El proceso de investigación educativa desde los distintos paradigmas de Investigación

Con el presente artículo se pretende indagar sobre las concepciones paradigmáticas que rodean la investigación educativa. Para esto, se realiza una revisión teórica y un análisis de los paradigmas dominantes en ciencias sociales y en el área de la educación, tomando en consideración los aportes de algunos autores que se han dedicado a este tipo de estudios, se plantea conocer los aspectos más significativos de cada uno de ellos, así como, la metodología que ofrecen dependiendo del abordaje investigativo que se desee realizar, de igual manera, se busca incentivar el interés en el área de la investigación educativa y reflexionar sobre el beneficio que implica la aplicación de los distintos paradigmas y sus métodos en la generación de conocimiento y el desarrollo de la ciencia.

El término paradigma se deriva del griego "dáiknymi", que literalmente significa modelo, tipo, ejemplo, patrón. En las investigaciones educativas se utiliza para designar el enfoque o concepción adoptado por el investigador, influenciado por corrientes filosóficas, dirigidas a solucionar determinados problemas, propios de su entorno investigativo. Este enfoque o posición tiene carácter ontológico, determinado por la comprensión de la realidad que se investiga; epistemológico, expresado en la posición que se asume ante lo investigado; y metodológico, dado por las vías, formas y procedimientos considerados en el estudio.

En tal sentido, existen diferentes enfoques atribuidos a la función de los paradigmas y su importancia en el desarrollo de las ciencias y específicamente en el modo de obtención del conocimiento: la investigación científica. En general los paradigmas establecen condiciones y presupuestos para un nivel determinado de desarrollo de la ciencia, enmarcado en tiempo y espacio, lo que lleva implícito el cambio; cuando esto sucede, se establecen nuevos presupuestos, condiciones, retos, y oportunidades.

A lo largo de la historia de la ciencia han surgido diversas corrientes de pensamiento (el empirismo, el materialismo dialéctico, el positivismo, la fenomenología, el estructuralismo) y diversos marcos interpretativos, como el realismo, el constructivismo y la complejidad, que han generado diferentes caminos en la búsqueda del conocimiento, sin embargo, y debido a las diversas premisas que las sustentan, desde el siglo pasado tales corrientes se "polarizaron" en dos aproximaciones principales de investigación: el enfoque cualitativo y el enfoque cuantitativo, Fernández. Hernández y Batista (2012).

Los enfoques cuantitativos, cualitativos y mixtos de la investigación científica provienen de los niveles de investigación establecidos por diferentes autores y que constituyen posibles elecciones para afrontar problemas de investigación y resultan igualmente valiosos. Son hasta ahora las mejores formas diseñadas por la humanidad para investigar y generar conocimiento.

El modelo de la investigación cuantitativa (empírico-analítico) se sustenta en el idealismo subjetivo, como el positivismo, el neopositivismo (lógico y semántico) y el pragmatismo (Alonso, 2003). Esta orientación de la investigación científica resulta la más utilizada en el área de las ciencias sociales, y en especial, de la esfera educativa. La posición filosófica epistemológica que sustenta este enfoque parte de identificar la naturaleza y la sociedad, por lo que se extiende con exclusividad a las exigencias de las ciencias naturales y exactas, al estudio de los fenómenos sociales.

Si bien es cierto que la investigación cuantitativa se sustenta bajo una corriente filosófica, también en cierto está dentro de los niveles de investigación cuantitativa se deriva de los niveles descriptivo, relacional, explicativa, predictivo y aplicativo, estando la cualitativa en el nivel exploratorio.

El modelo de la investigación cuantitativa plantea, en primer lugar que la realidad existe y es objetiva (ontología); en segundo, que el investigador puede conocer esa realidad por medio del razonamiento inductivo y solo empíricamente (epistemología); en tercer lugar, que solo se pueden emplear métodos empíricos para el conocimiento de la realidad; o sea, para la búsqueda y procesamiento de la información (metodología).

La misión de la investigación científico-cuantitativa es explicar los fenómenos, interesarse en las causas que originan estos (principio de verificación) y se apoya en las técnicas estadísticas para el procesamiento de la información, la que se obtiene mediante los métodos empíricos: la observación, la encuesta, y el experimento; y de esa manera llegar a las conclusiones, que son altamente generalizables ya que se admite la posibilidad de formular leyes generales. Como se puede apreciar, el problema esencial de la investigación cuantitativa hay que buscarlo en la base filosófico-epistemológica que lo sustenta.

