El Gobierno de Maduro inició la Intervención de la UCV

El Gobierno de Maduro inició la Intervención de la UCV

En la cercanía de cumplirse los 300 años de fundada, la UCV, aquella del Libertador con sus Estatutos Republicanos de 1827 hoy, de nuevo, ante una intervención en curso.

Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución

El pasado viernes 22 de octubre Nicolás Maduro, acompañado por algunos de sus más cercanos colaboradores, “visitó”, en horas de la noche y protegido por las sombras, el campus de la UCV en Caracas. El hecho de que un mandatario nacional camine por el recinto de una universidad no es algo que se pueda ver como escandaloso o cuestionable en sí mismo, ya había ocurrido con Hugo Chávez en 1999 cuando acudió al recinto universitario para devolver personalmente a la UCV propiedades que le habían sido arrebatadas por gobiernos anteriores, como el Jardín Botánico y la Zona Rental. El asunto es que este evento es parte de una acción continua y sistemática de intervención de las universidades públicas, toda una política orientada a minar la esencia misma de la autonomía universitaria y que, el gobierno autoritario de Maduro, particularmente en el caso de la UCV, exhibe como una especie de trofeo en un gesto cargado de muchísimo cinismo cuando se refiere a la destrucción de la Universidad Central de Venezuela y la compara, según sus propias palabras, con el retén de Catia y le endilga el epíteto de “la universidad chatarra”, donde pareciera que esta situación de crisis profunda que padecen las universidades públicas, y en este caso la UCV, fuese un hecho circunstancial y ajeno a una crisis generalizada de las instituciones del país, donde el gobierno nacional, es decir, el mismo Nicolás Maduro, no tuviera ningún tipo de responsabilidad, esto sin quitarle méritos, también en este mismo sentido, a quienes desde hace más de trece (13) largos y penosos años vienen asumiendo, sin mediación de tipo democrático ni consulta al Claustro o, más allá, a la comunidad universitaria, el rol como autoridades, sin el menor atisbo de vergüenza por ese comportamiento arbitrario y anti académico.

Esta “visita” de Nicolás Maduro a las instalaciones de la UCV, presentándose como una especie de “salvador” no es más que la expresión de un gobierno autoritario y abiertamente cínico que viene desarrollando una política de intervención de las universidades públicas, donde sin lugar a dudas la UCV, en el marco de su próximo aniversario a 300 años de fundada, se convierte en un hecho emblemático de agravio. Es una intervención con disfraz de supuesta recuperación, después de haber vulnerado mil veces lo que establece el artículo 109 de nuestra constitución, el cual reza:

“El Estado reconoce la autonomía universitaria como principio y jerarquía que permite a los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y egresadas de su comunidad, dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanística y tecnológica para beneficio espiritual y material de la nación. Las universidades autónomas se darán sus normas de gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la ley. Se consagra la autonomía universitaria para organizar, elaborar y actualizar los programas de investigación, docencia y extensión. Se establece la inviolabilidad del recinto universitario” (CRBV).

Muchas han sido las voces que desde hace unos cuantos años vienen denunciando el proceso sostenido y sistemático instrumentado desde Miraflores, que tiene como finalidad impedir el desarrollo de cualquier espacio que promueva la democracia y por ende la libertad de pensamiento y de acción, espacios que los regímenes autoritarios que buscan consolidarse asumen como su enemigo principal, como es el caso de los centros educativos y concretamente las universidades.

La UCV a lo largo de sus casi 300 años de fundada, ha vivido varios momentos oscuros, siendo los emblemáticos más recientes aquellos que están asociados a la dictadura de Pérez Jiménez, cuando la Junta de Gobierno en 1951 toma la decisión de destituir a sus autoridades y se produce la intervención, perdiendo la UCV su total autonomía y, posteriormente, durante el primer gobierno de Rafael Caldera en 1969, paradójicamente profesor de la UCV, cuando se produce el allanamiento al recinto universitario con presencia militar, dejando un lamentable saldo de estudiantes muertos, torturados, heridos y detenidos y más de un año la universidad cerrada.

Durante aquellos momentos de intervención y allanamiento, los regímenes políticos, bien sea de dictadura o de democracia representativa, a pesar de sus acciones violentas y violadoras de los derechos humanos, se toparon con una comunidad universitaria cohesionada, moralizada, con liderazgos legitimados y dispuesta, como en efecto ocurrió, a defender la autonomía universitaria con estoicismo y dignidad. Luego al pasar los años, la crisis profunda y compleja que embarga al país como un todo también tiene su correlato en prácticamente la totalidad de sus instituciones: y las universidades públicas, lamentablemente, no escapan a esta realidad.

Las sombras oscurecen cada día más a las universidades.

Nuestras universidades públicas sufren hoy una nueva arremetida sistemática por parte de un régimen autoritario que busca doblegarlas y arrodillarlas para inocularles la semilla de la destrucción que significa la eliminación total de su esencia: “Universitas” y, por lo tanto, de su total autonomía. Es una verdadera tormenta perfecta donde se combinan en la actual crisis universitaria: la arremetida externa que viene realizando el régimen de Maduro expresada en un contínuum de decisiones autoritarias que vulneran su autonomía organizativa, administrativa, económica y financiera, con las propias debilidades internas: deslegitimidad de sus autoridades, sueldos de hambre y sin seguridad social para su personal docente, administrativo y obrero que en gran medida, en el mejor de los casos, ha tenido que migrar fuera del país o hacia otras actividades para evitar morir de hambre junto a su familia; con una destrucción total y sistemática de sus, laboratorios, instalaciones y espacios. Todo ello, en medio de una crisis general que embarga al país donde se suma la pandemia por COVID-19 que obliga el abandono de sus espacios por parte de los miembros de su comunidad, quienes constituyen la primera línea de defensa de la Autonomía Universitaria y generan la savia para su regeneración y vida: sus estudiantes, profesores, personal administrativo y obrero. Nunca como ahora, existe la posibilidad cierta del exterminio de la universidad pública nacional.

Ante esta agresión a la propia Constitución, ante la arremetida antidemocrática, anti universitaria y antipopular de Maduro y quienes con él gobiernan, la única y posible respuesta es la ocupación de los espacios universitarios por parte de los miembros de su comunidad y del pueblo doliente que puede perder uno de sus patrimonios más valiosos: La Universidad pública con su autonomía, como pauta la Constitución. Se trata de construir espacios de diálogo y de reencuentro de la Comunidad Universitaria y el pueblo, para lograr, como en “Fuenteovejuna” del dramaturgo Lope de Vega, construir la unión popular contra la opresión y el atropello.

Por la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución:

Héctor Navarro, Esteban Emilio Mosonyi, Gustavo Márquez, Edgardo Lander, Juan García, Santiago Arconada, Oly Millán, Ana Elisa Osorio, Roberto López.



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