Las velas de Simón Rodríguez. el maestro y la educación liberadora, Octubre mes de su nacimiento

Tuve la oportunidad de compartir los seis años de fundación del Infocentro de Santa Eduvigis en La comunidad de la Pedrera, del estado Aragua, con sorpresa pude ver como su coordinadora Solmar dentro de su humilde programa comenzó el acto rememorando al maestro Simón Rodríguez, y entre pensamientos, presentaciones, entrega de certificados a los que culminaron sus cursos, reconocimientos, bailes y reflexiones esta gran educadora expresaba que el maestro Simón había sido inspirador de las obras del infocentro, entre otras cosas, decía Solmar que la educación popular solo hace posible el desarrollo de las potencialidades de las gentes en la comunidad así como también, que ser educador popular era un compromiso muy grande puesto que se trabajaba en todo momento para contribuir con el acto de educar y hacer del infocentro un centro comunitario para y con la gente.

Pero lo que más me causó impresión fue el momento en que un joven artista de la comunidad prendió tres velas y elevó cuatro frases al maestro Simón Rodríguez y desde allí se cristalizó aquel momento en mi memoria, cuando el maestro ya cansado de tanta incomprensión, llegó a un pueblito de cualquier lugar de esta América y estableció una fábrica de velas, como símbolo para regar las luces en medio de tanta ceguera y oscuridad.

La vela en los viejos tiempos era el medio que tenían los pobres para resolver los problemas de la iluminación nocturna, amén de los estudios pues a la luz de las velas muchos filósofos, maestros, intelectuales de épocas pasadas se formaron en la lectura y en la escritura.

Pero, volvamos a Solmar, ya finalizando el acto, comenzaron los reconocimientos y la respectiva entrega de velas como símbolo para regar las luces, así que ese detalle me conmovió en lo personal y la inevitable reflexión que debemos seguir formándonos desde la praxis, hoy más que nunca el compromiso para regar las luces, las que decía el maestro, la lectura, la escritura, el discurso, la política, la república, el país, la patria grande, la revolución educativa inconclusa, la educación popular, pero aun más, su proyecto de Chuquisaca, el de la Escuela Social, donde expresaba que, ser republicano pasa por comprender el “TRATAR CON LAS COSAS, es la primera tarea de la educación, Y TRATAR CON QUIEN LAS TIENE, es la segunda”.

Este principio Rodrigueano, tiene que ver mucho en la relación de los estudiantes con la experiencia práctica, la viva, la que pasa por valorar los procedimientos, los métodos para su concreción, y desde aquí, se configura el carácter del joven, del niño para vivir en sociedad, pues nuestras sociedades la conforman familias, cuadras, calles y ciudades llenas de gentes; por tanto, pide el maestro que pensemos en esta educación, en los principios para ser gente sociable y en sociedad desde la convivencia y no en la conveniencia.

Los maestros y maestras, sus prácticas, el modelo de educación ya escrito y dejado por el maestro, es parte de la reconstrucción de un modelo educativo que nos proyecte a mediano y largo plazo, valorando los hasta ahora construido, sin desmeritar lo bueno, pero siendo muy críticos y autocríticos a la hora de reflexionar. He aquí parte de sus legados:

“…y como los principios están en LAS COSAS, con cosas se enseñará a pensar-se nombraran Cosas y Movimientos que se vean, oigan, haciéndolos mirar, escuchar, olfatear, saborear y palpar- se hará conocer lo que es Voz y Boca, cómo se forma la una y como se emplean las partes de la otra para pronunciar… se hará entender que se habla para el oído, y se escribe para el ojo.

Se enseñará a ver el número en las cosas, y estas se harán conocer por su color, figura, forma, extensión y propiedades. Leer no será estropear palabras por falta de tiempo, sino dar sentido a los conceptos: por consiguiente, el que no entienda lo que está escrito, no debe leerlo.”

Atrás dejaba la escolástica el maestro, acción, acción, movimiento, experiencia, hacer, activar al estudiante, conceptualizar, son parte de lo que hay que reconstruir, repensar en nuestra ya obsoleta escuela, y más aún producir nuestro propio alimento, vestido, techo, sin perder de vista la recreación como necesidades básicas para vivir.

El país, su modelo educativo exige hoy más que nunca de la conversa, el dialogo, la conjunción de las voluntades y los procesos avanzados para que la revolución sea cada vez más cercana a lo que aspiramos.

Escuela Social Rodrigueana Latinoamericana y del Caribe


omt991@gmail.com




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Mirna Sojo

Militante del Movimiento Pedagógico Revolucionario (MPR)- Escuela Social Rodrigueana Latinoamericana y del Caribe (ESRLC). Maestra normalista, Licenciada en Educación.

 omt991.2@gmail.com

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