En contraposición con el anterior se encuentra el paradigma interpretativo, también llamado cualitativo, naturalista, humanista o etnográfico, que centra su estudio en los significados de las acciones humanas y la vida social, en medio de una realidad dinámica, múltiple y holística. Sustentado también en el idealismo subjetivo: en el humanismo neokantiano, en sus diferentes posiciones y escuelas.

Esta corriente de pensamiento se opuso, desde el siglo XIX al positivismo y también al marxismo. Sus figuras más destacadas fueron: Dilthey, Rickert, Windelban, quienes formaron parte de la famosa escuela de Baden; y por último Weber (1864-1920), que continuó su desarrollo en el siglo XX, con la primera y la segunda generaciones de la Escuela de Frankfurt, con representantes como Teodoro Adorno y Jurgen Haberlas, respectivamente (Colectivo de Autores, 2006).

Los investigadores interpretativos se inclinan hacia el estudio de características de fenómenos no observables, directamente, ni susceptibles de experimentación, como algo único y particular, más que en lo generalizable. A este paradigma se asocian los estudios etnográficos, los de casos; entre otros.

La mayoría de los autores consideran que la naturaleza del enfoque cualitativo radica en los métodos que son utilizados; otros opinan que tienen un carácter exploratorio y de primer nivel, para luego aplicar otra más rigurosa y profunda con verdadero rigor metodológico (refiriéndose a la cuantitativa).

Por último, se encuentra el paradigma socio-crítico, que surge como respuesta ante las dificultades que presentan los anteriores, pues pretende superar el reduccionismo del primero y el conservadurismo del segundo, en busca de una ciencia social que no sea puramente empírica, ni solo interpretativa. En este paradigma se considera la unidad dialéctica de lo teórico y lo práctico, como un todo inseparable. Pretende la búsqueda de una comprensión más consistente de la teoría y la práctica educativa, considerando al docente como investigador.

Bajo el paradigma socio-crítico se encuentran los estudios de la investigación-acción: participativa, de acción crítica y colaborativa. Desde este paradigma, los problemas de investigación parten de situaciones reales y tienen por objeto de estudio transformar la práctica; su selección la realiza el propio grupo, que cuestiona la situación inicial. El diseño se puede definir como dialéctico, pues se genera a través del diálogo y consenso del grupo investigador, se renueva con el tiempo, en un proceso con forma de espiral.

La muestra del estudio se encuentra conformada por el grupo que realiza la investigación. En la recogida de datos se emplean procedimientos cualitativos y cuantitativos, con énfasis en los aspectos cualitativos y en la comunicación personal. El análisis de interpretación de datos se realiza con la participación del grupo, mediante la discusión e indagación, con alto nivel de abstracción.

Los criterios de rigurosidad se encuentran en la validez consensual obtenida en la práctica.

El paradigma dialéctico materialista se caracteriza por propiciar un proceso de análisis histórico de los fenómenos sociales y una relación indisoluble entre teoría-praxis, donde se conjugan, en dependencia de la posición que se adopte, lo cuantitativo y lo cualitativo, según la circunstancia y la dinámica tanto del objeto, del sujeto, como del proceso; así como lo objetivo y lo subjetivo.

Tradicionalmente la investigación en el ámbito educativo se ha visto influenciada por sus postulados y principios, pues su finalidad se encuentra en explicar, controlar, verificar y predecir fenómenos con el método hipotético-deductivo, para luego expresar el nuevo conocimiento, de tipo técnico, mediante leyes nomotéticas (generales), que orienten la práctica.

Para finalizar es importante señalar que Independientemente de la diversidad de criterios existentes sobre sus distintas modalidades, la mayoría de los investigadores coinciden en que sin método (camino para lograr resolver el problema investigativo) no hay posibilidad de desarrollo de la ciencia. Aun cuando las diferentes modalidades de métodos puedan evidenciar debilidades y limitaciones que demandan su constante perfeccionamiento, el valor epistémico de cada uno de ellos es condición básica para el surgimiento de métodos más eficientes.

Se concluye que el uso aislado de cualquiera de los paradigmas cuantitativos y cualitativos limita la profundidad del análisis y consecuentemente del alcance de los resultados, por tanto la interacción o combinación de estos a criterio y en función de los objetivos de la investigación garantizará niveles cada vez mayores de objetividad y profundidad del saber humano. Se infiere que el empleo de los paradigmas cuantitativos y cualitativos en las ciencias de la educación contribuye a un mayor desarrollo y calidad de las investigaciones que en este campo se realizan, enriqueciendo el acervo investigativo a nivel educativo, dando posibilidades a explorar otros paradigmas; así mismo, se considera acertado impulsar en la medida de lo posible el desarrollo de investigaciones desde una perspectiva multiparadigmática.



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