Significación de la Subjetividad para el diseño de un mundo mejor

Cuando recibí la invitación para escribir acerca de las tesis fundamentales que sostiene el recién publicado texto Ecología Interior, por parte de Elíades Acosta, Director de la Biblioteca Nacional de Cuba y, a mi juicio, uno de los más destacados intelectuales comprometidos de nuestro país, en primera instancia sentí placer y orgullo, que pronto se tornaron en una indecisión contradictoria, pues el convite llevaba implícitos algunos retos difíciles de superar.

En primer lugar, como autor, tenía que reseñar yo mismo el libro, y en segundo me encontraba ante el problema de sintetizar de nuevo una obra que fue concebida como una síntesis. Tenía además la impresión de que si una aclaración de esta naturaleza fue manifestada por alguien a quien respeto mucho, ello dejaba implícito una especie de crítica, en el sentido de falta de claridad en sus fundamentos conceptuales. Por todo ello, en algún momento pensé no escribir estas líneas.

Con el paso de los días, sin embargo, tomé consciencia de la importancia de aceptar la invitación, pues me daba la oportunidad de hacer llegar a la conciencia pública algunas reflexiones posteriores a la escritura de Ecología Interior y, de paso, anunciar el propósito de escribir como libro un capítulo que fue suprimido en la edición, por considerar requería tratamiento detallado e independiente.

En el ínterin, se produjo la primera presentación pública del libro. La aceptación y las expectativas y polémicas que produjo, tanto en el lector promedio como en el especializado, constituyeron una motivación adicional para incursionar en el tema. La presentación duró más de dos horas y se vendieron casi todos los ejemplares destinados al efecto.

El libro comienza, luego de una especie de acertijo preparatorio, con un capítulo dedicado a la teoría del conocimiento, con la intención de preparar al lector en una forma de pensar holística, sistémica y compleja, como paso previo que le permitiese comprender y procesar el resto de su contenido, luego intento describir el Paraíso perdido de la especie humana, (la Comunidad o Comunismo Primitivo), para pasar de inmediato al Infierno, (las sociedades de clase) descrito tanto en sus fundamentos sociales como individuales, es decir, a casi la totalidad de la historia escrita, la mayor parte de Ecología Interior se ubica en el contexto del Infierno, cuya temperatura va alcanzando ya valores insoportables, que amenazan la existencia del ser humano y del planeta mismo.

Faltó el Retorno al Paraíso, capítulo de socio-ficción que cerraba la circularidad del texto y concluía el mismo de forma positiva y alentadora, como era oportuno en un autor que cree en el hombre y en sus capacidades para redimirse. Este fue suprimido en la edición a solicitud de la Editora quien, con razón, opinó que requería tratamiento detallado y análisis independiente, así como una búsqueda bibliográfica específica.

La intención cardinal de Ecología Interior es hacer reflexionar sobre aspectos de la vida humana vinculados a la subjetividad, la espiritualidad, la ética, los valores, el arte y la cultura en cuanto factores importantes a la hora de diseñar nuevas y mejores formas de convivencia humana. Sin dar recetas preparadas de antemano, sino resaltando las contradicciones inherentes a estos temas en las sociedades de clase o diabólicas, como decidí llamarles, con la intención de satanizar el orden imperante en todas las culturas basadas en la explotación.

En segundo lugar, y no por ello menos significativo, la necesidad de un enfoque realmente sistémico, holístico o complejo a la hora de repensar al hombre y su mundo. El problema epistemológico, el cómo conocer, la significación de los conocimientos y su imprescindible integración sintética y sistémica, el otorgar las prioridades necesarias, en fin, la necesidad de un método justo y preciso a la hora de pensar al hombre y su mundo social, que incluya a lo subjetivo y no eluda las contradicciones, que busque y encuentre la armonía y el equilibrio entre lo subjetivo y lo objetivo entre el ser y el pensar.

Por último, Ecología Interior se dirige hacia un intento de aplicación consecuente de estos postulados en el devenir histórico, tanto social como material, individual y colectivo, económico y social etc. Es decir, pretende constituirse en una especie de alerta o aviso, dirigido a los que estamos empeñados en la construcción de un mundo mejor, más justo y humano, en relación con la importancia de factores que a primera vista pueden parecer secundarios, optativos, que constituyen parte de la naturaleza humana o de lo eterno de su condición, cuando en realidad expresan sutiles formas de dominación, enajenación y explotación que pueden convertirse en importantes obstáculos para la imprescindible redención humana.

