Niños Bien

Estudian en universidades elitescas y han salido, por fin, a pronunciarse sobre algo en esta vida que no sea pedirle la mesada a papi para disfrutar de la buena vida inmersos en sus burbujas de jabón.

Han escogido la empresa de la esposa del señor Granier como un excelente motivo para defender la libertad en singular, porque descubrieron (se los sopló el hijo de Marcel) que la independencia es una sola y punto.

Es cierto que las autoridades académicas han dado un empujoncito cerrando de hecho los centros de estudio. Que la resistencia ha brindado “apoyo logístico” desinteresado, sacrificando el afán de protagonismo para acechar tras bambalinas, bueno, a excepción del desborde de “un solo hombre” y el Chaka Zulu de la raza blanca, que no resistieron a la tentación de salir antes del disparo de partida. También es verdad que sus padres, frustrados por el fracaso de los adultos en sacar del poder al hombre de la verruga, les han lanzado a las calles a emular los gloriosos días del mayo francés.

Pero apartando estos pequeños detalles ellos son independientes, sobre todo de criterio y fíjese que hechos los pendejos están haciendo historia con sus primeros pasos contestatarios. En efecto, por vez primera en el mundo unos estudiantes salen a protestar en defensa del interés privado de un oligopolio capitalista. Mientras nos preguntábamos por la motivación de fondo, apareció uno de esos preclaros jóvenes aclarando cualquier duda ante un canal de televisión: “nosotros salimos a defender las herencias que nos dejarán nuestros padres porque están en peligro…”

La costumbre malcriada de alegar ante sus representantes que todo lo malo en el colegio o en la “uni” es culpa del docente de turno (“La tiene cogida conmigo mami”), les pasa factura a la hora de afirmar que la de ellos, a excepción de cincuenta efectivos heridos en todo el país, uno que otro comercio asaltado entre los que debe incluirse una entidad bancaria, algunas arterias viales obstruidas, varios edificios apedreados y unos cuantos carros quemados entre disparos anónimos, es una protesta pacífica, por lo que no entienden la saña de una policía empeñada en privarles de sus derechos constitucionales.

Precisamente en el momento que estaban siendo grabadas conversaciones que retrataban a los niños llevados de la mano por la resistencia, el “baby” Goicoechea de la UCAB proclamaba convincente la autonomía del movimiento ante sus compañeritos de clase congregados en los jardines de la universidad Simón Bolívar. También dijo que “los estudiantes venezolanos no queremos saber nada de revolución…”, demostrando lo mucho que su mami le ha inculcado no acercarse a Catia, Casalta o Petare ni de casualidad.

Sospechamos que a los niños bien no les está gustando para nada esto de la socialización chavista del derecho a la educación. Sienten amenazado el futuro del libre ejercicio de la mercantilización del conocimiento para la cual están siendo bien preparados por sus tutores. Que cosa, justo ahora les tocaba el turno para fornicar con el dinero.

cordovatofano@hotmail.com


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Daniel Córdova Tofano


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