Crónicas cotidianas

Hoy sería un gran beisbolista

Hacía mucho tiempo habían muertos sus sueños de ser un grande liga del beisbol de la Carpa Grande, cuando con 12 años, a su mamá le exigieron un aporte para que su "manejador" lo incluyera en el grupo que los scouts probarían. Alguna vez le comentó a su tía que sería uno de los grandes outfilder de las mayores. Pero su madre, una humilde trabajadora del hospital de Puerto Cabello, apenas podía ayudarlo en ese deseo. Con el baño de agua fría vino el desgano y al llegar al cuarto de bachillerato, era más productivo vender un puñito de marihuana que ir a un salón de clase. Fue el principio y a los 16 cayó con una panela de la yerba. Gente que lo conocía del beisbol, que a veces aún jugaba en caimaneras, metió la mano, incluyendo oficiales de la policía que el algún momento le prestaron apoyo. Por lo que apenas pagó ocho meses y salió. Esa tía, Belén, que era su pana de siempre, habló con él, le lloró, le pidió incluso que se fuera de Puerto Cabello para que se alejara de las juntas. Y él prometió hacerlo. "Se fue a casa de una tía política en Caracas y comenzó a trabajar en una fábrica y casi de inmediato regresó al consumo y a la venta. Marihuana nada más porque decía que el perico hace mucho daño y que no vende eso para envenenar a los carajitos.

A los seis meses se había comprado una moto y me cuenta mi cuñada que, en una venta en Antímano, tuvo una culebra con dos tipos, a quienes jodió a palo limpio. Dos días después los tipos vinieron por él, y se volvió a entrar a coñazos, pero lo tipos cargaban cuchillos, a uno se lo quitó y se lo enterró, pero no lo mató. Lo llevaron para el hospital El Pescozón y quedó internado porque estuvo mal. Como sabía que la policía lo iba a buscar, recogió sus cosas y se vino en su moto para Puerto Cabello. A los tres días fue la policía para su casa, pero ya estaba escondido, y a la semana se fue para Colombia".

Gisela me cuenta que a él no le gustaba llamarla porque siempre le iba a reclamar. "Pero nunca dejó el contacto con su tía, que siempre fue su pana y lo protegió y me mandaba besos".

Para su cumpleaños 21, ya llevaba tres años y medio en Colombia, y según le contaba a la tía, vivía en Medellín, hacía tiritos aquí y allá, pero no le iba mal, además de que siempre guardaba su platica. Que había conocido a una chica que le gustaba mucho y andaban siempre juntos. "Una vez me mandó una plata para que se la diera a Gisela, su mamá, que es mi hermana, y que se comprara sus cosas y ayudara a su hermana. Me dijo que estaba bien y que me iba a mandar colonia y ropa interior femenina, etc. Me dijo que en ese negocio íbamos a media. Y me gustó su idea. La policía fue dos veces más a buscarlo, pero no volvió. Como dos meses después de cumplir los 22, un 8 de julio, se apareció él mismo con dos cajas grandes y otro muchacho que era colombiano. Era un montón de mercancía. Había guardado su moto en mi casa, bien protegida, con forro. Pero una cosa que me llamó la atención es que trajo mucho dinero y me di cuenta de que ese dinero no era de vender pantaletas y colonia. Le dije que no lo quería en mi casa con negocios turbios.

Yo le vendía la ropa interior y la colonia, pero que no lo quería ver con drogas encima. No tía, tranquila, voy a buscar una casita y me mudo rápido. En dos días se fue. Andaba siempre con ese muchacho colombiano. Visitó a su mamá y a su hermana. Gisela me dijo que les había dado dinero a las dos y se volvió a meter pa´Morón que había sido como su centro de operaciones, creo yo. Lo cierto es que a los tres días me trajeron la noticia de que lo había matado, en una vaina muy rara, porque dicen que fue un PNB, otros dicen que fue un policarabobo y otros que fueron unos malandros con quienes había dejado una culebra pendiente. En verdad no lo sé, Olmos, solo sé decirte que la muerte de ese niño que yo crie junto con mi hermana, no me ha dejado dormir en paz más nunca. Quizás hoy sería un gran beisbolista".



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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