El socialismo del siglo XXI no desarrolla su personalidad

La economía socialista debe expresar las necesidades satisfechas a diferencia de la política los sueños, el socialismo del siglo XXI debe diferenciar esto. La personalidad socialista debe fundamentarse en el principio de realidad para que la política siga con su principio del placer demagógico. Curioso placer masoquista impulsado por los teóricos de la política lo más cínicamente especifica.

Los políticos socialistas no serán más estúpidos que los empresarios capitalistas cuando vean que la rama se va a romper, harán esfuerzos para disminuir las inversiones improductivas que son abusos de Estado, aun cuando tengan causas psicológicas irreversibles, estos abusos del gobierno tienen un efecto profundo porque interesan a mucha más masa. En una palabra, no son vistos como abusos, más bien, pasan como abusos del capitalismo.

Abusos, corresponden a la huida económica hacia el paraíso del sector terciario y del funcionarismo, huida acelerada por la inflación, por la especulación, por el dólar, por la educación, por la propaganda política que se nutre de sí misma por la culturolatria del poder en actividades de lujo, a la vez nobles y divertidas para la nueva clase política ¿quien no quiere escapar al sudor y a las preocupaciones, escapar a las batallas económicas?

Además, cuando a estos abusos se le da el titulo de consciencia social contra la sociedad de consumo que en nuestros países atrasados es irse contra la sociedad de producción hacia la sociedad de distribución socialista, la huida así, se convierte en una oleada irresistible.

Los revolucionarios del siglo XXI, aunque nos imaginamos luchar contra el capitalismo, nos encontramos luchando contra los políticos, nos dice la realidad, porque no encontramos más que a estos en el proceso. Si conseguimos la disciplina por la anarquía, el entusiasmo por el cansancio, proyectaremos la revolución industrial y podríamos sustituir el capitalismo de Estado por una administración popular.

Verdadero colmo y paradoja, hoy en día, la ciencia y la tecnología se alían con los capitalistas y los socialistas, pero los oasis económicos son 8, y estas naciones se remontan al pre capitalismo del Renacimiento, unido a la actitud experimentalista y a la actitud científica. La mentalidad científica experimentalista del socialismo en 200 años no se ha desarrollado en contradicción del capitalismo fortalecido en base a las crisis y su recuperación, siempre con la mentalidad pre capitalista del Renacimiento, esa mentalidad sostiene que toda lógica deriva del esquema de la decisión económica.

El fracaso experimental de una forma mágica para establecer una justicia social en el orden económico es tan palpable como el fracaso de una fórmula que no busca más que ganar un combate, carácter cuantitativo, a la precisión aritmética que distingue al sector financiero de los otros sectores de la actividad humana relacionada con la trivialidad no excitante, inherente al perpetuo habito de solo cubrir las necesidades básicas que son derechos humanos adquiridos, transformados en logros políticos del socialismo del siglo XXI.

Algunos procesos no cambian gran cosa el modo de una economía a medias estatizada, lo que por una parte pierde en eficiencia industrial y alimentaria, sobre todo comercial, pero se gana contra el esnobismo político e intelectual

De hecho, la actividad económica, no eleva la unidad monetaria a la dignidad de una unidad de cuenta, en resumen, no hemos aprendido de lo bueno y malo del capitalismo. De la doble contabilidad, de la práctica de los inventarios, de las dos auditorías, de la lógica y estrategia de la rentabilidad especulativa e inflacionaria, contra los absolutos de la religión, de la educación, es el hábito del pre capitalismo del siglo XVI el que está de acuerdo con los procesos revolucionarios al servicio del socialismo del siglo XXI.

La revolución económica del siglo XXI no ha desarrollados su personalidad, en parte, porque, no hay autonomía economica ni soberanía alimentaria, indispensable para el socialismo científico, ¿Cómo hablar de autonomía sin industria? Ya no se trata de experimentar según las antiguas reglas de la caballería, ahora, son aventuras más peligrosas en las que ya no cuentan ninguna de las reglas de esos juegos. El ganador debe triunfar sobre las fuerzas del capitalismo, del imperialismo político-militar, y sobre las fuerzas del calentamiento global.

El socialismo del siglo XXI necesita una nueva clase de profesionales y políticos para una nueva clase de industria. Inventores todos, mujeres y hombres capaces de conservar la investigación desde las universidades en 4 ramas sobre todo. Las invenciones y los hallazgos técnicos en vía a nuevas teorías científicas-técnicas: petróleo, minerales, urbanismo y alimentación natural, de ahí, el arte militar, la navegación aérea y marítima, profesionales jóvenes amparados por la experiencia de la técnica y de la edad, impulsando por igual el comercio y la solución al calentamiento global. Eso implica una mejor educación, sin ello, como hablar de socialismo del siglo XXI, el petróleo no es suficiente para fortalecer la ideología y el conocimiento, la convicción y la ética revolucionaria.

Es característica de toda corriente anti socialista se acompañe de una verdadera renovación de la Iglesia capitalista bajo la forma del lenguaje, bajo la forma también de la idolatría a la cultura consumista, al mismo tiempo que, lo mismo que en la edad media, y a diferencia del renacimiento, los principales caminos que conducen hacia la promoción social, sean de nuevo, no ya el centralismo, o el capitalismo de Estado disfrazado de revolucionario acompañado de una asamblea constituyente o la iniciativa privada, sino: las universidades desde las escuelas y colegios, los consejos comunales y la nueva Iglesia que es el partido en el poder.

Hobbes, Maquiavelo, Paretto, Sorei, Lenin, tienen más prestigio que los filántropos utilitaristas. ¿Por qué Rousseau, Hegel, deben su gloria más a sus escritos o a su influencia política que a sus concepciones religiosas, estéticas o filosóficas? ¿Por qué un escritor, filosofo, el mismo no se estima un señor (en toda la extensión de la palabra) y no solo un autor, si no pone al menos un grano de sal en las disputas políticas de su tiempo? ¿Por qué si se cree siempre por encima de la economía, estima que se agranda si se accede a la política?

La respuesta a estas preguntas esta mas allá del análisis o del psicoanálisis. La vida política para la mujer y el hombre es psicológicamente y espiritualmente más satisfactoria que la actividad económica, porque, lo expresa a la vez, más en profundidad y totalidad. El gasto, el despilfarro, el poder, son más exaltantes que el trabajo por necesidad, la política se ha conservado más cerca de la nebulosa participación mágica y de la proyección en los otros o en el otro, mas allá del esquema político de la incitación, hay una aquiescencia magnética y enajenante de todo el ser a los representantes del poder, que padecen al inconsciente la expresión de su propio poder.

La crisis revolucionaria para el socialismo del siglo XXI es, tanto política como económica y consistirá en la sustitución de la clase oligarca por una nueva clase funcionalmente idéntica a la primera, pero, de estilo más popular si no se diversifica la industria con ella la economía, sin eso, imposible hablar de autonomía, soberanía y libertad.

rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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