Sobre un compañero que nos enseñó el valor de la lucha: Francisco Fernández

La muerte no es verdad cuando se ha cumplido 

bien la obra de la vida;         

       José Martí, 1876

Con este escrito, damos inicio al relato sobre un venezolano ejemplar, compañero, compatriota que bien podríamos equiparar con aquel “hombre nuevo” por el que el “Che” se esforzó en formar en los albores de la Revolución Cubana. Pues bien, este personaje es Francisco Fernández, Sociólogo, bibliotecario, contructor y agricultor urbano, que el 11 de mayo de este año alzó vuelo para otros confines, pero en su estela  nos ha legado un invalorable ejemplo que debemos realzar. De Francisco bien pudiese decirse lo que Fidel afirmaba del Che: “era de aquellos por quienes todo el mundo sentía inmediatamente afecto, a causa de su sencillez, de su carácter, de su naturalidad, de su espíritu de camaradería, de su personalidad, de su originalidad”. Todos los que conocimos a Francisco podemos dar fe de ello. Conocimos a Francisco a finales de los años ochenta del siglo pasado, trabajaba él en la Dirección de Redes Estadales de las Bibliotecas Públicas, allá en la calle París de Las Mercedes, acá en Caracas.

 Allí contactamos a una persona trabajadora, muy organizada y competente en su trabajo; también a una persona de dilatadas ideas socialistas, marxista, guevarista, fidelista, bolivariano, siempre preocupado por sus compañeros de trabajo, pudiésemos decir que los principios de solidaridad los llevaba al límite. Allí le conocimos junto a su pequeña hija Lara a quien muy amorosamente llevaba algunas veces a su trabajo, luego conocimos a sus hijos varones por los predios de la UCV, a donde los llevaba a las piscinas. En esos años también, nuestro camarada se encontraba en la misión de levantar al movimiento sindical de los empleados y de los obreros. Era una labor callada, acuciosa, venciendo los temores que pesaban en los trabajadores ante una represalia de  las autoridades de la llamada “cuarta república”. De las conversaciones de esa época, nos hablaba de su natal “El Poblado”, sector de la Isla de Margarita y nos refería la ternura de sus padres y el  amor de sus hermanos, además nos contaba de su participación en el liceo, los inicios de su formación política. 

Posterior a ello su participación política en los sectores populares, su trabajo en la antigua Fundacomún, sus vivencas en oriente y en Caracas. Nos hablaba de la importancia de reactivar el Sindicato de la Biblioteca Nacional. Insistía mucho Francisco en la necEsidad que teníamos los trabajadores de leer, estudiar, formarnos, prepararnos en todos los terrenos. Era aquella una época en que Francisco se encontraba construyendo la casa donde residía con su familia en Catia. En realidad Francisco se montó en un apostolado para la organización del Sindicato, para ello pidió su cambio para la División de Distribución en el Foro Libertador y contactó a los compañeros que habríamos de formar la primera directiva: Francisco Fernández, Luis Villafaña, Ronald Lessire, Gustavo Herrera, Wolfgang Vicent, Orlando Soto,  Ivan Ávila, Pastor Rodríguez y Luz Carrera. 

Con este equipo se inició la lucha sindical en BN. Recordamos con mucha emoción nuestro acercamiento a los compañeros de la Rebelión Militar de 1992, encabezada por Hugo Chávez Frías, la constitución de los sindicatos y sus federaciones en las instituciones de cultura, en la constitución de las organizaciones bolivarianas sindicales. Se aupó la Constituyente con el apoyo popular en la elaboración de material divulgativo para entender este proceso. El trabajo sindical a partir de 1992 fué de altura: afianzando la participación de los trabajadores, apoyando el movimiento de las prestaciones sociales, prestando nuestra colaboración ante emergencias y desastres nacionales e internacionales (Tormenta Brecht, Huracán Mitch en centroamérica, desastre de Vargas de 1999, entre otros.). Fue permanente nuestra defensa y asistencia al trabajador, la firma del Contrato Colectivo, la creación del Servicio Médico Odontológico, el logro del Fideicomiso de las prestacioes sociales. En esa época se publicaron dos medios de difusión: “Las otras voces” y “Entre la ceiba y el samán”. Todas esas acciones tenían la orientación permanente de Francisco Fernández. 

