Este artículo fue inspirado en la famosa frase del líder reformista chino Deng Xiaoping post Mao; "No importa el color del gato, lo importante es que cace ratones". En este sentido, aunque parezca una frase pragmática, podría explicar, que es lo que está pasando con el inicio del incipiente intento embrionario de empezar la primera fase de construcción de un sistema político económico que se acerque a lo que científicamente se podría calificar de socialismo. Toda la redundancia anterior es una crítica al uso alegre, fanfarrón y despreocupado que se hace de la palabra socialismo, en la propaganda, discursos y medios del gobierno bolivariano.
Sin ánimo de ser dogmático, todavía no se ha entendido que el socialismo no implica distribución de la pobreza. La mayoría de los venezolanos, están asociando el socialismo con la actual situación económica. Por esta situación, nos va a ser muy difícil en un futuro, seguir proponiendo ese modelo dentro de una democracia donde el poder político se decide mediante elecciones, donde el votante ejerce el voto castigo y no vota por un modelo político. Siempre he pensado, y ahora más que nunca, que fue una falla gigante, declararle al mundo nuestro pretendido socialismo de manera tan prepotente y fanfarrona. Es una cuestión estratégica y hasta lógica suponer; ¿Qué sentido tiene recibir durante años los ataques de poder mundial por mantener, solo en el discurso el socialismo, y en la práctica no hacerlo?. Ciertamente hay muchos países declarados capitalistas o neoliberales, que han desarrollado los mismos programas sociales de la revolución venezolana pero con otros nombres; en Europa hasta hace poco se hablaba del fulano estado de bienestar.
Nuestro intento de comenzar la primera fase de construcción del socialismo venezolano, se montó sobre una mezcla peligrosa de mediocridad, corrupción, sectarismo, improvisación, voluntarismo e idealización de la organización comunal. Las consecuencias de esa situación, las estamos pagando ahora.
No pudimos, no supimos o quisimos construir la base material que sostiene la construcción del socialismo; como es la industrialización, la adopción de métodos avanzados de gestión y el desarrollo de los sistemas productivos. Hemos pasado 17 pendientes del desviacionismo de derecha, pero nunca nos percatamos del desviacionismo de izquierda que nos ha hecho mas daño. Quien recuerda LA MÁXIMA EFICIENCIA, tan cacareada. Es casi imposible encontrarse un dirigente, director, gerente o coordinador de cualquier órgano del estado, con la formación más básica sobre socialismo o capitalismo, más allá del panfleto y nuestra mala propaganda oficial. Y lo que es peor aún, dentro de nuestro partido PSUV, dentro del proceso formativo de la escuela de cuadros, cuando se ha tocado el tema socialismo y capitalismo, dirigentes, funcionarios y base, discuten de cualquier cosa, menos de socialismo científico. El peligro radica en que la militancia del partido que tiene en su nomenclatura la palabra socialista; estamos obligados a ser los más claros sobre el socialismo y estar vigilantes de la gestión del gobierno. Nadie puede promover lo que no conoce. El partido es quien debe dirigir la actuación del gobierno y reclamar las desviaciones. En nuestro caso pasa lo contrario; el gobierno es quien genera las líneas hacia el partido. Las discusiones sobre socialismo se realizan considerando las acciones y programas del gobierno como fuente de socialismo científico; inclusive se presentan, se exponen y se teorizan las misiones y otros programas sociales como socialistas.
Los militantes del PSUV estamos obligados a conocer científicamente el socialismo y el capitalismo. No debemos acomodarnos en la facilidad de ponerle apellidos al socialismo, para justificar que no se estudie a Marx, Lenin, Gramsci y otros clásicos. Tampoco debemos evadir y pretender que esos temas son muy complicados para el pueblo; la idea entonces es que el pueblo eleve sus niveles epistemológicos. La otra desviación es esquivar el estudio con el argumento de que nuestro socialismo es del siglo 21, que no es europeo, que es indoamericano, que es bolivariano, que nuestras realidades o tal y cual pretexto. De cierto digo que, para hacer una cosa diferente, lo primero es aprender cómo se hace esa cosa.
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