Economía, renglón que debe ser modernizado en este tiempo pandémico

La política de negociaciones multilaterales entre las grandes potencias toca a su fin. En este sentido, Rusia y Estados Unidos buscan imponer determinadas posiciones para debilitar a China, más allá de los avances del gas por el Ártico, porque el rediseño de la nueva Ruta de la Seda para avanzar con su civilización oriental hacia occidente. Por lo tanto, ya no es el terror de una economía de mercado donde quiere imponerse un criterio de su ideología. Cívico-militar. En coadyuvación con los teoremas neoliberales que transforman al campo político en exclusión con la única finalidad de explotar el campo de comercialización ha logrado hasta hoy, el presidente Vladimir Putin ha colaborado mucho con los países latinos de una manera desinteresada, mientras Xi Jinping manifiesta algún interés en particular y, todo a la vista.

Después de la II Guerra Mundial, ningún país quiso avanzar hacia un reformismo e, incluso en tiempo de posguerra y pandemias que inició su nuevo ciclo en 2012- 13. Lo grave, es que América Latina cuenta con un sesenta, (60%) de asalariados y, una buena parte en economía informal, mantenidos por el Estado mediante bonos. Muchos europeos se creen que nuestro continente constituye un refugio seguro, un escondite ideal para contrastar con situaciones posteriores a la posguerra. Se dieron cuenta que solo hay una economía periférica que destruye al Estado, cuyas citas históricas, solo sirven para fomentar sus propias industrias.

Rusia, llega tarde a ésta cita histórica en época de plena confrontación económica, pero, siempre interesada en colaborar como lo hizo con la investigación y lugar de hundimiento del submarino Ara San Juan de Argentina. Es el tiempo de grandes acuerdos económicos y su presencia es vital.

Es que el comercio estadounidense hacia occidente ha disminuido grandemente y, el déficit de su balanza de pago viene aumentando sin cesar, ante un esperado degaste militar, más ahora, ofertando barriles de petróleo a sus ejércitos privados, que tienen la misión de invadir tierras.

La situación en EEUU, viene rayando en la precariedad por la aceleración de su carrera armamentista contra los pueblos que desean vivir en paz.

El mercado mundial, se encuentra fraccionado, ahora con Corea del Norte, Vietnam y Cuba que ha logrado expandirse hacia Europa.

Latinoamérica, no quiere hipotecar su futuro a las generaciones por venir. Necesitamos concebir un crecimiento genuino y los empresarios enmarcarse en su realidad y dejar de enriquecerse con el dólar virtual que nos hace estragos. Somos, también ciudadanos del futuro y tenemos que tener una óptica formal de la economía.

Las riquezas de los pueblos deben repartirse de una manera equitativa. La economía de guerra trae secuelas para lo civil, no solo por lo que implica. La inversión en equipos bélicos, aunque no se use, es una reproducción limitada de la economía civil, es decir, el equipo y aparato productivo se encoje y toma años para retomar su ritmo productivo. La división del trabajo entre campo y ciudad, como entre las mismas ciudades y guildas, permiten el crecimiento acelerado de otras ciudades suburbanas, con ello, la absorción de pueblos que se neocolonizan para luego buscar la libertad. Es una relación social de modos de producción.

El gran problema es el albergue de pequeños grupos del control de la economía por no haberse reformulado la Ley del Comercio para avanzar en una verdadera Reforma Agraria, teniendo como principio, los criterios dados por Don Rómulo Betancourt en el glorioso Campo de Carabobo. Necesitamos un proyecto de modernización de la misma, se debe romper con la Antigua República que es oligarquía y patrimonial que tenía poder en el primer gobierno del Doctor Rafael Caldera Rodríguez.

La política de negociaciones multilaterales entre las grandes potencias toca a su fin. En este sentido, Rusia y Estados Unidos buscan imponer determinadas posiciones para debilitar a China, más allá de los avances del gas por el Ártico, porque el rediseño de la nueva Ruta de la Seda para avanzar con su civilización oriental hacia occidente. Por lo tanto, ya no es el terror de una economía de mercado donde quiere imponerse un criterio de su ideología. Cívico-militar. En coadyuvación con los teoremas neoliberales que transforman al campo político en exclusión con la única finalidad de explotar el campo de comercialización ha logrado hasta hoy, el presidente Vladimir Putin ha colaborado mucho con los países latinos de una manera desinteresada, mientras Xi Jinping manifiesta algún interés en particular y, todo a la vista.

Después de la II Guerra Mundial, ningún país quiso avanzar hacia un reformismo e, incluso en tiempo de posguerra y pandemias que inició su nuevo ciclo en 2012- 13. Lo grave, es que América Latina cuenta con un sesenta, (60%) de asalariados y, una buena parte en economía informal, mantenidos por el Estado mediante bonos. Muchos europeos se creen que nuestro continente constituye un refugio seguro, un escondite ideal para contrastar con situaciones posteriores a la posguerra. Se dieron cuenta que solo hay una economía periférica que destruye al Estado, cuyas citas históricas, solo sirven para fomentar sus propias industrias.

Rusia, llega tarde a ésta cita histórica en época de plena confrontación económica, pero, siempre interesada en colaborar como lo hizo con la investigación y lugar de hundimiento del submarino Ara San Juan de Argentina. Es el tiempo de grandes acuerdos económicos y su presencia es vital.

Es que el comercio estadounidense hacia occidente ha disminuido grandemente y, el déficit de su balanza de pago viene aumentando sin cesar, ante un esperado degaste militar, más ahora, ofertando barriles de petróleo a sus ejércitos privados, que tienen la misión de invadir tierras.

La situación en EEUU, viene rayando en la precariedad por la aceleración de su carrera armamentista contra los pueblos que desean vivir en paz.

El mercado mundial, se encuentra fraccionado, ahora con Corea del Norte, Vietnam y Cuba que ha logrado expandirse hacia Europa.

Latinoamérica, no quiere hipotecar su futuro a las generaciones por venir. Necesitamos concebir un crecimiento genuino y los empresarios enmarcarse en su realidad y dejar de enriquecerse con el dólar virtual que nos hace estragos. Somos, también ciudadanos del futuro y tenemos que tener una óptica formal de la economía.

Las riquezas de los pueblos deben repartirse de una manera equitativa. La economía de guerra trae secuelas para lo civil, no solo por lo que implica. La inversión en equipos bélicos, aunque no se use, es una reproducción limitada de la economía civil, es decir, el equipo y aparato productivo se encoje y toma años para retomar su ritmo productivo. La división del trabajo entre campo y ciudad, como entre las mismas ciudades y guildas, permiten el crecimiento acelerado de otras ciudades suburbanas, con ello, la absorción de pueblos que se neocolonizan para luego buscar la libertad. Es una relación social de modos de producción.

El gran problema es el albergue de pequeños grupos del control de la economía por no haberse reformulado la Ley del Comercio para avanzar en una verdadera Reforma Agraria, teniendo como principio, los criterios dados por Don Rómulo Betancourt en el glorioso Campo de Carabobo. Necesitamos un proyecto de modernización de la misma, se debe romper con la Antigua República que es oligarquía y patrimonial que tenía poder en el primer gobierno del Doctor Rafael Caldera Rodríguez.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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