Finalmente después insistir confieso que ahora sí veo más claramente la estrategia del Ministro Héctor Rodríguez. Les aseguro que me parecía una "bestialidad" empeñarse en que las maestras se incorporaran el 8 de septiembre a sus labores interrumpiendo sus necesarias y merecidas vacaciones. Contraviniendo el derecho a gozar de los 60 días establecidos en distintas disposiciones legales.
Al principio supuse que se buscaba una confrontación abierta con los sindicatos del gremio docente para "ilegalizarlos", señalándolos de oponerse al derecho a la educación de los niños y niñas. Pero vista la reacción de los sindicatos ahora sí parece claro que el Ministro a pesar de adversarlos y querer desaparecerlos ahora los utiliza en su favor.
Veo en las redes sociales el despliegue de la campaña por la incorporación de las maestras y personal docente al reinicio de sus labores el 16 de septiembre, como hace tiempo no se veía. Ya muchos han olvidado que por diversas razones, pero muchas de ellas de carácter político, el inicio de actividades escolares en educación primaria y media en nuestro país se había postergado hasta el mes de octubre, casi desde la pandemia (2020) hasta el año pasado.
Nadie debe olvidar que el actual Ministro aunque no ha cumplido lo que prometió a las maestras respecto a dignificar sus labores y la profesión docente, desde que volvió a Salas siempre ha insistido en que se debe normalizar el funcionamiento de las escuelas (5 días a las semana en el horario de 5 horas diarias), sin considerar la realidad de "precariedad laboral" a la que están sometidas las maestras y quienes desempeñan labores vinculadas a la educación en nuestro país (obreros, administrativos, etc.)
Pero el ministro vino a lo suyo y no es casual que el año escolar pasado haya destinado 400 vehículos "nuevos" a los supervisores para garantizar la supervisión de al menos 1 escuela diaria, lo que en su lógica supondría que en una semana se supervisarían 2.000 escuelas, lo que significaría supervisar en 4 semanas 8.000 instituciones y a este ritmo en dos meses se supervisarían las 16.000 instituciones existentes. Esto sería, en la lógica del ministro, una indudable demostración de capacidad y efectividad gerencial. Pero resulta que la realidad es más terca de lo muchos piensan y termina imponiéndose sobre ideas.
La realidad a la que nos referimos va más allá de los números y datos estadísticos que al día de hoy puede presentar el ministro y su equipo. Esta realidad indica que a pesar de los épicos esfuerzos de maestras en las escuelas y de muchos profesores en liceos la educación publica está en decadencia.
Por muchos datos que el ministro muestre indicando que el Programa Alimentario Escolar (PAE) está creciendo la realidad es que nunca antes, como ahora, se requeriría que las escuelas dieran suplemento alimentario a nuestros niños y jóvenes, pero todos sabemos que eso no está ocurriendo y se ve lejana la posibilidad real de que comience a ocurrir en el corto o mediano plazo. Pero el ministro se autosatisface con mostrar cifras y datos que probablemente ni los más leales de su equipo creen.
Así mismo es fácilmente constatable que lo que hace pocos años atrás fueron hechos demostrables como la dotación de bibliotecas en las escuelas, el funcionamiento de los Centros Bolivarianos de Informática y Telemática (CBITs), la entrega de libros y útiles escolares a los estudiantes, al día de hoy no pasan de recuerdos gratos que se esfumaron con el paso del tiempo y con el cambio de las políticas educativas del Estado venezolano. Pero el ministro está conforme con cumplir la tarea de mostrar datos numéricos que presentan una educación pública inexistente.
Feliz retorno a labores a todos los colegas docentes el 16 de septiembre, disfruten de los pocos días que quedan de sus vacaciones.