A partir de aquí, hay mucho espacio que ocupar y mucha tela que cortar. En primer lugar las afinidades selectivas que no oculto, Jesús, Marx, Engels, José Martí, el Che, Osho, Capra, Fidel Castro y otros, en cuanto Prometeos que se han atrevido a desafiar al diablo y trazar caminos nuevos. En este sentido he de apuntar que fueron Jesús, Engels, Martí y el Che, quienes más se aventuraron en el tema de la subjetividad y la espiritualidad como elementos trascendentes de la realidad humana.

Lo cotidiano, la forma en que día a día vivimos nuestras vidas, el como la sentimos, pensamos y valoramos, ha de ser puesta en el lente de los que nos empeñamos en mejorar al ser humano y al mundo, para desentrañar los condicionamientos diabólicos que pueden determinar el modo en que desplegamos la existencia, la revolución en el terreno espiritual, subjetivo, (emocional, familiar, artístico, laboral etc.) no es un asunto meramente optativo o intrascendente, ni surge espontáneamente a partir del cambio de las estructuras económicas, políticas, de propiedad o de poder, aunque ellas empujen y faciliten el cambio subjetivo. En este sentido el texto aboga por una actividad social cotidiana que implique una búsqueda activa y consciente de las formas realmente humanas de vivir la vida.

El pensamiento progresista y revolucionario necesita una teoría sistemática y una práctica consecuente y cotidiana de la espiritualidad, y los valores. La cultura, el arte y la recreación son, han sido, y seguirán siendo, la fuente nutricia mas fértil para este tipo de realidades. Las artes surgen y se desarrollan primero en los templos, en las prácticas chamánicas de todo tipo, y una filosofía existencial está en la base de toda obra, sea esta consciente o inconsciente, declarada o implícita. Por otra parte, el arte trata sobre la realidad, sus contenidos son tomados de la vida misma. Estoy convencido de que la influencia de los mensajes artísticos es tan eficaz como la de los científicos o filosóficos. Hace poco, Hugo Chávez confesó que fue una obra literaria la que más influencia tuvo en su postura política.

Y no se trata sólo de la poesía, o de la literatura, todas las artes se basan en una exposición, con la respectiva toma de posición, acerca de asuntos reales. Aunque a los artistas les pueda tener sin cuidado las repercusiones de su arte, no ocurre igual en el caso de los representantes del poder político y económico. No es por gusto que, en el inicio de la historia escrita, el poder político coincidió con el espiritual, y que la actividad de los artistas durante una gran parte de la historia estuviese directamente subordinada a estos poderes. Y no nos llamemos a engaño, esto sigue sucediendo. No es por mero azar que Lennon, Osho y otros representantes de la frustrada revolución espiritual de los 60 fuesen asesinados, ni que se le haya prohibido permanentemente la entrada a los EU a muchos intelectuales y artistas destacados, ni las persecuciones y presiones a las que fue sometido Chaplin, y muchos otros ejemplos, sean estos conocidos o no.

José Martí alertó acerca de estas cuestiones, veamos:

“Cuando las condiciones de los hombres cambian, cambian la literatura, la filosofía y la religión, que es una parte de ella; siempre fue el cielo copia de los hombres, y se pobló de imágenes serenas, regocijadas o vengativas, conforme viviesen en paz, en gozos de sentidos o en esclavitud y tormento, las naciones que las crearon. Cada sacudida en la historia de un pueblo altera su Olimpo.” (O.C. T13 P33)

Los pueblos inmorales tienen todavía una salvación: el arte. El arte es la forma de lo divino, la revelación de lo extraordinario. La venganza que el hombre tomó al cielo por haberlo hecho hombre, arrebatándole los sonidos de su arpa, desentrañando con la luz de oro el seno de colores de sus nubes. El ritmo de la poesía, el eco de la música, el éxtasis beatífico que produce en el ánimo la contemplación de un cuadro bello, la suave melancolía que se adueña de espíritu después de estos contactos sobrehumanos, son vestimentos místicos, y apacibles augurios de un tiempo que será todo claridad. ¡Ay, que esta luz de siglos le ha sido negada al pueblo de la América del Norte! El tamaño es la única grandeza de esa tierra. ¡Que mucho, si nunca mayor nube de ambiciones cayó sobre mayor extensión de tierra virgen! El ejemplo de la actividad, que sí ha asombrado tanto a la tierra, aplicado a la tierra, debe salvarlo y equipararla al cielo, cuando anime con igual empuje las naves veleras de las aguas, y las salvadoras realidades del espíritu.” (O.C. T19 P17)

¿Quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es indispensable a los pueblos? Hay gentes de tan corta vista mental, que creen que toda la fruta se acaba en la cáscara. La poesía, que congrega o disgrega, que fortifica o angustia, que apuntala o derriba a las almas, que da o quita a los hombres la fe y el aliento, es más necesaria a los pueblos que la industria misma, pues ésta les proporciona el modo de subsistir, mientras que aquella les da el deseo y la fuerza de la vida. ¿A dónde irá un pueblo de hombres que hayan perdido el hábito de pensar con fe en la significación y alcance de sus actos? Los mejores, los que unge la Naturaleza con el sacro deseo de lo futuro, perderán, en un aniquilamiento doloroso y sordo, todo estímulo para sobrellevar las fealdades humanas; y la masa, lo vulgar, la gente de apetitos, los comunes, procrearán sin santidad hijos vacíos, elevarán a facultades esenciales las que deben servirles de meros instrumentos y aturdirán con el bullicio de una prosperidad siempre incompleta la aflicción irremediable del alma, que sólo se complace en lo bello y grandioso.” (O.C. T13 P134)

El aspecto científico es otro elemento a considerar. Desde hace mucho se conoce la influencia de los factores económicos, sociales, espirituales y emocionales en la conformación de nuestra realidad fisiológica, es decir, en nuestra salud. El pensamiento metafísico le teme, como a un fantasma, a la simple mención de estas leyes, por lo que representan en cuanto a cuestionamiento de los sistemas de explotación clasista. La epidemiología social ha demostrado una y otra vez evidentísimas diferencias de mortalidad y morbilidad entre las clases y capas sociales de un mismo país, y entre los países desarrollados y subdesarrollados, entre diferentes culturas etc.

Sin embargo, muy pocos investigadores se dedican al tema, ni en la medicina ni en las ciencias sociales, ni en las humanísticas. Marx, Engels, Martí y el Che se han referido a este fenómeno, y en la ciencia, Cannon, Selye, Pavlov, Mario Timio y otros investigadores han hecho lo suyo en este campo.

Se ha demostrado la importancia del apoyo social, de la participación activa de los enfermos en su recuperación y en la prevención de los factores de riesgo. La esencia social del ser humano no es una mera afirmación filosófica, ni una forma de agitación política, es una realidad cotidiana y significativa de la vida de los individuos y grupos pertenecientes a nuestra especie, por lo que cualquier práctica seria sobre estos temas ha de incluir, necesariamente, la actividad grupal. El Guerrillero Heroico, Ernesto Che Guevara, precursor de la medicina social en nuestro país, y adalid del pensamiento y la conducta consecuentemente humanística y revolucionaria, se refirió en varias ocasiones al tema, en este sentido expresó; “Crear un cuerpo robusto, pero no crearlo con el trabajo artístico del médico sobre un organismo débil, sino crearlo con al trabajo de toda la colectividad social”, y en otro lugar apuntó que la medicina tendrá que convertirse un día en una ciencia que tenga como función orientar a la población acerca de sus deberes médicos y que sólo tenga que intervenir directamente en casos de extrema urgencia.

A veces se dice, lo cual hay que tomar como un símil, y no al pie de la letra, que la visita del Papa acabó con el socialismo real, y que el Pato Donald y Mikey Mouse también hicieron lo suyo, es decir, que la actividad sistemática en el terreno de la espiritualidad, la recreación y la cultura, en terrenos aparentemente alejados de la realidad social y política (cuando constituyen una de sus manifestaciones) pueden minar la existencia de la organización social. El cristianismo socavó las bases del imperio romano sin librar un solo combate militar, y sin enfrentamientos políticos directos, y este se vio obligado a maniobrar muy hábil para evitar ser destruido y que el socialismo apareciese en la humanidad casi dos mil años antes. José Martí, para este autor precursor insigne del Socialismo Americano, expresó acerca del tema lo siguiente:

“sólo el poder de Dios, - con la ayuda de la bolsa humana y de clérigos de cien mil pesos al año, - puede poner valla al mundo nuevo, al mundo anarquista, al mundo de cabello revuelto y rojo” (O.C. T12 P117)

Y proclamó la necesidad de una nueva religión que surgiría desde los pobres, desde los obreros:

“Creando, desde el taburete del obrero una religión nueva de amor activo entre los hombres” (O.C. T2 P279)

Para variar, pensemos, los revolucionarios, progresistas y gente honesta en general, que podemos ser los cristianos de la contemporaneidad, y unirnos para promover activamente nuestros valores espirituales, emocionales, filosóficos y morales, en cuanto promotores de calidad de vida y de salud, de felicidad y verdadero disfrute existencial. Valores que se expresan en lo mejor del arte y la cultura de todos los tiempos, comenzando por la Biblia y otros textos religiosos. Crear movimientos internacionales a partir del arte, la cultura y la recreación, que tengan como bandera los valores humanísticos y espirituales no directamente políticos, ni biológicos, ni económicos, pero con la conciencia de su vinculación intrínseca. Que la solidaridad no fuese limosna, que el amor no fuese una transacción comercial, que la esencia femenina fuese rescatada, que el egoísmo personal fuese combatido en todas sus manifestaciones, junto a su pariente más cercano, la propiedad privada, y que existiese no un grupo, sino muchos grupos de pensadores ocupados en el desarrollo del tema, armados de un verdadero amor al hombre. Los Foros Sociales Mundiales se han comenzado a plantear en serio el problema y Cuba ha hechos aportes significativos en este sentido. ¡Temblarían los cimientos mismos del orden cruel e injusto impuesto por la burguesía contemporánea, heredera de todas las clases explotadoras anteriores!

Si la actividad de una Iglesia comprometida con valores viejos, junto a “entretenimientos inocentes” contribuyeron a destruir una utopía que costó el sacrificio y la sangre de los mejores representantes del género humano en su momento. ¡Que no sería al revés!, si de pronto visitasen el imperio los representantes del nuevo espíritu de los tiempos, y el movimiento subversivo de las almas estuviese inspirado en el ejemplo del verdadero Jesús, de los verdaderos representantes del género humano, en la carne y la sangre de miles de sus hijos legítimos y no por escolásticas que sirven a los intereses de los poderosos de la tierra, bajo el disfraz de ejemplos sublimes. Y con una recreación, un juego, una forma de disfrute existencial acorde con la verdadera naturaleza humana. Las religiones universales acaso están comenzando a tomar conciencia de su compromiso con la especie humana, el movimiento de los Pastores por la Paz, el Movimiento de los sin Tierra y otras tomas de posición en este sentido son un ejemplo de ello. Jesús advirtió y recalcó bien claro que:

“Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas.” (La Biblia, San Mateo 6,7)

Y en Santiago, casi al final del Nuevo Testamento, se repite la advertencia:

“¡Oigan esto, ustedes los ricos! ¡Lloren y griten por las desgracias que van a sufrir! Sus riquezas están podridas; sus ropas, comidas por la polilla. Su oro y su plata se han enmohecido, y ese moho será una prueba contra ustedes y los destruirá como fuego. Han amontonado riquezas en estos días, que son los últimos. El pago que no les dieron a los hombres que trabajaban en su cosecha, está clamando contra ustedes; y el Señor todopoderoso ha oído la reclamación de esos trabajadores. Aquí en la tierra se han dado ustedes una vida de lujo y placeres, engordando como ganado, ¡y ya llega el día de la matanza! Ustedes han condenado y matado a los inocentes sin que ellos opusieran resistencia.” (La Biblia, Santiago 4,5)

La cultura, la recreación, el juego y las actividades de ocio y disfrute existencial son también manifestaciones de la forma en que el hombre concibe la vida y, como en el caso de la religión, existen diferentes maneras de manifestar esta realidad, algunas sanas y otras definitivamente promotoras de enfermedades, no sólo físicas, sino también psicológicas, sociales y espirituales. La nueva sociedad tiene el derecho (acaso el deber) de crear espacios permanentes para la reflexión y la acción en el terreno de la espiritualidad, la moral y la vida cotidiana, (la familia, el trabajo, el amor, la solidaridad, etc. desde una perspectiva subjetiva o espiritual) para religar a las personas y a estas con la naturaleza, de una forma nueva. La fe, la esperanza, el amor, la solidaridad, el desinterés etc. son conceptos activos y vitales que han de ejercitarse cotidianamente. Entre otras cosas, este sería un frente más en la prevención de la corrupción en cualquiera de sus manifestaciones.

