Ley de seguros y clínicas privadas: ¿fin de un vampirismo consuetudinario?

Problemas de salud nos impidieron cumplir la semana pasada con ustedes. Queremos, en todo caso, seguir con el análisis sobre la legislación sanitaria, sobretodo en el marco de la Ley Habilitante. Insistimos, sería un error histórico si lo hacemos de manera maniquea, más bien, debemos ser dialécticos. El problema de la salud no es decir “aquí es gratuita, allá se paga”. La dialéctica implica, como lo hemos expuesto, que las sustancias llevan consigo su propia contradicción. Así vemos, por ejemplo, que el cacareado servicio público gratuito de salud, depende de la disposición de dinero para costear gastos de insumos médicos; comprar la mercancía trabajo de enfermeras, odontólogos, bioanalistas, camareras, camilleros y médicos; y de un indisoluble lazo con las grandes transnacionales chinas, europeas o norteamericanas de medicinas y equipos tecnológicos. Viendo el problema de raíz, es lo mismo pagar un seguro privado o autofinanciado, que pagarle al Gobierno (SENIAT-MPPS) a través de impuestos. Alguno dirá “pero solo el Estado garantiza que el servicio sea universal y gratuito”. La verdad es que ningún sistema público en el mundo ha logrado garantizar esto; aun en los países donde la salud es, en apariencia, totalmente gratuita, cada ciudadano aporta a un gran fondo financiero; además, el paciente, que es quien sufre, opta siempre por el servicio más oportuno, moderno, rápido, de calidad, así este sea costoso, con tal de vivir totalmente sano.

CONTRASTE A RESOLVER.

Las tomas de decisiones en una clínica privadas se resuelven en sus propias oficinas administrativas; en cambio, en el sistema público, estas decisiones pasan por cientos de manos, que representan decenas de niveles, con los más variados poderes sobre los destinos de las solicitudes de dotación hasta la adquisición de recursos extraordinarios para las mismas. He allí el caldo de cultivo del burocratismo corrupto. No significa, que las clínicas privadas no sean corruptas, sino que al ser significativamente menores los niveles de tomas de decisiones, se ejercen menores intermediaciones corruptibles y un control más estrictos. El capitalista cuida con celo sus intereses: hace menor gasto burocrático y se preocupa por una atención de calidad para no perder su “clientela”. 

UNA PERSPECTIVA SOCIALISTA.

En la Crítica al Programa de Gotha, Carlos Marx, cuestiona el hecho de que el Estado proteja las sociedades cooperativas de obreros: “estas solo tienen valor en cuanto son creaciones independientes de los obreros, no protegidas por los gobiernos ni por los burgueses”. Aunque suene contradictorio, no habría diferencia en construir un sistema independiente del Estado con atención gratuita y universal, financiada por la producción de los trabajadores: un fondo proto-comunista. Nos dirán, pero “la salud es un derecho gratuito garantizado por el Estado”. Respondemos: pero, entonces ¿cómo haremos cuando desaparezca el Estado? 

            Correo: salud.camaradas@hotmail.com

Página: http//cimarron.jimdo.comEs posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2189 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter