La pedagogía crítica no es revolucionaria

La pedagogía crítica está ganando adeptos en nuestro país. Incluso el Ministerio del Poder Popular para la Educación ofreció un curso de Pedagogía Crítica a los docentes recién egresados del Programa Nacional de Formación de Docentes. Por tanto, me parece muy importante aclarar que la pedagogía crítica no es revolucionaria, como muchos ingenuamente creen. A mi manera de ver sería bueno que los docentes tengan claro de qué trata esa propuesta pedagógica y cuáles son sus limitaciones. Sería muy grave formarse falsas expectativas con ciertas orientaciones pedagógicas.

Para diversos autores la pedagogía crítica, por lo menos una versión de la misma, tiene su origen en la teoría crítica alemana. Esta teoría surge en el viejo continente, especialmente en Alemania, como una preocupación de algunos intelectuales por el fenómeno Hitler. Para esos intelectuales era inexplicable que en una nación tan “culta” como Alemania diera origen al nazismo y a su máximo líder Adolfo Hitler. Desde su perspectiva, tendrían que buscar maneras de evitar que ese fenómeno se repitiera. Pensaron que la solución estaba en la educación, que no bastaba con tener una población muy bien educada en términos de conocimientos científicos y culturales generales pero que podía ser cautivada fácilmente por propuestas como el fascismo. La causa y la solución la buscaron en el terreno de las ideas, es decir, desde una perspectiva idealista.

Los pedagogos críticos no se proponen transformar la sociedad, acabar con el capitalismo y construir una nueva sociedad socialista. Por el contrario, se plantean “humanizar “ el capitalismo y se proponen educar a las personas en los valores democráticos occidentales sin cuestionar el capitalismo. Se proponen, construir una versión mejorada del capitalismo. Buscan una sociedad donde se respeten los derechos de los demás en el marco de la economía capitalista, una sociedad donde no se reconozcan las clases sociales como una vía de evitar los enfrentamientos entre clases, una sociedad donde la explotación del hombre por el hombre sea vista como inevitable y sea asumida sin conflictos, se rechazaría la violencia de parte de los explotados como vía para liberarse del sometimiento de la clase dominante. El fin que persigue la pedagogía crítica es formar ciudadanos críticos que sirvan de muro de contención al surgimiento de otro Hitler dentro del sistema capitalista.

Por otro lado, en los Estados Unidos surgió otra corriente de la pedagogía crítica. Esta corriente está asociada a la idea de desarrollar el pensamiento crítico en los estudiantes estadounidenses. Ese pensamiento crítico sería necesario para comprender mejor la sociedad para mejorarla, pero no para transformarla. Al igual que en la versión europea, se cuestionan aspectos del capitalismo y se plantea que se pueden corregir esos aspectos negativos dentro del marco del mismo capitalismo. En otras palabras, no se proponen su superación. En los países del Norte han surgido voces que señalan las trampas o limitaciones de la pedagogía crítica. Muy interesante es la propuesta de “pedagogía roja” desarrollada por Grande, la cual surge debido a las limitaciones de la pedagogía crítica para dar respuestas a la problemática de la educación de los pueblos indígenas en los Estados Unidos.

En ambos casos, la pedagogía crítica surge como solución a problemas europeos y estadounidenses. Esos problemas nos son ajenos. Nuestros problemas son otros, por tanto, deberíamos pensar en otras soluciones. Nuestra realidad es otra. Aquí en Venezuela si nos hemos propuesto la construcción del socialismo como única alternativa al capitalismo, como única vía para salvar a la humanidad. La Revolución Bolivariana no anda en la búsqueda de un capitalismo “bueno” o “humanizado”. Nosotros no confundimos capitalismo con democracia, es más, estamos convencidos que no puede haber una verdadera democracia en el marco del capitalismo. Entonces, la pedagogía crítica no suena como el enfoque pedagógico más adecuado para nuestra situación.

El reto ante nosotros es el de crear una pedagogía revolucionaria propia. Una pedagogía revolucionaria que nos permita comprender mejor nuestros problemas y servir de marco para construir soluciones. Esta pedagogía no estaría al servicio de un programa de “mejoramiento” del capitalismo, por el contrario, estaría al servicio de un programa que busca su sustitución por el socialismo. No tenemos que comenzar desde cero, contamos con algunas contribuciones latinoamericanas, venezolanas y de otras latitudes en esta materia. Algo que debemos tener claro es que no es precisamente en la pedagogía crítica donde encontraremos las respuesta que nuestra revolución necesita.

julio_mosquera@hotmail.com



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Julio Mosquera


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