Mi último adiós a Armando Hart

Esta noche acudiré al Centro de Estudios Martianos de Cuba a dar mi
último adiós al combatiente revolucionario Armando Hart Dávalos,
fallecido en La Habana a causa de una crisis cardiaca.

Decir Armando Hart en Cuba es invocar algunas de las obras más
trascendentales de la revolución de Fidel Castro. En especial en los
terrenos de la educación, la cultura, el periodismo y la política.

Antes de conocer a Armando Hart, había tenido relaciones muy
eventuales en el campo insurreccional con su hermano Enrique Hart, a
quien admiré mucho pero traté poco, porque aunque militábamos en la
misma organización revolucionaria, el Movimiento 26 de Julio, mi nivel
jerárquico distaba mucho del que habían alcanzado Enriquito y Armando.

Durante los seis años que me desempeñe como Embajador de Cuba en
Rumanía 1962 al 1968, acostumbraba a realizar lo que yo llamaba
jocosamente "visitas de cortesía" a varios compañeros con quienes
había desarrollado relaciones de amistad en la época de la lucha
insurreccional contra la dictadura batistiana, que consolidé durante
el período de 1959 al 1961 cuando trabajé como "Introductor de
Embajadores", cargo que también se identifica como Director de
Protocolo, en el Ministerio cubano de Relaciones Exteriores de Cuba,
entonces encabezado por el canciller de la dignidad, Raúl Roa.

Uno de esos habituales amigos contactados durante mis siempre breves
vacaciones en Cuba era el joven Armando Hart, a la sazón Ministro de
Educación, con quien intercambiaba mis nuevas experiencias
diplomáticas, con las suyas como ministro y dirigente político.
Cada encuentro anual con Hart era para mí una clase magistral que me
dejaba mejor preparado para aportar a la causa revolucionaria en mi
país mientras sentía que las experiencias en política internacional
que narraba a Armando también eran bien recibidas.

Cuando terminé mi misión como embajador en Bucarest y me presenté ante
Roa, el canciller me informó que por indicación del Presidente Osvaldo
Dorticós yo pasaría a trabajar en el Comité Central el Partido
Comunista de Cuba con Armando Hart, quien era entonces el Secretario
de Organización de esa colectividad. Serví a partir de entonces como
jefe de la sección (unipersonal) de información internacional de la
organización partidista cubana en una función que básicamente
constituía servir de vocero del Partido en intercambio permanente con
los responsables de información internacional de los órganos de prensa
nacionales o extranjeros acreditados en Cuba.

Ello constituyó, para mí, una gran noticia que me permitió continuar
algunos años más desarrollando mi intelecto, que es el beneficio
principal que reciben quienes han tenido el honor de trabajar como
colaboradores de Armando Hart.

Poco tiempo después, a propuesta de Hart, fui seleccionado Director
General de la agencia de noticias Prensa Latina en cuyo desempeño
mantuve estrechas relaciones de trabajo y amistad con este
extraordinario intelectual revolucionario cubano cuya huella
permanecerá indeleble en la historia de la patria.

En los años más recientes he compartido con el doctor Armando Hart la
función de colaborador en los periódicos PORESTO! y una fuerte
amistad con su Director General Mario Menéndez Rodríguez.

 



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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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