La conducta que la oligarquía parió

Los monopolios capitalistas con sello de exclusividad, fue adoptado por las oligarquías en todos los órdenes de la economía, en su crecimiento, desarrollo solo el capital como guía. Con el transcurso de los tiempos estas parieron alternativas exclusivas también, pero, deformadas con el humanismo y la sana convivencia: La especulación, el acaparamiento, la anarquía, la evasión de impuestos, la discriminación y la desigualdad, promovieron la pobreza y dividieron la sociedad.

Esta conducta se dirige a un grupo pequeño con influencia política económica, que utiliza esta dirección en su propio interés para la desestabilización de una nación, afectando los gobiernos, cuando utilizan sectores estratégicos como la alimentación para lucrar, proporcionando un clima de actitudes radicales, ya que entran en juego la disponibilidad de alimentos y otra que sean asequibles. Es un hecho demostrado en todo el mundo, que el aumento brusco o paulatino de los alimentos genera malestar político-social. Una de las tristes consecuencias de parir conductas especulativas para un área de derechos humanos como es la alimentación originando la guerra de las hambrunas.

La alimentación, su control, es uno de los sueños que persigue el capitalismo por medio de las trasnacionales como Carguill, Monsanto, Nestlé, Parmalat, y otras. El acaparamiento es una de sus prácticas favoritas para aumentar los precios de la canasta básica para impulsar la seguridad alimentaria basada en la capacidad de compra de los países, afectando la soberanía alimenticia, política de desarrollo agro-industrial llamada a sustituir los productos importados por los de producción nacional. En virtud de la atracción incontrolada de capitales extranjeros para acaparar el negocio de la alimentación sosteniendo monopolios oligarcas locales, estos ponen el grito en el cielo por el mal precedente que origina la intervención de empresas locales, en este caso de arroz, ya que afectan los otros intereses de capital que esta industria sostiene como los químicos para la agricultura, la transportación y distribución de alimentos siempre en manos de intermediarios, quienes son los causantes del incremento de los precios en más de un mil por ciento. Cadena especulativa que la soberanía alimentaria destruye, obviamente protestan y amenazan.

La FAO considera que la distribución de alimentos, la seguridad alimentaria, junto con el abastecimiento de agua, ya son los mayores problemas del siglo XXI. Ahora mismo la producción mundial de alimentos es suficiente para satisfacer la necesidad de la población del planeta, siempre y cuando se distribuyera bien, a pesar de los monocultivos para los biocombustibles, negocio que incrementa el costo y reduce la producción de alimentos. Pero la realidad es que unos 900 millones de seres humanos padecen de desnutrición. Se trata de un fenómeno que amenaza a las mujeres y a las familias, pone en peligro a sociedades enteras, porque sus efectos duran por el resto de sus vidas. Propensos a contraer enfermedades, mermados intelectualmente, son los síndromes de la desnutrición proteico-energética, calificada como emergencia silenciosa, según la UNIDEF y la OMS, quienes dicen: “sufre y pega a los que menos tienen y es el más vulnerable, los 11 millones de niños menores de 5 años que mueren anualmente por falta de alimentos” Resultado del sistema capitalista, refinado por las oligarquías en cesáreas monopólicas de exclusividad.

El mundo está en crisis financiera y los monopolios siempre en manos de las trasnacionales y las oligarquías locales continúan con su abuso, le agregan al arroz saborizante para venderlo a doble de precio, cuando el verdadero sabor lo pone tu madre, esposa, hermana o tu mismo, cuando le agregas ajo, cebollín, sal, producen un rico sabor. Lo que no tiene sabor es la inmoralidad de la ambición porque no aceptan la ganancia normal, moral ya que están acostumbrados a lucrar sobre el 1000%, costumbre parida por la oligarquía venezolana. Muchas familias no pueden satisfacer sus necesidades mínimas, no pueden destinar todos sus ingresos solo a la alimentación. Imaginen si este pueblo no tuviera la posibilidad de acceder a la salud y educación gratuita, con la anarquía generada por estas empresas alimentarias. Imaginen también si no existiera este gobierno revolucionario, la agricultura estaría declarada en un 90% para la siembra de materia prima para los biocombustibles, maíz, soya, caña, palma africana. Con el trato dado al pueblo en la cuarta república, el acceso a la carne, pollo, leche, estaría prohibido para el pueblo, serían productos selectivos para “gente de clase”

La alimentación tiene que nacionalizarse en su totalidad, porque implica la soberanía alimentaria de la nación. La alimentación en manos privadas origina grandes trastornos sociales restando el desarrollo del proceso, ya que es usada permanentemente como elemento desestabilizador. Otro de los problemas, es que la mayoría de estos ciudadanos burgueses piensan que tienen derechos sobre enormes extensiones de tierras y simplemente no producen por no estar de acuerdo políticamente con la revolución. Expresiones como prefiero regar la leche, prefiero vender, que otro se joda, muestran esta tesis de parir conductas oligarcas inhumanas.



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Raúl Crespo


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