Capitalismo: Guerra, saqueo y miseria

El carácter privado del modo de producción capitalista, lo hace perverso, terrorista y genocida; es su condición, en el ejercicio de la explotación, cada día más extrema e indolente; son los intereses mafiosos del capital financiero, perteneciente a no más de cien individuos monstros, en perjuicio del derecho  a la vida de más 7.000 millones de seres humanos, más de la mitad de ellos en la miseria, una gran porción del resto, en la pobreza; y sin embargo, el capitalismo sigue, permanece como historia privada, sostenido por el idealismo, constructo filosófico, sociológico, antropológico; concepción, interpretación y sentido de una realidad falsa, basada en la mera fe; ideología  propagada por todas la religiones, y sectas;  y las trasnacionales de la desinformación filistea, ejemplos:  la industria del entretenimiento, CNN, y su filial, Paracol.
 
Una muestra de la crisis capitalista, son los refugiados del Oriente Medio, situación provocada por la guerra de invasión llevada adelante por el imperialismo en esa parte del mundo. Ahora los Estados capitalistas de Europa se niegan a recibir centenares de miles de víctimas del genocidio imperialista, que huyen desesperados del teatro de los bombardeos, y de la masacre. ¿Por qué los EEUU e Israel, líderes del exterminio en el Medio Oriente, no reciben y atienden los refugiados que ha causado su guerra? ¿Qué responsabilidad  tiene Venezuela en este genocidio, para recibir 20.000 sirios? ¿Por qué Wall Street no recibe a las millones de víctimas de su guerra imperialista? 
 
¿Qué responsabilidad tiene el Pueblo trabajador venezolano  ­alzado contra el capitalismo en una Revolución popular, que lleva el apellido de Bolívar, para merecer el saqueo de más de 600 mil millones de dólares, desde el año 2.000, por parte del Estado narcoparamilitar colombiano, que lo utiliza para sostenerse, enriquecerse y someter por medio del  genocidio y el terror al hermano y querido Pueblo trabajador de Colombia, y de paso, invadir a Venezuela con sus paramilitares sedientos de sangre?
 
¿Estaríamos ayudando a edificar la paz entre Colombia y Venezuela, reabriendo la frontera sin exigir ante los tribunales internacionales una indemnización por el robo a la economía venezolana en los últimos 15 años, y por supuesto,  la inmediata derogación de las leyes  ultra capitalistas que legalizan, del lado colombiano, el contrabando, el saqueo de gasolina, gasoil, alimentos, la solidez de la moneda, y la hiperinflación caprichosa y criminal del dólar Today,  impuesta en Venezuela en detrimento de los sueldos que percibimos?
 
Mañana lunes, el presidente Santos con su sonrisa hollywoodense, la misma que utilizó para bombardear a Sucumbíos, como si nada hubiese pasado en estos 15 años de saqueos a la economía venezolana, le pedirá  a  Nicolás Maduro, presidente constitucional  de la República, por mandato del Pueblo trabajador  venezolano, que abra la frontera otra vez  para seguir paliando  su problema de pobreza y miseria, y permitirle al Estado narcoparamilitar colombiano seguir desentendiéndose de las consecuencias de su explotación y del abandono a los habitantes de los departamentos de la Costa Atlántica, y de los Llanos Orientales, limítrofes con Venezuela.
 
Santos, y  su diplomacia, no dan muestras  de enmendar su conducta y su proceder  en  contra de la independencia y la soberanía del vecino generoso; además, están impedidos de hacerlo; ellos no se mandan solos, detrás de ellos está el mandato supremo del Imperialismo, decidido, como está, a poner sus botas en Venezuela.
 

La edificación de una nueva frontera, pasa por no entregar un milímetro de nuestra   soberanía e independencia.



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Eduardo Mármol


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