Francisco y todo el equipo sindical hicimos acto de presencia en Puente Llaguno en defensa del Presidente Chávez. En el año 2003 se inicia un nuevo proceso en la Biblioteca Nacional que denominamos “la cogestión sindical”, por la cual algunos dirigentes sindicales pasaron a asumir cargos directivos en apoyo a la gestión de Hugo Chávez Frías. La Dirección de Bibliotecas Püblicas la ocupó Francisco, quien ya venía de coordinar las Bibliotecas del Estado Bolívar. Fue Francisco el que impulsó en nuestra institución la implantación de las Misiones Sociales que instauró el Presidente Chávez. Al día siguiente del lanzamiento de la Misión Róbinson, Francisco se nos acercó y nos recomendó que nos dirijiéramos al Capitán Otaiza en el INCE para poner a la órden de la MIsión todas las instalaciones de la Biblioteca Nacional y de la Bibliotecas Públicas para el arranque de la misma. Después de ello comenzaron la Misión Rivas, los inicios de los estudios de Medicina Integral y de la Misión Cultura, todos en BN. Francisco comandó la distribución de los libros de “El Quijote” y “Los Miserables” en todas las Plazas Bolívar de Venezuela. Francisco mantuvo una directa gestión de las bibliotecas públicas de Caracas y del interior del país, siempre preocupado por su buena marcha y que el trabajador contase con un buen respaldo para su mejoramiento en sus condiciones de vida. Francisco prologó el libro de Jesús E. Araque “Tiempo de Revolución (2010), allí manifestó que “Para quienes hicimos vida política clandestina en el interior de la República y llegamos a la capital en la primera mitad de la década de los sesenta, resultaba impresionante el nivel y rebeldía de la población de los barrios y parroquias de Caracas”.

Autor: Wolfgang R. Vicent VIelma. Trabajador de la Casa de Nuestra América José Martí y Profesor de la UNEFA. Caracas, 10 de junio de 2023

Testimonios sobre Francisco Fernandez

Cuando estudiaba en la UCV. Un día en la Av. Baralt, bajando del autobús, se le acerca un señor y le dice que tenía hambre, Chiche le dio todo lo que tenía en el bolsillo y se fue a tomar el transporte de la universidad, al terminar la clase se dio cuenta de que no tenía para el pasaje para regresar a su casa. Le tocó irse a pie desde la UCV hasta Catia, porque a él no le gustaba pedir cola ni colearse en los autobuses. El hijo mayor, Sacha Pavel, era un niño que aprendía todo lo que le enseñaba, lo llevaba a la universidad a clases porque no teníamos quien se quedara con él. Cuando nacieron sus hermanos, Chiche los llevaba al parque, les leía cuentos, poesía y les cantaba canciones de Soledad Bravo, Luis Mariano, Alí, Serrat, etc. Cuando Lara era pequeña, él comenzó a trabajar en la biblioteca, y viajaba porque era supervisor, Lara lloraba mucho cuando él se iba, y él tenía que dormirla antes de irse, le cantaba canciones de protesta, de Serrat, Alfonsina y el mar, etc.  Chiche fue un excelente padre. El mejor de todos. Le gustaba hablar con los niños en la calle. Los inducía a leer, igual a todas las personas les decía que debían leer, que debían estudiar, a todos los muchachos y no tan muchachos del Barrio les decía: lean, estudien. En la comunidad mucha gente lo quería, admiraban y respetaban, siempre sus amigos lo buscaban para hablar. A Chiche desde niño siempre leía, le gustaban los libros, siempre andaba con un libro en la mano, leía hasta 2 libros a la vez. Leía todos los periódicos, los subrayaba, hacía notas. Cuando le preguntaba algo sobre el marxismo, me  contestaba  Cuando Chávez hacía los Aló Presidente y decía algo, decía Chiche, eso lo dijo fulano y así era, Chávez lo confirmaba a continuación. Judith Patiño, su esposa.

Que ironía. Mi papá era una madre. Y justamente un día de la madre hace 2 años fue cuando me avisó mi cuñada, que a mi papá algo le pasaba. Y no quería que me dijeran nada. Ese día lo fui a buscar y empezamos a transitar el amargo camino de su enfermedad. Mi padre era una madre, porque cuando éramos chiquitos y nos enfermábamos y nos cuidaba, velaba nuestros sueños. Pavel era asmático y hasta grande cuando se enfermaba mi papá dormía con él y lo cuidaba. Cuando ya éramos grandes y llegábamos a Caracas cocinaba para nosotros. Siempre algo especial. El cocinaba muy sabroso. Cuando le dije que estaba embarazada,me dijo ojalá paras morochos y se puso muy contento, el adoraba a sus nietas y a su nieto. A él le encantaban los niños, decía que había que aprender de ellos, jugaba con ellos como si el también fuera un niño, les leía cuentos y siempre decía, tienen que estudiar, hay que leer. La lectura es muy buena. Y eso no solo nos lo decía a nosotros. Se lo decía a cualquier persona que tuviera la oportunidad de hablar con él. Cuando yo tuve mi primer novio él lo tomó con calma y conversaba conmigo y con el que fue mi novio, muy por el contrario de mi mamá que se molestó muchísimo. Y por eso y muchas cosas más, yo pienso que mi papá era una madre. Y para seguir con las ironías casi se fue de este plano el día de las madres.  Lara Fernández Piñango, su hija.

Lamento profundamente la pérdida de  tu papá, seres únicos y excepcionales del pasado. Camilo Arce.

Un día en la calle, en Caracas, saliendo de la calle Plaza, íbamos caminando mi abuelo y yo, recién terminábamos con unas plantas que habían en la casa y cuando íbamos a mitad del camino hacia la plaza Sucre una señora se para y nos regaló un cachito. Pensamos que nos vio cara de indigentes, ya que íbamos desarreglados, luego de eso nos deseó un buen día  se fue demostrando que hay personas buenas. Rubén Francisco Cartaya Fernández, su nieto.

En el año 1980, conocí al camarada Francisco Fernández en la Biblioteca Nacional. Mantuvimos una amistad por 43 años, nos identificamos en nuestra forma de pensar político. Era marxista-leninista, teórico práctico. Mis conversaciones con él eran de horas agradables, disertábamos en las áreas de política, de Economía, social, y cultural, sobre los acontecimientos nacionales e internacionales, fue un venezolano excepcional, que mantuvo sus ideales hasta el final. Lamento  profundamente su partida, le recordaremos como un verdadero revolucionario. Jesús Enrique Araque.

Lo conocimos en el año de 1977, en Catia. Siempre estaba presto a ayudar y como regla general, cuando conversábamos con él, nos daba enseñanzas sobre la vida, la política y la situación del país. En los años 1978-1979 participó conjuntamente con Simón Romero Madriz, Andrés Sáenz, vecinos de la calle Plazas, y otros compañeros, en el Comité de Solidaridad con Nicaragua y el Frente Sandinista de Liberación Nacional que triunfó el 19 de julio de 1979.  Cuando, Chávez gana las elecciones y en 1999 firma un Decreto convocando a una Asamblea Nacional Constituyente, un grupo de comunicadores populares elaboramos una revista llamada “Dos Semanas” donde se explicaba de forma pedagógica y sencilla en qué consistía la Constituyente, los pasos de su conformación, como se podía contribuir en la redacción de articulados y las diferentes etapas que esta tendría hasta la redacción de una nueva Constitución para el país. Francisco fue solidario con esa revista que logró imprimirse a través del Sindicato de Empleados de la Biblioteca Nacional del cual era Secretario General. Francisco fue también uno de los promotores para la creación  de la Biblioteca “Simón José Romero Madriz”, en el Centro de Desarrollo Endógeno Fabricio Ojeda en Gramoven. Últimamente contribuía en la siembra de hortalizas, tubérculos y frutales. Vuela alto, hasta siempre compañero. Daniel R. Madriz. 

Señor Francisco: Amigo de mi corazón, aunque nunca lo llamé por su nombre, para mí fue Chiche. Como no recordarte, si fueron muchas cosas que me enseñaste. Me acuerdo cuando me ibas a decir algo, me decías “carajita eso no es así”.  Dios le conceda el lugar que merece en un lugar lleno de luz, amor, paz, porque usted se lo merece. Carmen Córdova Martínez.

Francisco se enteró que me enfermé y confrontaba problemas con los triglicéridos y el colesterol, llegó a la casa con unas sardinas al horno con ensalada y una sopa de sardina, me dijo ¡carajita! Cómete esto que es muy bueno, siempre me decía que yo era una revolucionaria sifrina. Xiomara Madriz Ruíz. 

Su gente del Estado Bolívar, donde fue Coordinador de Bibliotecas Públicas

Lamentamos mucho el fallecimiento del Sociólogo Francisco Fernández. Recordamos su llegada para el año 2001 como Coordinador de la Red por Biblioteca Nacional, para ese momento conformado por un equipo bibliotecario presidido por la Bibliotecóloga Licenciada Yolanda Lavadid, Coordinadora saliente en su condición de jubilada, junto a su personal, por nombrar algunas, Flor Rodríguez, Luis García, Carmen Bayer, Mercedes Campo, María Mirelis, Azucena Ayala, Olinda Álvarez, Petra Fernández, Marina Villarroel, Rosana Campos, Irai Heredia, Daniela Marín,  compañeros de mantenimiento Víctor, Aida, Deyanira, Yadelin, Mario, entre otros que desde el primer momento que entró por la puerta principal de la BPC Rómulo Gallegos,  sentimos que llegaba un ser maravilloso. Compartimos y sentimos la partida de este gran hombre, pedimos al todopoderoso para que lo reciba en su seno y que desde allá continúe con esa jornada, con ese hombre maravilloso que dejó un legado hermoso. Descansa en paz gran amigo y mucha fortaleza a la familia. Francisco formó  una gran amistad.  Francisco un gran amigo, buen profesional, amable, agradable, y muy humilde sobre todo, a veces en su silencio decía muchas cosas. Bondadoso, siempre dispuesto a apoyar a través de su conocimiento. Compartimos muchos momentos de trabajo conversatorio de amistad, almuerzos, fuimos un equipo muy fortalecido, incluyendo a nuestro amigo Araque. Amigo Francisco siempre estarás en mis recuerdos, Paz a su alma. Que el Señor le de fortaleza a sus familiares. Yolanda Lavadid.

