Lleve sus huevos criollos

Desde que me metí a productor huevero en Margarita: veo el mundo de otra forma con lentes de poder como un empresario que invierte, para que la gente coma bien que es el mayor placer de la vida: llevarse algo a la boca que satisfaga una necesidad necesaria, que no deje secuela de violencia, ni acaparamiento de inventarios que pongan a las gallinas de mal humor, ni que amanezcan el otro día con taquicardia diarreosa como les sucede a las gallinas de San José de Guanipa que, siempre ponen paradas como comunistas envalentonadas que viven del proletariado en fincas de pobres que cuando van a poner forman un alboroto de flojera, y después caminan como gallinas primerizas y, otra cosa muy particular e interesante dentro de la dualidad de la existencia misma que allá no saben quién fue primero, si el huevo o la gallina, lo que para nosotros es confianza de descubrimiento que primero fue el huevo o, de lo contrario no tendríamos gallinas, para atracar a diario al público consumidor que muere por un huevo entre su boca por el precio que le pongamos en esta Venezuela del diálogo infinito abre puertas que, así como pasan los días, pasarán los meses en que el 2025 nos agarrará conformando el diálogo en Miraflores que resuelva los problemas que nadie quiere afrontar que son tan fáciles de resolver con unidad o sin ella. Mientras, los huevos se disparan cada día a un mejor precio a nuestro favor, como sufridos resolventes de un momento de angustia que tenemos a los venezolanos comiendo huevos todos los días.

Pero, desde que la política se hizo universal no hay palo gallinero que no haya sido cagado, y esa es otra diferencia notable como causante del alejamiento de un huevo margariteño con un huevo de El Tigrito que, allá hieden a consomé chismorrero mal inducido que tienen que emborrachar a las gallinas guaniperas de ron con píritu para que pongan, en cambio nosotros le hablamos en hijo er diablo como un lenguaje de ternura y acercamiento que pone a nuestras gallinas en un santiamén de bondades a parir sin miedo y así nos bombardean a diario con tantos huevos que la isla va en balsa de la esperanza hacia un futuro inmediato de más libertad: coma huevo a más y mejor y, cante como un gallo y déjese de culequeras como decía, Alí Primera. Y en ese franco compromiso vivimos a nuestras anchas a la corriente del dólar paralelo que allá no se consigue por no tener puerto libre, ni galleras en que se juegue las peleas de gallos en dólares -¡yo te aviso, gallinita ciega!

Otra diferencia que nos da la razón de más y mejor huevo margariteño que a nuestras gallinas antes de poner pasan refrescándose su culito por un amansador baño al vapor que les envaselina o, les parafina el desague explosivo de su voluntad para poner huevos más sueltos de poder alimentario que haga más llevadero el momento de ser una buena ponedora cuando, el país más lo requiere y nuestra producción también que, para el año 2020 seremos la región más prolíferas de huevos sin encarecimiento al ser un huevo dolarizado sin encomienda y, nuestra publicidad de largo alcance será, no más huevo navegado que astilla de mil maneras que seamos una isla en crecimiento, que alguna vez vivió del puerto libre y hoy vive del huevo lbre sin empuje que llega a sus hogares por más y mejor precio con el salitre de nuestro esfuerzo: del que el pueblo coma a tiempo el huevo que desée y, no serán ni los turcos, ni los árabes, ni los chinos quienes decidan de nuestro destino de ser cada día más independientes al fogaje de nuestra razón ambiciosa, no importa que el diálogo no resuelva nada, ni el cono monetario mucho menos. Pero lo que sí es una verdad verdadera es que, sin huevos no podemos vivir y, en algún momento el gobierno nacional va a tener que ponerse a repartir huevo y, que mejor consigna: Lleve sus huevos criollos.



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Esteban Rojas


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