No es el sistema, Ramos, es su aplicación

De una manera políticamente sesgada se pretende descalificar al socialismo como sistema inoperante, y hacer parecer los fallidos intentos en su aplicación como inherentes al sistema mismo y no a las fallas de quienes pretendieron aplicarlo. Sin lugar a dudas que no es para nada fácil lograr la felicidad humana sin exclusiones de clase, género y creencias, pero no me cabe duda que el camino actual capitalista y neo liberal imperante nos lleva a la destrucción, y esto desde cualquier punto de vista en que lo enfoquemos, tanto en la carrera destructiva de nuestro entorno natural, como en el del deterioro hasta el máximo de las relaciones humanas, hasta llevar en este último caso hasta extremos insospechados, el dominio total y la explotación despiadada de la clase dominante al resto de la humanidad, lo cual ya se avizora.

El famoso científico Stephen Hawking ante la visión del deterioro masivo de la naturaleza predice que la salvación de nuestra especie, está en la emigración hacia las estrellas. Pudiera ser, aunque sería difícil aseverarlo, dudo que en pro de lo segundo, esa carrera entre los adelantos científicos tecnológicos y el deterioro ambiental la estamos perdiendo, y creo que no llegaremos a tiempo para a través de los primeros se logren los medios para viajar a otros mundos habitables antes del ocaso final de nuestra especie. Pero si esto se lograra, el interrogante está en quiénes serían los afortunados en lograr emigrar al universo. No hay que ser muy perspicaz para adivinarlo.

El socialismo (y no hablo de la social-democracia complaciente con los amos del capital), no es una tendencia filosófica más, es una necesidad vital. Que su aplicación ha adolecido de una metodología errática no se puede dudar, pero ese no puede ser el motivo para descalificarlo como el único sistema hasta ahora capaz de canalizar al ser humano hacia la convivencia y el equilibrio con la naturaleza.

Si se pretende tachar al socialismo revolucionario como inoperante, ¿que se puede decir de una sociedad dirigida por el mercado como único rector y ductor de la vida humana? En donde su respaldo por la vía militar es un hecho irrebatible, hasta el colmo de declararse en guerra permanente para “torcer el brazo” como proclamó el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Obama, (ese blanco “tostado por el sol” como irónica y jocosamente lo calificó el afamado lingüista y político Judeo Norteamericano Noam Chomsky), a los países que no quieran someterse al capitalismo de mercado, los cuales invocando a la libertad destruyen las economías de países enteros para apoderarse de sus riquezas, sin importarle de paso dejar en el caos, la muerte, y la destrucción, al conglomerado humano que en ellos habitan, incluyendo la contaminación radioactiva o química, no reversible por luengos periodos de tiempo, siglos quizás. “daños colaterales” expresarán sin pudor los dirigentes genocidas de estos desastres.

Nuestro sentido de la realidad no es la realidad misma si no un plano o mapa de la misma, que acorde a nuestro aprendizaje vital, incluyendo lo emocional, nos permite deducir por aproximación la realidad del entorno, y al decir esto me refiero a nuestro proceso de pensamiento, y no a hechos tales como lo antes escrito sobre la realidad derivada de la guerra permanente declarada por los países hegemónicos al resto de la humanidad, cuyos efectos son hechos concretos cuya comprobación existe por sí misma.

Pero me quiero referir concretamente al hecho en sí de lo difícil dada nuestra carga ancestral de al menos 8.000 años de antigüedad, de despegarnos del sentido individual y colectivo de la propiedad material como signo de seguridad y bienestar, en resumen como signo de la felicidad, y ahí es donde reside la primordial falla humana en los intentos de aplicar el socialismo.

La egolatría del líder como en los casos de los países del Oriente de Europa y Asía, en donde se ha intentado implantar el socialismo, tiene mucho que ver con su pasado autocrático plagado de reyes y emperadores absolutistas, muy lejos de la democracia liberal burguesa nacida de la revolución francesa, modelo básico esta sobre la que se ha tratado de implementar el socialismo en algunos países del mundo occidental, y especialmente en Venezuela, sin que por ello y a manera refleja se haya dejado de colar la verticalidad en el peso del líder sobre las decisiones a determinar (yendo a los extremos no hay comparación entre el ejercicio del poder por parte de un Stalin, un Mao, y mucho menos de esa dinastía de los Kim de Corea del Norte, con el ejercicio del poder por un Fidel, o un Hugo Chávez, respetuoso este último de las normas que rigen o pretenden regir a los gobiernos burgueses del mundo occidental, las derrotas electorales sufridas por el Chavismo, lo demuestran, independientemente de las “patadas de ahogados” de los funcionarios “chavistas” al “respirar por la herida” infligida por la derecha gracias a sus propios desatinos). Quiero aclarar también que hasta los propios dictadores latinoamericanos, aun los más atroces, siempre ejercieron su dictadura respetando en teoría, la imagen de los principios democráticos burgueses, como ni más ni menos suceden en la actualidad con los gobiernos de las grandes potencias con los Estados Unidos de Norteamérica a la cabeza.

Para terminar, quiero acentuar que no es para nada fácil la implantación del socialismo y menos por la vía no violenta. Para los revolucionarios dentro o fuera del poder, su mayor reto es educar más que instruir en los principios solidarios a sus militantes, para que estos en función multiplicadora y demostrando en la practica la validez de dichos principios, logren arrastrar a las mayorías al logro y consecución de la inminentemente necesaria y mayor de todas las utopías.



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Arnaldo Cogorno


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