Cómo, porqué y contra qué lucha la Revolución Bolivariana

Más allá del enfoque meramente político que se le da a la Revolución Bolivariana –como una lucha contra el “capitalismo salvaje”– está una serie de creencias que han propiciado el sometimiento de los pueblos del mundo y es contra ellas –no contra la creencia en Dios– que se lucha, porque Cristo dijo que la verdad nos haría libres.

1. El dogma por el cual unos pocos se auto denominaron “Elegidos” trajo como consecuencia lógica que se hayan apoderado de los recursos naturales del planeta, sometiendo a quienes estigmatizaron como “los arrojados del Paraíso” a toda clase de penalidades; sin la más mínima muestra de la conmiseración que el mismo dogma predica.
2. Los pueblos sometidos –productores de una riqueza que nunca imaginaron cuán inconmensurable ha sido– ya no quieren morir mansamente a manos de “los Elegidos”, para acceder al Paraíso de donde les “contaron” que fueron arrojados, y luchan por lograr aquí en la tierra un poco de descanso para su cuerpo y de reposo para su alma.
3. Se vive “El Final de los Tiempos” –unas de las verdades bíblicas a la cual más temen “los Elegidos”– porque está dicho que “los pobres heredarán la tierra”; no el Paraíso.
4. “El Final de los Tiempos” significa que a “los Elegidos” se les acabó el tiempo para enmendar sus injusticias, y a los pobres el Cielo les ha concedido el poder necesario para recuperar cuánto les ha pertenecido desde la creación del mundo.
5. Como éste es un proceso natural; es decir, divino, no existe poder humano capaz de evitarlo. Sólo el diablo se opone a Dios; pero, nunca podrá vencer al Omnipotente. Dios no combate “personalmente” al diablo y designa a sus criaturas para ello: en el cielo al Arcángel Miguel; en la tierra, al ser humano que decida aceptar la misión; sin que por ello, éste último, deba ser considerado como divino.
6. A quien acepta la misión encomendada, se le dota de la protección divina necesaria para que la cumpla; sólo morirá cuando el cielo lo determine, no cuando “los Elegidos” lo establezcan, por que lo consideren un obstáculo para continuar disfrutando de sus prebendas auto otorgadas.
7. El diablo terrenal es una organización creada por los “Elegidos” para perpetuar su poder sobre la tierra, y que, a través de los tiempos, ha permanecido oculta a los ojos del hombre común; pero, ha sido conocida por unos pocos que no vivieron lo suficiente para proclamarla; o que vivieron bajo el estigma de una locura, con la cual fueron convenientemente desacreditados.
8. La derrota de Goliat a manos de David es una bella alegoría que enseña el inmenso poder del hombre que cree firmemente en Dios. Si un solo y menudo hombre de campo, sin formación académica, ni guerrera, venció al soldado más poderoso del ejercito enemigo; ¿se imagina el inmenso poder que Dios concede a un pueblo que no sólo lucha por su propia justicia social, sino por la de todo el planeta?
9. “La verdad es hija de Dios”; la verdad es el arma más poderosa; la verdad hace temblar a quienes han construido sus imperios sobre la mentira; la verdad “no dejará piedra sobre piedra”, cuando llegue el día de la destrucción de estos imperios; “la verdad”, espanta más al diablo, que el mismo crucifijo; por la “verdad” murió Jesús; por “la verdad” que han ocultado “los Elegidos” mueren cada día miles de seres humanos.
10. Jesús, es “el hombre más divinizado” –o el dios más humanizado– que reconoce “la civilización occidental” y se le recuerda por su mensaje de amor, y por mostrarle a “los marginales” el poder divino dentro de cada quien, no por la indignación tan humana que mostró al ver los mercaderes en la Casa de Nuestro Padre; ni por el supuesto error (?) cometido al seleccionar a Judas. Al igual, los hombres que han producido cambios trascendentales en nuestra “civilización”, viven por sus aciertos; no mueren por sus errores.
11. “Una sola golondrina no hace verano”; un sólo hombre no posee los medios físicos para producir las transformaciones sociales requeridas, por ello sólo surge del pueblo cuyo corazón –no su “intelectualidad”– está preparado para ello; porque la inteligencia es un atributo divino de todo ser humano. Es por eso que son los llamados “marginales” –porque “los Elegidos” suponen que están, y deben permanecer, “al margen del Paraíso”– quienes siempre han aportado su esfuerzo físico y emocional para los grandes cambios de la humanidad.
12. “Los Elegidos” siempre han aprovechado estos “ejércitos de transformación social” para realizar sus “enroques de poder” y mantener su control a través de “nuevas marionetas gubernamentales”. Cuando no lo logran, reinician nuevos “procesos de cambio social”, hasta conseguir que todo vuelva a ser como antes; pero, con otra apariencia.
13. “Los Elegidos” jamás van al frente de los “ejércitos de transformación social”, porque siempre disponen de “mercenarios sociales” –sustancialmente retribuidos– a quienes les hacen creer que les será dada la membresía hereditaria por la excelencia de sus servicios, y hasta la residencia permanente en la “sede virtual” de tan restringido círculo.
14. “Los Elegidos” siempre infiltran los “ejércitos de transformación social”, con sus representantes –tan rigurosamente preparados en la manipulación de masas–, que pueden llegar a parecer los más radicales “defensores de la causa”, cuando su única misión es detenerla, desviarla, o desvirtuarla; de esta manera se ganan el aprecio del líder sincero, y éste puede llegar a convertirlos en sus más cercanos colaboradores; muy tarde puede ser, cuando se descubra la traición.
15. “Los Elegidos” han aprendido a manipular la mente humana, y pueden hacer creer que es un “deber moral” el oponerse a los procesos de cambio social, porque ellos van en contra de “los valores tradicionales”; es decir de los “mitos” que han enseñado durante siglos y de los cuales está prohibido dudar: ¡no vaya a ser que se descubra la verdad y ésta se convierta en la aliada natural de la causa que se pretende combatir!
16. Por justicia, terrenal y divina, se debe resarcir el daño ocasionado a nuestros semejantes. Ya que nuestras posesiones materiales no son, necesariamente, una indicación de nuestro merecimiento –pues pueden ser el producto de nuestra “astucia” para aplicar la justicia terrenal a favor nuestro, y en detrimento de otros–, si el momento ha llegado, no se puede alegar el despojo de ellas, cuando sólo se trate de la devolución a sus legítimos propietarios.
17. Los recursos naturales de una nación, y la riqueza que a partir de ellos se crea, son para beneficio del pueblo que la habita; no para “los Elegidos” y sus testaferros locales que venden su “ambiciosa alma política” a cambio de las migajas que escurren del “oculto mesón de los banquetes, donde los Elegidos festejan sus tropelías”, y alrededor del cual aquellos nunca se sentarán.
18. El poder que un pueblo gana para sí en sus esforzadas luchas sociales, jamás se lo podrán arrebatar, aunque para ello “los Elegidos” decreten la extinción total de todos cuantos lo conforman; incluyendo sus más “fieles servidores”
19. “El que muere por la vida no puede llamarse muerto”. “Quien abandona todo por ser útil a la patria, no pierde nada, y gana cuanto le consagra”. Quien vive para que otros mueran, muere cada día en el infierno de su propia inconciencia. Quien traiciona su patria para serle útil a la nación que trata de someterla no gana nada y pierde todo cuanto le den en pago de su traición.

luiserangel@hotmail.com


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Luis E. Rangel M.


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