Universidad Nacional de Ciencias de la Energía

(Especial para Panorama). Venezuela guarda en sus entrañas más de trescientos mil millones de barriles de petróleo, un volumen todavía inmensurable de gas, montañas interminables de miles de millones de toneladas de carbón, así como fuentes inagotables de energía hidroeléctrica que la sabia naturaleza nos ha proporcionado. Además, aguas territoriales y un inmenso territorio continental que aguarda con los brazos abiertos que la fuerza transformadora de los hombres y mujeres de la patria acudan a ella a rendir su tributo de trabajo transformador, de creatición, de aplicación de la fuerza innovadora de la ciencia y la tecnología.

La Universidad de la que hablamos, una de las tantas de las que ha ofrecido el Presidente en sus últimas alocuciones, ha de ser aquélla donde fundamentalmente se construya conocimiento, es decir, esencialmente científica Una casa de estudios donde se rompan todos los paradigmas tradicionales de estudios y de investigación, una investigación para la ciencia del futuro, donde se haga y se construya tecnología, donde se innove todo lo absurdo, toda la ciencia y la tecnología que, por no ser obra de venezolanos, hemos tenido que importar y por lo tanto no se adapta a la idiosincrasia del venezolano.

Esa Universidad de la Energía, donde se estudie, se investigue, se haga ciencia y se preparen los científicos que Venezuela reclama y necesita, debe contar con los últimos adelantos tecnológicos de las Ciencias de la Información, de las Telecomunicaciones y de la cibernética. Con laboratorios dotados de los equipos más sofisticados que se puedan encontrar en el mundo y, en el camino, ir creando y construyendo, en ella misma, los diseños y los proyectos que hagan posible la trasformación de los mismos.

Ha de ser una Universidad donde se estudien todas las carreras que tengan que ver con la Ciencia y la Tecnología de los Hidrocarburos. Donde se forme el hombre nuevo de la Ciencia del Petróleo, los hombres que hagan posible la recuperación de muchos de los yacimientos que destrozó la voracidad extranjera y la negligencia antinacional de los “antiguos hombres del petróleo”. Del nuevo ingeniero, con nueva mentalidad creativa, para la petroquímica, para las refinerías, para la ecología y la protección del medio ambiente, para la transformación y mejor aprovechamiento del petróleo extrapesado de la orimulsión y el criogénico. Para el nuevo ingeniero electricista y electrónico. Y también para el administrador, el contador, el matemático y el estadístico de esa rama tan especial pero que tiene que ser del dominio, del conocimiento del venezolano común. Al fin y al cabo tenemos petróleo para más de doscientos años y debemos explotarlo con la racionalidad que los nuevos tiempos reclaman.

Ha de ser una Universidad donde se forme el nuevo ingeniero de gas, el nuevo geólogo de minas, el nuevo “Tool Pusher” y el nuevo ingeniero de taladros capaz de construir las nuevas Plataformas petroleras que habremos de requerir en los próximos cien años. Esos ingenieros, esos técnicos de la energía, deberán contar con la formación profundamente Humanista del hombre nuevo que proclamaron los dos Simones y el Che Guevara.

Esos técnicos, científicos y humanistas a la vez, deberán beber en las fuentes del conocimiento de los grandes filósofos de la Humanidad. Desde Aristóteles, Platón y Descartes, pasando por Bacon, Nietszche, Newton, Hegel, Marx y Marcusse, por Taylor, Fayol y Mayo; aterrizando en Bertalanffy; Etkin y Deming, hasta llegar a Sartre, Piaget, y los teóricos de la Complejidad como Morin, Baudelaire, Bachelard y Habermas, José González Casanova, Walter Mignolo, Enrique Dussel, Evaristo Méndez, Maza Zavala, Humberto Fernández Morán y todos aquellos científicos y humanistas que tanto han aportado a la vida y a la sociedad del mundo.

Hablamos de una nueva concepción de Universidad, donde se formen científicos integrales, que por lo tanto deben contar con los mejores gimnasios para la práctica deportiva y escenarios para el teatro, la música y las artes como elementos constitutivos de ese hombre nuevo.

Sí, hablamos de una Universidad que se irá construyendo a la par que se construye el nuevo hombre, el nuevo universitario. Que se irá creando y creciendo con la más genuina idiosincrasia del venezolano, del indio venezolano, del indio latinoamericano. Donde el wayúu, al igual que el pemón, compartirá con el aymara y el quechua de Bolivia, el guaraní de Paraguay, con el misquito de Nicaragua, con los yanomanis de Brasil, el araucano de Chile, con el manitoba de Canadá, con el indígena de Chiapas y el de Ecuador, de Guatemala, con los negros afrolatinoamericanos de todo nuestro continente mestizo. No, no será una Universidad sólo para los indios, será una Universidad para todos los latinoamericanos, para todos los pueblos del Tercer Mundo donde, por supuestos, no existirán pruebas de aptitud académica, no existirán filtros discriminatorios de las clases sociales.
La historia contemplará así, dentro de treinta, cincuenta, setenta años, que el latinoamericano es el ser humano más talentoso del mundo. Que sin los recursos de la gente del norte fue capaz de producir a Humberto Fernández Morán, al músico Dudamel, a Huáscar Barradas, a Luis Aparicio, a Omar Vizquel.

Esperamos por esa Universidad socialista, Presidente Chávez. El hombre nuevo espera por esa nueva universidad.

(*)Economista

cepo@gmail.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2399 veces.



César Prieto Oberto(*)

Profesor. Economista. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia. Candidato a Dr. en Ciencia Política.

 cepo39@gmail.com

Visite el perfil de César Eulogio Prieto Oberto para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: