La urgente democratización de la UBV: Un problema de voluntad política

Una universidad como la UBV, que nació bajo el espíritu de incluir a los excluidos de la educación superior, por ende, con una profunda esencia socialista del nuevo tipo, presupone la construcción de mecanismos idóneos, no solo para la cuantificación como elemento central de la inclusión, sino de la inclusión como un fenómeno de incorporación al proceso social, económico y político que vive nuestro país.

La esencia fundamental de la UBV, bajo el criterio de la universidad “extramuros”, no contempla el abocar esfuerzos para la atención de aquel que viene en condiciones no idóneas para salir de una vez a tratar de construir soluciones colectivas con las comunidades, ¿cómo podemos pretender generar alternativas de solución a los problemas de la comunidad a través de “Proyecto” cuando nuestros propios estudiantes carecen incluso del pasaje necesario para llegar a algún sector de esa comunidad, o cuando la afectividad, o la comprensión lectora no es suficiente para involucrarse en estos proyectos?. ¡Parece que el primer “Proyecto” debería ser la UBV!

La Universidad Bolivariana de Venezuela, es un proyecto y un hecho de trascendencia histórica en el contexto de la educación superior ya que es inédita en su concepción, posee fuertes bases en su documento rector y nació bajo un criterio de selección de personal con altas exigencias para el logro de los objetivos.

Sin perder este espíritu, la UBV debe asumir un elemento fundamental para lograr la consagración de sus objetivos, y esta debe ser “la democratización”, como proceso liberador, no de las divergencias, sino de los conflictos estériles.

Cuando hablamos de democracia, estamos hablando de un estado ideal de participación directa de todos los ciudadanos, cuando trasladamos la democracia a la UBV, estamos hablando de un tipo ideal de aplicación de un modelo de participación directa de cada uno de los estudiantes, profesores, administrativos y obreros en los procesos de toma de decisión inherentes a la vida y destino de la UBV. Siendo este un tipo ideal, si hablamos de un “proceso de democratización” estaríamos hablando de una gesta emancipadora del modelo de democracia representativa, donde las autoridades se sienten con la propiedad de hace ejercicio de la soberanía que nadie a delegado en ellos.

El proceso de democratización de la UBV debe ser paulatino, y debe tener como objetivo, no solo generar procesos de elección para la asignación de autoridades, sino la creación de mecanismos de participación directa en espacios de debate para la búsqueda de coincidencias, que además permitan operacionalizar con eficiencia las decisiones adoptadas.

La necesidad de escoger verdaderos “coordinadores de voluntades” y no “autoridades”, en espacios tales como los Programas de Formación de Grado a nivel regional y a nivel nacional, y la necesaria articulación de grupos u organizaciones estudiantiles, que dependiendo del tópico a abordar evalúe pertinente la incorporación del personal obrero y administrativo, en espacios de diálogo permanente y con poder vinculante, distinto a un clásico “consejo de escuela”, sino más bien orientados al desarrollo de asambleas de ciudadanos y ciudadanas, donde todos y cada uno de los participantes tengan posibilidad de vincularse al proceso de toma de decisión planteado, y al proceso de ejecución de la decisión con responsabilidad, pasa por un mejoramiento de la cultura política y democrática de la comunidad ubevista, pero además pasa por la necesaria experimentación de un modelo necesario de crear para demostrar que “el ejemplo empieza por casa”.

Esto implica la necesaria construcción de toda una ingeniería para el proceso de participación y proceso de toma de decisiones que debe ser construido colectivamente en mesas de trabajo, salón por salón, grupo de profesores de PFG, departamento por departamento, dirección por dirección, sede por sede.

La UBV no soporta mas contradicciones internas entre lo que profesa y lo que hace internamente, es un problema de voluntad política y de poca claridad sobre el proyecto de país que queremos, no es un problema de grupos que desean el poder y no se les puede permitir acceder a él, es un problema de democratización del poder para todos y cada uno de los que responsablemente acepte asumir el reto de participar en la reconstrucción de una universidad enmarcada en el nuevo socialismo, que por cierto descarta el stalinismo como modelo ya que fracasó en su intento.

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Nicmer N. Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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