¿Es un "suicidio" cobrar impuestos a bodegueros que ganan miles de dólares diarios, para aumentar sueldos a empleados públicos que ganan $3 mensuales?

El salario mínimo en Venezuela, de Bs. 400 mil mensual, se vio superado e mes pasado por el precio oficial del dólar, emitido por el Banco Central, que alcanza los Bs. 452 mil en el momento de escribirse este artículo. Hace unas horas se pagó a las y los empleados públicos el primero de los cuatro meses de aguinaldo o utilidades que reciben como bono navideño, y mucha gente ha estado deprimida e indignada de que no les alcanzará para mucho. La mayoría recibió entre un millón y dos millones de bolívares, que apenas alcanza para un cartón de huevos y tal vez un kilo de harina.

Desde aquí queremos unirnos a muchas voces, como las de Pasqualina Curcio y otros economistas revolucionarios, que han propuesto soluciones para aumentar los ingresos de los trabajadores públicos y pensionados, en medio del bloqueo que se aplica contra nuestro país por parte del gobierno de Estados Unidos. Creemos que esas soluciones sí se pueden poner en práctica sin afectar aún más la economía del país.

Y es que es indignante que un empleado público tenga un sueldo de dos o tres dólares mensuales, mientras que uno va a cualquier supermercado o bodega y puede ver el movimiento de cientos y cientos de dólares diarios por venta de alimentos y otros productos. Es una desproporción terrible y muy difícil de comprender en un país que busca construir un nuevo sistema económico socialista.

Y es que se ha vuelto normal que uno, como empleado público, tenga que hacer una cola para pagar en el abasto o en el mercado de verduras, y la persona que está delante de uno en la cola, que lleva un cuantioso mercado, está pagando con un billete de cien dólares. Y el cajero tiene que buscar vuelto en dólares, y a veces no hay todo el cambio que necesita (porque en Venezuela no hay "pennies", "dimes", "quarters" u otras moneditas de dólar, sólo billetes) y el cliente tiene que elegir comprarse algunas chucherías para completar.

La profesora Pasqualina Curcio escribió varios artículos abogando por el cobro de impuestos a los grandes empresarios para aumentar los ingresos del Estado.

El economista Jesús Farías, quien también es candidato del PSUV a las elecciones parlamentarias, negó rotundamente que esta opción fuese viable, alegando que el cobro de nuevos impuestos a los grandes empresarios sería "un suicidio" pues "la economía está sufriendo de depresión aguda".

Es cierto que hay sectores de la economía que están prácticamente paralizados por la pandemia, como el turismo, espectáculos, eventos deportivos y similares, que deberían estar exentos de impuestos mientras dure la cuarentena. Pero, por otro lado, en los abastos, supermercados, bodegones, tiendas de ropa, calzado, electrodomésticos, ferreterías, restaurantes y similares muchísimas personas pagan con dólares en efectivo. Uno ve a los cajeros manipulando billetes de 20, 50 y 100 dólares, y aún siendo negocios pequeños uno se da cuenta de que tienen ingresos de cientos de dólares diarios (a veces miles) y les va bastante bien.

Yo creo que ni siquiera haría falta cobrar nuevos impuestos: debería, más bien, garantizarse que los impuestos actuales se cobren. Es vox pópuli que los famosos bodegones, así como numerosas tiendas que venden teléfonos celulares, electrodomésticos, zapatos, ropa, equipos informáticos y similares, venden productos en dólares en efectivo, no cobran IVA y ni siquiera dan factura. Si la pides, te responden que tendrán que añadirle el IVA a la venta. Es una evasión fiscal espectacular que ocurre frente a los ojos de todos, y no hay la más mínima medida contra ellos.

En Venezuela el IVA está exento en los productos alimenticios de primera necesidad y las medicinas, pero hay otros numerosos productos del día a día que sí pagan IVA, y que estos establecimientos no cobran.

El tema de las cuentas bancarias en dólares

En Venezuela no hay forma de abrir cuentas bancarias en dólares, en los bancos nacionales, para usarlas en transacciones rutinarias, tales como transferirlas a otras personas.

