Vanguardia educativa, motor de transformación

La escuela silente, apática, derrotada por la rutina, el cumplimiento, hace sus mejores esfuerzos por mantenerse y sobrevivir. A ella le acompañan los que fuimos formados para reproducirla y mantenerla. No hay víctimas ni victimarias, hay intencionalidades. El Banco mundial metió sus manos en los sistemas educativos. Exige a los gobiernos que se plieguen a sus leyes del mercado. El hombre que se forma debe tener como premisa: obediencia al sistema, no protestatario, que ritualice las rutinas diarias sin cuestionarlas y sobre todo que borre su memoria histórica y su identidad.

De allí la razón de ser de editoriales como Santillana, Cobos entre otras. Por arte de magia han desparecido en ellas las reseñas del Sócrates de Caracas, Rodríguez y se ha reducido la grandeza de Paolo Freire en un panfleto de media cuartilla. Luis Beltrán y el Che están en la cola para la próxima edición del libro de historia. El modelo didáctico de las mencionadas editoriales es lo esperado: preguntas y respuestas. Lea, memorice y repita. Los paisajes de sus ilustraciones son lejanos y los rostros no tienen la frescura de nuestras indias y afrodescendientes.

Editoriales, planes de estudio estructurados, objetivos generales y específicos, desinversión en programas educativos eran parte del complot para asegurar una sociedad consumista, pasiva y respetuosa de la norma, que aplauda la competencia y los cuadros de honor y que todo se media con una nota al mejor estilo del score de los beisbolistas de las grandes ligas. Así se aseguraron del encierro del ser, la muralla que lo separaría de su hermano. Solo consume, compra y diviértete, desarrollemos tus capacidades hasta la adecuación media y ya es bastante, decían los tecnócratas.

Afortunadamente hay sangre combatiente en el venezolano, espíritu rebelde además de apertura a nuevas corrientes, como no los enseñaría un Francisco de Miranda que recorrió mundos al igual que Rodríguez pero que no se acurrucaron al confort del desarrollo y el progreso sino que regresaron a su patria a liberar a los humildes.

El mismo huracán que empezó a mover las estructuras sociales desde 1999, traído con un frondoso árbol de tres raíces y que impacto a un pueblo, movió los cimientos de la educación y la escuela desde la constituyente educativa, el PEN, la conformación del Sistema Educativo Bolivariano, la aprobación de una nueva ley Orgánica mas parecida al proceso social en curso, paseándonos por programas como la Canaima educativa y los textos del la Colección Bicentenario hasta llegar al puerto del proceso de transformación Curricular en pleno desarrollo.

Se reaviva de nuevo el choque de las dos escuelas, una con un referente liberal, selectiva, excluyente, fragmentaria que apunta a la competencia con la formación de una mal llamada excelencia y la otra inclusiva, democrática, participativa sobre todo reflexiva y critica. Es aquí donde llegamos al meollo del asunto, a nuestro entender una buena razón para detener un currículo, cuando vemos que despiertan nuestras potencialidades.

Hay quienes creen que para que se de esa transformación se necesita condiciones para el cambio, los que así piensan a mi entender son oportunistas, y nada revolucionarios, aquellos que les gusta la tarea fácil. Recuerdo una vez que el Comandante Chávez nos decía "y quien dijo que hacer una revolución seria un camino fácil…" Otros que creemos en la necesidad de una vanguardia creadora, formada, con intencionalidad pedagógica y que sepa para donde va. Y si no pregúntenselo a Bolívar en la Expedición de los Cayos, o en la Campaña admirable para ver si él sabía o no para donde iba!!! No podemos llegar a ninguna parte si no sabemos para donde vamos. Miranda se vino desde Haití e hizo la primera Bandera en altamar cerca de la Vela de Coro, vaya claridad que tenía.

Así, Maestros, Ministros, Jefes de Zonas, directores, docentes comprometidos y la fuerza estudiantil deben tener claridad hacia donde dirigen el barco de la educación. Para ello es necesario aglutinar, formar y empoderar a una vanguardia educativa, que no le tema a la tempestad y que sepa que la carta de navegación está en la Constitución, los fines de la educación y el Plan de la patria. El que tenga claro eso no necesita que el Ministerio le baje lineamientos, es decir que si el ministerio necesite bajar lineamiento para empujar la transformación educativa entre la vanguardia, esto constituye una muestra de la profunda debilidad que se tiene, la falta de rumbo y la pérdida de la pasión revolucionaria.

El Lineamiento y el tareísmo administrativo convierten a la educación en un farsa burocrática, un efectismo para sacarse una foto y colocarla en las redes. La educación no se construye únicamente dando Tabletas, libros o aumentos salariales al docente. Es mucho mas profundo, tiene que ver con el alma y la conciencia del todos los responsables de la transformación. La carga no la puede llevar solo el maestro, la transformación la empuja la vanguardia.

¿Como podríamos formar esta vanguardia?

Primero: evitar el autoritarismo, la línea de mando unidireccional desde arriba como si el maestro (me refiero a la vanguardia, ) no fuera un sujeto político y tuviera nada que aportar.

Segundo: la vanguardia tiene que ocupar lugares estratégicos, puestos claves de jefaturas zonales, jefes de división y directores de planteles. Es decir infiltrar las estructuras y socavarlas desde adentro hasta derrumbar el viejo modelo y darle paso a lo nuevo.

Tercero: la vanguardia se casa con el poder popular, con los estudiantes organizados, las comunidades y la escuela en un solo tejido social.

Cuarto: La vanguardia, es atrevida y desafiante ante lo convencional, para eso tiene necesariamente que tener formación socio política, conocer el Plan de la Patria, identificarse con referentes éticos, precisar lo que hemos conquistado en 18 años de revolución educativa, saber distinguir el antes de 1999 y el ahora en materia de reivindicaciones educativas, programas y misiones a modo de poder defender con argumentos las conquistas logradas.

-Quinto: La escuela abre sus espacios verdaderamente a las comunidades organizadas de manera permanente, con actividades culturales, recreativas y pedagógicas que trasciendan el propio currículo.

Sexto: la trasformación de la escuela apunta a formar el hombre con conciencia de humanidad, valores como la solidaridad, el respeto, la convivencia y amor por la naturaleza, con pensamiento crítico.

Séptimo: La vanguardia aun cuando respeta un lineamientos político estratégico que provenga del alto comando político de vanguardia educativa debe tener espacio para la creación y para el empuje de los proceso de trasformación. Quien da el lineamiento, valora y reconoce el trabajo que hace el sujeto o líder educativo sin mezquindad ni protagonismo.

Finalmente, la vanguardia no le trabaja a un partido, una individualidad o institución sino a unos ideales que defiende, a una esperanza que ve en el horizonte, a una sociedad distinta, con otros valores. Trabaja por la construcción del hombre nuevo, del nuevo republicano que hablaba Rodríguez o la patria buena de la que habló Hugo Chávez

Depongamos pues posturas imperativas, arrogantes y destructivas y sumemos a un gran colectivo de vanguardia transformadora (camino necesario para impulsar el proceso de transformación curricular) que tribute a la construcción de la nueva escuela. La patria es el Hombre.

 

educacionydebate@gmail.com



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