Cada ladrón juzga por su condición:

Una respuesta justa y necesaria para la oposición académica a propósito del PEI

     “Si los perros ladran es señal de que avanzamos” 

     Con la instrumentación del programa de estimulo al investigador (PEI) y la eliminación del  programa de promoción al investigador (PPI) muchas voces agoreras de la “academia universitaria” han jugado al fracaso de este nuevo instrumento, que no solo evalúa a los docentes-investigadores de las universidades, pues ahora su radio de acción llega al pueblo, es decir a los innovadores que nunca fueron tomados en cuenta por la “meritocracia de las academias”. Este programa valora la investigación con pertinencia social y no solo a aquellos universitarios que se dedicaban a atiborrar el maletín personal de su ego, que se llenaban la boca diciendo que tenían cualquier cantidad de proyectos y publicaciones que los catalogaban como lo último o lo mas vergatario en su área. En efecto se dedicaban a producir para tener un súper currículo, pero ¿el pueblo qué?

     Estos plus ultra del conocimiento al igual que los meritocraticos de la antigua PDVSA subestiman al pueblo, creen que sin ellos la ciencia se acaba. No les cabe en la cabeza la idea de que la creación e innovación es también una manifestación de conocimiento que enriquece y viene a responder necesidades reales de las personas. Ellos que han olvidado al pueblo y no quieren ser equiparados a los que los tienen presentes en todas sus acciones.

     Ya que la idea en sí del PEI les resulta imposible de seguir descalificando, ahora atacan a los evaluadores de las credenciales para ingreso al PEI, calificativos de gobierneros, sin credenciales, recién llegados, paracaidistas y otros epítetos que dicen más de sí mismos (y de sus viejas prácticas como evaluadores del PPI) que del actual intento de promover verdaderos poderes creadores de todos los ciudadanos.

     Los evaluadores actuales tratan en justa medida ser incluyentes y buscan el estímulo efectivo y real para todos los aspirantes, llegado al punto de que si se diera el caso de no lograr el nivel para ingreso, tal resultado no conlleve nunca una descalificación o sea causa de desaliento, más bien al contrario, que sea un estímulo para la próxima convocatoria. Tampoco se ha dado peso a la postura política de los aspirantes, porque tal cosa sería contraria al espíritu y razón misma del PEI, cuestión que el antiguo PPI no puede decir de sí mismo.

     Contra viento y marea, el programa está tomando cada día más fuerza, porque a canalladas como las que hace la oposición académica no hay que darle palabras, se ha de responder con trabajo y más trabajo.

     (*)Dr.

     Docente/Investigador Titular- UCV

     PPI III – Evaluador del PEI (convocatoria 2011)

     Ex-Rector de la Universidad del Deporte

     pedro_garciaa@yahoo.es   


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Pedro García Avendaño


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