La Pluma de Galíndez

El Socialismo no es Comunismo

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EL SOCIALISMO NO ES COMUNISMO

El socialismo es humanismo y debe basarse en la verdadera estructura de la sociedad. Desde comienzo del siglo XIX, el socialismo se refiere a teorías y acciones que defienden un sistema económico y político fundamentado en la socialización de los sistemas de producción. En el comunismo se propugna una sociedad en la que los recursos y medios de producción pertenezcan a la comunidad y no a los individuos, sin embargo se observa que esta ideología política debe luchar por medio de la revolución para lograr la abolición de la propiedad privada. Algunos de los conceptos de la sociedad comunista suponen que no se necesita que haya un gobierno coercitivo y, por lo tanto, la sociedad comunista no tendría por qué tener legisladores. La responsabilidad de satisfacer las necesidades públicas recae en el Estado. A diferencia del comunismo, el socialismo como concepto ha ido adquiriendo diversos significados en función del lugar y la época donde arraigue, por ello se habla del socialismo del siglo XXI. Cada época traza o dibuja un concepto.

El concepto comunista de la sociedad ideal tiene sus antecedentes, en la obra “La República” del filósofo griego Platón y las primeras comunidades cristianas. La idea de una sociedad comunista, a principios del siglo XIX al igual que el término socialismo surgió como respuesta al nacimiento y desarrollo del capitalismo moderno. El socialismo respeta la propiedad privada bien evidenciada. La propiedad es la primera base de la libertad, y la libertad es la primera base de la democracia. Sobre estos dos principios descansa el socialismo y se legisla para conformar el ordenamiento jurídico tendente a proteger los intereses y derechos del soberano. El pueblo se siente representado en el parlamento. Esto es socialismo.

En el socialismo no se niega la propiedad privada y se respeta la economía mixta. Se profundiza en los medios de producción estratégicos y la propiedad social. Se desechan las costumbres impuestas por la transculturización y el mundo capitalista. Los bienes deben orientarse hacia la función social, con respeto a la propiedad individual. Aportar ideas y desarrollarlas en beneficio de la comunidad. Con el socialismo se propone una profunda transformación política, económica, social y cultural. El socialismo no está al servicio de la dominación, ni acepta mentes supremas que le impongan un recetario sobre su conducción. Hay libre albedrío en el aporte de conceptos y desarrollo de capacidad, actuando con autonomía en pro de la propiedad colectiva. La perpetuación de la injusticia encuentra su opositor en el músculo del socialismo. Se persigue la equidad y la justicia social a favor de la felicidad comunitaria. Contiene el socialismo una visión política integral y progresista.

El verdadero socialismo humanista no concibe amos ni jefes de nadie. No quieren un Estado centralizado ni un Paraestado que lo reemplace. En un mundo que se globaliza velozmente y que muestra los síntomas del choque entre culturas, etnias y regiones debe existir un humanismo universalista, plural y convergente. En un mundo en el que se descomponen los países, las instituciones y las relaciones humanas, debe existir un humanismo capaz de impulsar la recomposición de las fuerzas sociales. El comunista, el humanista y el socialista son emprendedores y seguros de sí mismo.

Los socialistas no son comunistas, aun cuando en su concepción ideológica haya trazos o rasgos semejantes, son dos visiones de distinta aplicación. El socialismo se aplica en nuestro país con sujeción al ordenamiento constitucional, depositando poder en el pueblo traducido como el socialismo del siglo XXI. Y hasta la próxima, si Dios quiere.

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