"El arado y el mar"

El recuerdo de Chávez es sagrado, no para justificar reformismos

El mayor legado de Chávez es su imagen moral anclada en el alma de los humildes; su ejemplo, su desprendimiento, su entrega su vida y su muerte son ética que guía la conducta de millones. Chávez es una deidad, que desde el cielo interno nos conduce.

Existe la marcada tendencia de usar su imagen para justificar, ¡oh paradoja!, cualquier desvío de su legado. No es nueva esta artimaña. La usaron contra Cristo, la iglesia devino en su contrario, con su imagen pregonaron todo lo que él negó, es suficiente apreciar el lujo de las altas cúpulas para entender que no tienen nada que ver con la prédica cristiana. A Bolívar lo asesinaron, lo execraron y luego lo absorbieron, lo llevaron a las plazas y en su nombre descuartizaron su obra: en nombre del bolivarianismo sometieron a su pueblo, elevaron los rencores en su Patria Americana.

Con Chávez se realiza una operación para transformar su imagen. A los capitalistas (los de adentro y los de afuera) les aterra el mensaje que brota de su imagen auténtica, de su ejemplo. Primero quisieron borrarla, sustituirla, pero no pudieron; entonces optaron por deformarla, por colocarla al servicio del reformismo, del capitalismo que él tanto atacó.  

Los socialdemócratas, reformistas, no toleran a Chávez líder revolucionario, y ya que no pueden borrar su condición de líder, por más que traten de neutralizarlo con su tumba a ras del suelo, con el balcón del pueblo clausurado, olvidado como símbolo, con el Plan de la Patria falsificado, optan entonces por borrar su carácter revolucionario, lo transforman en un nombre inofensivo que sirve para justificar cualquier disparate, en bronce inocuo. Lo usan como trampolín, instrumento para lo que conviene a la restauración: la Faja del Orinoco que lleva su nombre es territorio donde se entrega la soberanía que él tanto defendió; en el nombre de Chávez se abraza a los enemigos gringos de la Revolución que él tanto repudió, se construyen alianzas con los capitalistas y se afianza la lógica del capital que él tanto atacó; en el nombre de Chávez se pide apoyo a quien no es chavista; en el nombre de Chávez se perdonan a sus verdugos.

La imagen de Chávez sembrada en el alma popular, su ejemplo, su fuerza moral son guía de la conducta de la masa, por eso la deforman, no es compatible con la socialdemocracia. Cuando esa imagen se deteriora, se desvirtúa, y se usa irresponsablemente la masa pierde referencia ética, y ese vacío es llenado por la ética del capitalismo; así, los valores revolucionarios de la entrega a la causa social, de la conciencia de sociedad, del deber social, de la realización del individuo en el seno de la sociedad y no contra ella son sustituidos por la búsqueda del lucro por encima de cualquier consideración, por el sálvese el que pueda, por el logro sin relación con el esfuerzo; la masa pierde las razones sagradas por las cuales luchar y por las cuales comportarse de manera revolucionaria, se pierden las referencias, se quedan a la deriva, en manos del espontaneísmo que es siempre reaccionario.

El rescate de la imagen auténtica de Chávez, cargada de Revolución, es condición para retomar el camino al Socialismo, y ese camino es indispensable para salvar al gobierno.

Chávez espera por un “Golpe de timón”, por una rectificación, por un profundo proceso de autocrítica para ponerse al frente, nuevamente, de la marcha al  Socialismo: esa será la derrota de las derechas internas y externas, de los capitalismos y de los imperialismos.



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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