Detención de pensionados es un neoholocausto de este gobierno

Cuando dos señores de tercera edad, William Echarry de 70 años y Ramón Blanco de 66 años, pensionados del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), quienes con pancartas salieron a protestar en La Guaira (anterior estado Vargas) exigiendo que se les aumentara la mísera "pensión" de unos dos dólares al mes que el régimen de Nicolás Maduro paga a la población de la denominada tercera edad, y cuya acción de reclamo desencadenó la detención de ambos señores, quienes fueron imputados por el ministerio público que controla el fiscal Tarek William Saab, con el remoquete "criminal" de "instigación al odio", viene a dejar en evidencia el carácter del neoholocausto que significa vivir con quienes mantienen el control político desde Miraflores.

1) El odio del madurismo contra el pueblo pobre y sus pensionados

En efecto, tal acción por parte de las fuerzas represoras del madurismo, si de odio hablamos, pues lo que revela es ese sentimiento de rechazo y animadversión que tiene el régimen contra el pueblo que ellos han empobrecido, y que en legítima protesta, en este caso de pensionados, es exigir lo que les corresponde después de haber cotizado toda una vida para obtener una digna pensión, y que este "gobierno" ahora considera delito solicitarlo, mientras ellos desde el poder, mantienen a sus hijos en universidades extranjeras, viven en apoteósicas urbanizaciones, o se desplazan en lujosas camionetas, o degustan los más exquisitos manjares en restaurantes de lujo, es decir, sin poder justificar semejantes niveles de vida, pero apuntando el mazo de su bazofia política, ideológica y de "justicia socialista", contra aquellos que se atrevan a levantar la voz, al punto de enviar a dos septuagenarios a una de las cárceles mas inhumanas, contaminadas y peligrosas del país, porque sólo exigieron al madurismo, ingresos que permitan adquirir la canasta básica alimentaria como lo establece el artículo 91 de la Constitución.

Desgraciadamente, el ministerio público que controla el fiscal Tarek William Saab, en vez de asentar una auténtica justicia en relación con lo establecido en la Carta Magna sobre los derechos humanos, lo que determina en una nefasta acción judicial, basada en una seudojurisprudencia, para "alertar" por no decir, amedrentar a cualquier ciudadano en condiciones de vejez o de población activa, que reclamarle al madurismo será una acción considerada de "instigación al odio", y por ende, el destino será terminar tras las rejas, calificados con el remoquete de "traidores a la patria", "terroristas" y "desestabilizadores", aunque el sólo hecho de ser pensionados, demuestren que han sido personas de bien ante la sociedad.

O sea, si algo ha quedado comprobado en esta condenable y repudiable acción cargada de odio por parte del neototalitarismo madurista, es que ellos, solo buscan arrodillar a toda la población ante sus más perversos dominios políticos, económicos y sociales. Aquí no vale lo que la gente pueda decir, porque esa "ciudadanía" violentada hasta en sus más elementales derechos, como la razón de la susbsistencia, debe callar e incluso rendir pleitesia a la jerarquía política, si éstos ante el reconocimiento del hambre, incluso en tiempos de demagógica campaña electoral deciden regalar un pollo y una mortadela, aunque sean trasladados en antihigiénicas carretillas en tiempos de Covid-19 [1].

Que alguien vaya preso por reclamar el hambre y la desnutrición que padece en su condición humana, por absoluta responsabilidad de Nicolás Maduro como "presidente de la República" y que siendo una persona de avanzada edad tenga que ir a prisión por ello, simplemente es reconocer que el madurismo ha creado un neoholocausto para eliminar cualquier vestigio de oposición originada desde las más profundas inconformidades del pueblo.

2) El madurismo crea el neoholocausto del siglo XXI

Así, cuando el madurismo ha liquidado por completo la estructura salarial de la administración pública, y ha echado a la población pensionada de la tercera edad al basurero social, es porque no le importa para nada en el caso de quienes aun "trabajan" para el Estado que renuncien a sus funciones, y menos que conformen parte de una emigración que según la Organización de Naciones Unidas (ONU) supera más de 6 millones de venezolanos, mientras que en relación con aquellos que deberían vivir de sus pensiones y jubilaciones, resulta obvio que no solamente estamos frente a delitos de lesa humanidad, sino que el hecho que el régimen madurista haya llegado al extremo de haberse apropiado de los fondos de pensiones y retiros de los trabajadores de la industria petrolera, empresas públicas, universidades e instituciones, así como los fondos de sus cajas de ahorro, y las propias cotizaciones del seguro social, para dejarlos en una especie de indigencia societaria en tiempos de senectud, si existiera un poder judicial independiente, nada de eso habría ocurrido, y hoy, los verdaderos responsables de cualquier malversación, obviamente, esos, sí deberían estar en la cárcel.

Cuando el madurismo permite que una persona sufra las consecuencias del hambre por la anulación de los ingresos, o muera de inanición, o en su defecto por enfermedades, o bien derivadas de la desnutrición, o porque el Estado no cumple sus funciones de asistencia hospitalaria, o tenemos que ver que niños son asesinados porque sus padres tiene que forzosamente emigrar, y se llega al colofón que verdugos maduristas envíen a pensionados de 70 años de edad, a morir en peligrosos centros de reclusión para delincuentes, no hay nada que discutir sobre la naturaleza neonazista y neofascista de los verdugos del régimen madurista, y sobre todo de orientación criminal contra una población que ellos han destruido en lo económico y social, originando la más espantosa pobreza del siglo XXI, en la otrora Venezuela petrolera.

Cada niño, adolescente, joven, adulto o anciano que ha fallecido porque ha tenido que irse del país, o porque tiene que morir dentro de él por condiciones de depauperación económica provocada por el régimen madurista, o porque muere ante un sistema de salud que no garantiza ni una inyectadora en un hospital, todo, absolutamente todo, es responsabilidad de Nicolás Maduro y la cúpula que mantiene el poder político, por haber creado un neoholocausto en la sociedad venezolana, aunque se diferencie del holocausto nazi en su concepción teológica, porque jamás podrán demostrar en contrario, que ellos y sus familiares desde el poder han sufrido la minima acción que ha vivido la mayoría de nuestra población.

El madurismo con esta acción sobre inocentes personas de tercera edad, quienes sólo exigian una digna pensión conforme con el mandato de una Constitución que fue convertida en papel higiénico de los lujosos baños de Miraflores ha terminado por mostrar en lo que finalmente se han convertido en lo político al mirar el espejo de sus rostros en las aguas residuales.

@vivassantanaj_

***

[1] Para los maduristas es delito e "instigación al odio" mostrar imágenes del hambre, la desnutrición, la pobreza, la miseria, la emigración generada por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez y Delcy Rodríguez. Hay que mostrar cuando regalan una mortadela y un pollo



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

 jvivassantana@gmail.com      @_jvivassantana

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