Cambio de época, esperanza abierta

Nadie puede preveer con claridad al momento de producirse, cuando algún acontecimiento modifica el curso de la historia. Así sucedió con la Revolución francesa en 1789 anticipando el siglo, como antes había sucedido con el llamado "descubrimiento de América" que inició según Hegel la Modernidad. En nuestro tiempo desde las Torres Gemelas y antes la Caída del Muro de Berlín, fueron hecho paradigmáticos en ese sentido y hoy es quizás la Pandemia desnudando las miserias del mundo "civilizado", colocando en crisis el sistema que había naturalizado la muerte, fortaleciendo la aparición de nuevos jugadores en el tablero internacional, la que prefiguró el escenario de guerra que hoy estamos viviendo. La crisis de los capitalismos y su pugna por las áreas de influencias siempre llevó a la Humanidad a los horrores de la guerra.

Nunca se percibe con claridad cuando las condiciones objetivas han cambiado, cuando los acontecimientos en su cataratas de fotos sin integrar, sin ver la película completa, impide completar un cuadro de situación nacional e internacional, que generalmente es amputado por una prensa hegemónica que sólo comunica en función de sus propios intereses, clausurando la información de aquellos hechos que lo afectan. Por esa razón y sólo en función de ejemplo, el flujo de acontecimientos actuales en Eurasia es parcial, manipulado, tergiversado o plagado de mentiras, que llevan a la población a percepciones equivocadas de la situación.

Lo mismo sucede con la información nacional, frivolizada y parcializada que oculta los acontecimientos que suceden diariamente cuando éstos son noticias favorables a los pueblos. Ejemplo de esa situación es el despliegue de arranque de los trenes argentinos que han vuelto a vincular, cientos de poblaciones impedidas hasta ahora de ese servicio siendo más de 70 las estaciones inauguradas, algunas con servicios diarios.

Podríamos plantear en el mismo sentido la Vacuna Grieson para el COVID de producción nacional, lo mismo que los satélites ARSAT en órbita y los SEACOM listos para enviar que han permitido enlazar 1700 centros de atención primaria en 19 provincias argentinas; el reactor nuclear de baja intensidad Carem de última generación; los radares 3D de control del espacio soberano; la exportación de centrales Hidroeléctricas de industrias Pescarmona de Mendoza que salvó Néstor Kirchner en su presidencia; cientos de escuelas nuevas y hospitales en todas las provincias, pero que solo se publican en medios locales y en forma direccionada, comprimida y manipulada en los Medios dominantes, que llevan al desánimo y la resignación a la población.

Así como no se puede negar la inflación y su impacto en el bolsillo de los argentinos, dramático cuadro de situación sin dudas en éste período de pos guerra pandémica, pos saqueo neoliberal y en plena guerra mundial, tampoco se pueden ignorar los hechos de la preservación del empleo en estos períodos de guerra, como el sostenimiento de los sectores más desprotegidos de la comunidad. No alcanza es cierto, se debe trabajar más a fondo en la distribución del ingreso, más cuando el país crece en un ritmo acelerado en su producción industrial y prestación de servicios. No es la teoría del derrame de la cual que debe esperar el pueblo argentino respuestas, sino de la acción enérgica de control estatal sobre la monopolización de las cadenas alimenticias, partícipes sus empresarios de crear situaciones golpistas en el país.

Entonces dejando de lado el diagnóstico situacional local, enfrentamos una confrontación global de modelos, que suponen una disputa de poder de hegemonías entre dos mundos: el Unipolar y el Multipolar, en los cuales los países dependientes o emergentes, se encuentran presionados-extorsionados por los imperios en sus antiguas posesiones o áreas de influencia, en un período de cambio epocal, que está determinando un nuevo mapa internacional.

Los Imperios que tienden a perder poder, nunca se retiran humillados, necesitan de guerras, reaccionan como lobos feroces en donde antes pastaban como ovejas, que ahora son leones que defienden sus nuevos roles. Ese mundo que asoma, es Multipolar con ampliación del multilateralismo, es decir nuevas relaciones internacionales en un marco de igualdad, sin prepotencias globales que incluían invasiones militares, millones de muertos y desplazados, siempre en nombre de la libertad y la democracia. Ese escenario, ante el giro internacional hacia el Oriente, es diferente al mundo occidental y cristiano (eufemismo que define la alianza atlántica) para el resto del planeta, menos para América Latina que sufre el síndrome del gato encerrado, ante la debilidad de EEUU que lo transforma en pantera, ejerciendo hacia lo que considera "su patio trasero", último bastión de sus áreas de influencia, una presión política, económica y militar mayor.

Pero los Pueblos que son quienes escriben la historia, suscriben la creación de nuevos paradigmas internacionales desde las certezas que el sufrimiento y dolor que provocan los procesos de guerra, amputando la posibilidad de desplegar a EEUU y sus aliados una escalada superior de nivel nuclear, que sería en definitiva el cierre del capítulo humano en el planeta Tierra.

Es entonces hora de pensar los nuevos caminos en los cuales transitar, sobre los cambios estructurales a realizar para posicionar los nuevos derechos de última generación en la biblioteca constitucional, como aquellos ejes soberanos estratégicos sobre los cuales no se puede ceder decisión nacional, incorporando además derechos a la participación popular plena como poder constituyente y por ende destituyente desde lo plebiscitario, conformando con las organizaciones libres del pueblo, la Comunidad Organizada que lo transforme en sujeto y protagonista de la historia y no en simple espectador de una obra ajena a sus intereses, que se erige en una democracia debilitada por los factores del poder real. Siempre pensado desde la Patria Grande como espacio común de desarrollo de los pueblos latinoamericanos.

Ese camino abierto por las nuevas situaciones mundiales pero también por las circunstancias de un despertar regional que auspicia, fuertes confrontaciones con el poder imperial, es que la esperanza, asociada con la lucha de los pueblos, está vigente después de décadas neoliberales, que no sólo ahogaron derechos sociales, impusieron políticas de saqueo, provocaron represión y muertes, sino que pretendieron desmemorizar la identidad de los pueblos en un avance colonizador que alcanzó el marco institucional de los países, debilitando la democracia y permitiendo el ejercicio real del poder por fuera de los marcos institucionales, marginando las mayorías populares.

Ese tiempo se está terminando, no porque el poder real retroceda, sino porque la actitud de los pueblos avanza, a paso lento es cierto, como cantaba Zitarroza: "nada es más lento en su andar que un pueblo construyendo su historia" (1000 canciones para Argentina). Es esa esperanza que no se agota en números macro económicos, ni en explicaciones racionales, sino en los conjuntos de aspectos que hacen a la dignidad e integridad de una Patria. Es intangible, poco definida en su formato ese aspecto profundo que hace de los seres humanos su identidad y conforman sus utopías, con las cuales cargamos las mochilas de nuestras vidas, cuando tenemos un proyecto de vida para nosotros y nuestros hijos junto a una causa justa por la cual luchar.



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Jorge Rachid

Doctor, y dirigente peronista argentino. Asesor del gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Autor de El Peronismo pendiente, El genocidio neoliberal de fin de siglo y Sin Mordaza.

 @elkotur

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