Fe y Alegría ofrece a Venezuela su corazón

El 5 de marzo, Fe y Alegría cumple 65 años sirviendo con dedicación y pasión a Venezuela. Desde su nacimiento en 1955, optó por la educación por considerarla el medio más idóneo para combatir la miseria y hacer de las personas sujetos dignos, productivos, solidarios. La carencia de este bien lleva a las sociedades al fracaso.

Desde sus inicios, Fe y Alegría comprendió que, para que la educación fuera un medio de superación y dignificación, debía ser de calidad. "La educación de los pobres no puede ser una pobre o superficial educación"; "buscamos la mejor educación para los que están en condición peor", fueron consignas que han iluminado siempre los esfuerzos y búsquedas de Fe y Alegría. Sin educación o con una pobre educación sólo lograremos un pobre país.

Por ello, en estos tiempos en que Venezuela está siendo golpeada por una profunda crisis, Fe y Alegría reafirma su compromiso de seguir trabajando por una educación de calidad. Como lo ha demostrado a lo largo de toda su historia y en los 22 países donde está presente, Fe y Alegría no se amilana ante los problemas sino que se crece ante ellos. Las carencias y dificultades avivan su compromiso y su creatividad. Por ello, hoy trabaja con renovado ahínco para responder adecuadamente a la situación de emergencia educativa que estamos viviendo. En consecuencia, se esfuerza por convertir sus centros y programas en lugares de vida, de defensa de la vida y de convivencia solidaria. Ello le exige el esfuerzo permanente por mitigar los efectos más inhumanos de la crisis como son el hambre y la escasez de medicinas, articulándose con los organismos e instituciones que tienen una rica experiencia en enfrentar problemas semejantes. Son tiempos de alianzas y de estrechar lazos con las familias y comunidades para enfrentar juntos los graves problemas que vivimos. Hoy, Fe y Alegría entiende que debe ser una prioridad educativa, como parte esencial de su propuesta, garantizar a los alumnos un plato de comida y los recursos imprescindibles para garantizar su aprendizaje.

Tras sufrir también las consecuencias de la marcha de numerosos docentes que han abandonado las aulas e incluso el país en busca de mejores oportunidades de vida, Fe y Alegría sigue insistiendo por todos los medios a su alcance, en su vital importancia, pues no hay educación sin educadores, y no será posible la educación de calidad sin educadores de calidad. Por ello, muy consciente de las graves dificultades que viven los educadores y educadoras y del valor que hace falta hoy para seguir educando con entusiasmo y sin rendirse, no sólo trabaja y levanta su voz para que sean remunerados como se merecen, sino que privilegia por todos los medios a su alcance su formación humana, pedagógica y espiritual, que fortalezca su resiliencia y su capacidad de resistencia. Junto a ello, se esfuerza también por brindarles apoyo para que puedan enfrentar alguna de sus carencias fundamentales como el hambre y la falta de transporte. Para suplir las ausencias y abandonos, viene incorporando a jubilados, desempleados o personas formadas de las propias comunidades y así evitar los problemas de movilización, a los que brinda la adecuada formación y el acompañamiento humano y pedagógico necesarios.

Una vez más, Fe y Alegría le ofrece hoy a Venezuela con humildad y generosidad ese corazón que durante sus 65 años ha latido incansablemente amor hecho servicio, especialmente a las poblaciones más excluidas y carentes



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Antonio Pérez Esclarín

Educador. Doctor en Filosofía.

 pesclarin@gmail.com      @pesclarin

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