Amable, cariñoso, atento, amigo de los amigos, de comer, cocinar con nosotros, mucha unión. (Flor Rodríguez). Hablar de Francisco Fernández es hablar de humildad, unión, aprendizaje, solidaridad. Su estadía con nosotros fue una comunión familiar. Descanza en paz gran hombre en la paz del Señor . Olinda Olivares.

Mis primeros encuentros con Francisco fue una pregunta que me realizó, ¿nosotros como que somos familia? por tener el mismo apellido. Compartir con él fue maravilloso, disfrutar las fritangas de pescado, los caratos de mango en la biblioteca, sus conversatorios, el conocer el jengibre como chicle medicinal, sus enseñanzas de sembrar muchas plantas medicinales y ornamentales dentro de las bibliotecas. Descansa en paz. Petra Fernández.

Bella persona, buen consejero respecto al trabajo.  Irai Heredia.

El nos guardaba carato de mango, sus ojos azules me daban mucha pesadez, buena persona, buen jefe. Danira Marín.

Dejó honda huella en su buen trabajo, es la herencia que nos deja de compartir y aprender de él. Sociólogo, humanista, recuerdo cuando visitando al municipio Sucre del Estado Bolívar fue quien sugirió mi cambio a la pública central. Un caminante con desapego. Me habló de los petroglifos históricos por rescatar, para avanzar en la parte histórica de nuestro estado. Gran pensador con locura de lo simple para alcanzar la felicidad. Descanse en paz. Magbis Toledo.

Francisco el conuquero socialista por el amor a la siembra de las plantas medicinales y ornamentales en las bibliotecas públicas. Carmen Bayer.

Eran muchas conversaciones que compartimos. Me contó una anécdota de los primeros italianos que llegaron a la isla de Margarita. Los llamaron los comeburros, ya que no podían ver un burro suelto en la sabana porque se lo comían.  Gudiño.

Sus sobrinas en oriente le recuerdan

El tío Francisco, Chiche fue un ser excepcional, brillante en todo el sentido de la palabra porque tenía esa biblioteca ambulante en su cabeza que nos enriquecía con sus grandes consejos a todos los que tuvimos el gran privilegio y el placer de conocerlo, era de espíritu aventurero y libre. Muy soñador, tan paternal y con un amor para todos, fue amante de la naturaleza, de la siembra. En una estancia de él acá en Margarita nos enseñó a criar conejos junto a nuestro padre Miguel Ángel, también nos enseñó a hacer compost para los cultivos. En sus vacaciones acá en la isla, era frecuente que nos llevara a largas caminatas a la sierra, al Valle del Espíritu Santo y bajar por  La Asunción. Nadiesda Fernández.

Un detalle del tío Chiche era que gustaba mucho caminar. Recuerdo la vez que fui a Caracas a retirar mi título. Estaba aterrada de ir solo allá. Mi tío  me recibió y me acompañó, me dio un gran abrazo de bienvenida. Recibí de él todas las atenciones y apoyo. Recuerdo que me decía “te quiero mucho carajita, estudia, prepárate, lee”. Fuiste una persona honesta y honorable, incorruptible. Tu recuerdo será imborrable. Perla Fernández.

Mi tío Chiche fue el tío de los paseos aventureros, el de los consejos, un hombre de gran calidad humana, el más cariñoso y amoroso de mis tíos. Me apoyó siempre en mis estudios de Medicina, pasó a ser mi papá cuando el mío murió. El tío que primero me regaló libros de cuentos y luego libros de Medicina durante toda mi carrera. Gracias por tanto amor, cariño, eternamente agradecida por todo lo compartido. Milirangel Fernández.

Nota: de la Biblioteca Nacional y de las Bibliotecas Públicas se recibieron numerosímos mensajes de sus compañeros de trabajo que siempre le recordarán como el gran amigo, el hermano, el solidario, el maestro, el profesor de todos!



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Wolfgang R. Vicent Vielma

Trabajador de la Casa de Nuestra América José Martí en Caracas y Profesor de la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada Bolivariana (UNEFA)

 wolfgangvicent@gmail.com

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