Recientemente el Banco Central emitió un comunicado ordenando a las instituciones bancarias cancelar cualquier servicio que pudiera usarse para hacer pagos en divisas extranjeras. Ningún funcionario ha dado explicaciones sobre esto.

Las cuentas en dólares podrían ofrecer algunas ventajas:

  • El Estado podría cobrar un impuesto a las transacciones financieras en dólares.
  • El que una empresa tenga cuenta bancaria nacional en dólares, que use para recibir pagos de sus clientes y emitir pagos a sus proveedores, facilita su auditoría y le obliga a incluirla en su contabilidad, debiendo pagar los impuestos respectivos. Esto dificulta la evasión fiscal. En la actualidad, los dólares se manejan en efectivo y muchas empresas no los reportan.
  • Al no haber forma de tener cuentas nacionales en dólares, las empresas grandes mantienen cuentas en dólares en el extranjero, haciendo transacciones con sus proveedores y clientes sin necesidad de reportarlas al Estado venezolano y sin tener que pagar impuestos.
  • La compra y venta de bienes muebles e inmuebles (vehículos, edificios, apartamentos, etc.) también se realiza con cuentas en el extranjero, que nuevamente no se reportan en nuestro país y están totalmente exentas de impuestos.
  • De hecho, es muy injusto que quienes decidan usar bolívares en sus movimientos diarios tengan que pagar impuestos sobre las transacciones financieras, IVA e Impuesto sobre la Renta, pero quienes usen dólares puedan evadir con facilidad todos esos mecanismos.

No sé si el permitir que se abran cuentas en dólares en bancos venezolanos sea una solución o no. Tal vez genere otros problemas. Hay quién dice que eso haría irreversible la dolarización. Dicen que ya no tendría sentido alguno usar nuestra moneda.

La verdad, no lo sé. No soy economista.

Ya habrá que hacer algo más adelante para recuperar nuestra moneda. Pero pienso que la prioridad debería ser recuperar el poder adquisitivo del pueblo venezolano y, en particular, de las y los trabajadores públicos, así como los pensionados. Lo prioritario, para mí, es la gente. Y la gente no tiene la culpa de esta situación tan desagradable en la que estamos, causada principalmente por el bloqueo estadounidense y las "sanciones" o medidas coercitivas unilaterales.

El Estado no va a poder funcionar con empleados cuyo salario ni siquiera alcanza para pagar el transporte a sus lugares de trabajo, o con empleados que trabajan un sólo día a la semana, o un par de horas desde sus hogares.

Peor aún: esta situación fomenta la corrupción y el desbaratamiento del Estado. En algunas instituciones, hay empleados públicos que han recurrido a la corrupción descarada, al cobro de "matracas" y cuotas ilegales (y en dólares) para entregar un documento, hacer un trámite, instalar un servicio, reparar algo que no funciona, etc. Estas actitudes son injustificables, repudiables y vergonzosas desde cualquier punto de vista. Quienes las hacen se justifican en que la institución los obliga a trabajar todos los días pero no les mejora su sueldo de 2 o 3 dólares mensuales. Básicamente los están obligando a elegir: renunciar, corromperse o morirse de hambre. Yo para nada defendería a empleados públicos corruptos, pero sin duda que el presidente o director de la institución que los puso en esa posición merece un castigo diez veces mayor que ellos.

Particularmente me siento terriblemente irrespetado cuando se me dice que mi sueldo no puede pasar de unos cuantos dólares mensuales porque "no hay dinero", mientras que el dueño del bodegón de la esquina maneja cientos de dólares diarios y no se le puede cobrar impuestos porque "sería un suicidio para la economía".

Más me parece que el asunto es que nadie quiere hacer nada para resolver la situación, y eso me parece aún más grave.



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Luigino Bracci

Estrecho colaborador y antiguo miembro del equipo editor de Aporrea. Bracci es un celoso defensor del Software Libre y de la libertad de expresión.

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