De nuevo Martí nos va a servir de estratega conceptual:

“La literatura que anuncie y propague el concierto final y dichoso de las contradicciones aparentes; la literatura que, como espontáneo consejo y enseñanza de la Naturaleza, promulgue la identidad en una paz superior de los dogmas y pasiones rivales que en el estado elemental de los pueblos los dividen y ensangrientan; la literatura que inculque en el espíritu espantadizo de los hombres una convicción tan arraigada de la justicia y belleza definitivas que las penurias y fealdades de la existencia no las descorazonen ni acibaren, no sólo revelará un estado social mas cercano a la perfección que todos los conocidos, sino que hermanando felizmente la razón y la gracia, proveerá a la Humanidad, ansiosa de maravilla y de poesía, con la religión que confusamente aguarda desde que conoció la oquedad e insuficiencia de sus antiguos credos. (O.C. T13 P134)

Igual sucede en el campo de la recreación, el ocio, el arte y la cultura. La sociedad ha de estudiarlos, de acuerdo a sus valoraciones explícitas e implícitas y de trabajar activamente por hacer coincidir en la vida cotidiana, sus aspiraciones, metas y programas con la realidad y la práctica existencial.

Ahora bien, es este un campo con muchas especies, intrincado, sutil y difícil, donde resultan necesarias una buena brújula, unos sentidos aguzados, y una práctica coherente y sistemática en la que no ha de faltar la experimentación, Fidel con su afilado instinto luchador, definió la revolución de la siguiente manera: “Revolución es el sentido del momento histórico, es cambiar todo lo que debe ser cambiado, es igualdad y libertad plenas, es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos, es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos, es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio, es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo, es no mentir jamás ni violar principios éticos, es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, de nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.” Es en esta intención y este espíritu que se ubica “Ecología Interior”

Para terminar quisiera destacar la necesidad de ubicar lo espiritual y valorativo en su justa dimensión, que constituye una constante en Ecología Interior. Según el decir martiano:

“Las ciencias confirman lo que el espíritu posee: la analogía de todas las fuerzas de la naturaleza; la semejanza de todos los seres vivos; la igualdad de la composición de todos los elementos del Universo; la soberanía del hombre, de quien se conocen inferiores, mas a quien no se conocen superiores. El espíritu presiente; las creencias ratifican. El espíritu, sumergido en lo abstracto, ve el conjunto; la ciencia, insecteando por lo concreto, no ve más que el detalle. Que el universo haya sido formado por procedimientos lentos, metódicos y análogos, ni anuncia el fin de la naturaleza, ni contradice la existencia de los hechos espirituales. Cuando el ciclo de las ciencias esté completo, y sepan cuanto hay que saber, no sabrán más de lo que sabe hoy el espíritu, y sabrán lo que él sabe. Es verdad que la mano del saurio se parece a la mano del hombre, pero también es verdad que el espíritu del hombre llega joven a la tumba a que el cuerpo llega viejo, y que siente en su inmersión en el espíritu universal tan penetrantes y arrebatadores placeres, y tras ellos una energía tan fresca y potente, y una serenidad tan majestuosa, y una necesidad tan viva de amar y perdonar, que esto, que es verdad para quien lo es, aunque no lo sea para quien no llega a esto, es ley de vida tan cierta como la semejanza entre la mano del saurio y la del hombre” (O.C. T13 P25)

Y con la definición, desde lo subjetivo, de las clases sociales según Martí:

“La gran división que pone de un lado a unos seres humanos, y conserva a otros, como ornamentos, de otro lado, es la división entre egoístas y altruistas, entre aquellos que viven exclusivamente para su propio beneficio y el pequeño grupo de seres que dependen directamente de ellos, egoístas estos últimos en grado menor y con circunstancia atenuante; y aquellos que más que el propio bien, o tanto por lo menos, preocupa el bien de los demás. El avaro es el tipo esencial del egoísta; el héroe es el tipo esencial del altruista.” (O.C. T15 P 396)



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Orlando Licea Díaz.


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