esclavo o que no está preso. II Falta de sujeción y subordinación. II Privilegio, licencia. Ú.m. en pl. II Condición de las personas que por su estado no están obligadas al cumplimiento de ciertos deberes”. Pero esa definición es solo adorno en el papel en que está escrita.
Para mi concepto, la libertad es una condición sagrada que la naturaleza da a los hombres, animales y plantas, mediante esa facultad, todos tienen el espacio necesario para ejercer la función que la vida misma asigna a cada uno de los grupos antes mencionados. En otras palabras la libertad es algo intrínseco de la existencia misma, cuyo único requisito para disponer de ella, es el don de la vida. Pero la libertad como todo lo valioso en la vida, tiene unos límites que permiten su distribución equitativa para todo por igual, es decir la libertad es el primer principio socialista que brinda el universo de la existencia... la garantía para que ese don inapreciable permanezca en el tiempo y el espacio. Es la conciencia de saber que no se posee ni se es poseído, si no que se ejerce con el respeto a los demás. De parte de los arboles y los animales, ese principio permanece inalterable, pues ellos no son absorbidos por el egoísmo, la jactancia, la gula, el complejo, la vanidad, la avaricia. Ellos ocupan y disponen de lo que necesitan para su existencia, no derrochan, no acaparan, solo toman lo que les corresponde y comparten lo demás (es la lección expresa del comunismo). Todos aportan al medio en el cual viven, lo respetan y lo protegen a su manera, se diría que son una inteligencia innata (perdónenme los sabios científicos y definidores existenciales). Pero el tercer grupo, el que se dice racional, ese que construye cohetes, aviones, carros, edificios, ha dado al traste con la libertad. En su redefinición de la libertad, le ha interpretado para justificar la privación de la misma, a la naturaleza misma. Esos racionales no son parte del medio que los originó, no, ellos son dueños de la creación. Algunos pocos creen tener propiedad sobre la tierra, las aguas, el sol, las semillas. Llegan a los extremos de erigirse dueños del trabajo y la creación de sus semejantes, de disponer de la libertad ajena, a cambio de salarios miserables, ponen precio a una libertad racionada a las posibilidades de pago de cada cual. Si tienes fortuna puedes tener mayor libertad de ser esclavo de los adelantos tecnológicos, esa fortuna te permite accesar a una educación liberadora, que te convertirá en opresor de la libertad ajena, a cambio de eso dispondrás de inmensas cantidades de monedas que te esclavizaran a un banco, un status, una chequera, un impuesto obligatorio y a aparentar otra realidad diferente a la verdad.
Ante todo esto pregunto ¿Quién es más inteligente, el hombre los animales o los árboles? De los tres, solo uno ataca y destruye a los otros dos y a si mismo para convertirlos en dinero, sin detenerse a pensar que si no conviven los tres en armonía, todos desaparecerán irremediablemente. En su egoísmo y torpeza, los hombres pensamos que solo nosotros somos inteligentes, que los otros seres vivientes no piensan ¿será por que no son egoístas como nosotros? ¿Quién posee la verdad? ¿Qué es la verdad? ¿Cuál es la verdad?
