¿Una cuneta siniestra ? ... ¿o más bien, diestra?

255 campesinos asesinados

No es posible que nuestro campesinado siga pereciendo ante la indolencia, pasividad o  impunidad que se respira en Venezuela. El tema de las tierras, su retorno a las manos que la aman y trabajan para el buen vivir, pareciera ser una maldición. 

Y nos encontramos con un tenebroso contador que va aumentando el número de sacrificados, sin que se mueva ni un ápice, el correspondiente a los acusados, apresados o al menos investigados por esos crímenes. Con el agravante de ser un secreto a voces la probable autoría intelectual de la mayoría de ellos, pero, igual, no pasa nada. 

Nuestra revolución se autoproclama obrerista y campesina. Pero el solo bautizo no garantiza que sea así en los hechos. Para que esto se concrete debe existir conciencia de sí y para sí entre la masa de trabajadores y trabajadoras de los campos, las fábricas, las industrias, el Estado. De otra manera, el nombre le quedará holgado y no tendrá sentido. Igualmente, las instituciones deben responder con eficiencia, efectividad y eficacia ante los atropellos que vulneren los derechos de estos sectores. Deben estar a su servicio. Gobernar obedeciendo…dicen por ahí. 

Esta cuenta, siniestra por su manifestación lúgubre, pero muy diestra por los orígenes que la provocan, tiene que inducir una respuesta contundente de nuestra parte. ¿Hasta cuando sólo nos dedicamos a mover el contador y lamentar los nuevos invitados a esta estadística macabra? Me parece que ya es tiempo que el Estado ofrezca respuestas al campesinado venezolano y que protestemos enérgicamente por el sistemático asesinato de sus líderes. 

La tierra y su distribución equitativa es un elemento fundamental para la implementación de programas y proyectos, enmarcados en la Seguridad y Soberanía Alimentarias. También, apunta a la desconcentración de población, el mejoramiento de la calidad de vida de las zonas rurales del país, el logro de una alimentación sana y nuestra, la superación de los efectos de la crisis alimentaria mundial y la consolidación de un modelo de producción agrario socialista. Esto no es poca cosa. Y en este empeño de hacer justicia social, la cabuya revienta por el lado más delgado: el campesinado. 

Basta de crímenes sin culpables. Basta de impunidad. Basta! 

Hoy, digo una palabra de silencio, para gritar fuerte, para reclamar justicia. Hoy la poesía de un camarada y compañero de ruta, habla… 

Digo una palabra de silencio

Digo una palabra de silencio,

Entretejiendo una lágrima infinita,

Entre 200 muertos en sordina

Entre tierras rasgadas de surcos y sueños, 

Luchas ancestrales por un derecho,

Ríos de sangre, de ingentes pechos

Entre palabras, discursos y hechos,

Cae la noche con su manto estrecho. 

Miradas,  evadiendo miradas,

Palabras, silenciando palabras

Un sol irradiando oscuridad,

La mentira convertida en verdad. 

Murmullos entre tenues destellos,

Trémulos pasos desiertos,

Entre caminos de lienzos,

Se olvidan nuestros muertos.  

Roja sangre derramada,

Entre gritos de justicia,

Verde sangre sesgada,

Entre la tierra labrada 

La mano del sicario pasa,

Lóbrega azada de criminal paga.

Complicidad e impunidad acallan,

Gritos ancestrales, en manos canallas 

Digo en silencio, una palabra

Por cada campesino caído,

Por lo que no se nombra:

Los que para siempre se han ido.  

Wilfredo Herrera, 2010 
 

Presidente Chávez, seguimos rodilla en tierra…la esperanza viva y la confianza en ristre! 

Los pueblos sabemos pa’ donde vamos… 
 

(*) Frente de Izquierda Revolucionaria Alberto Müller Rojas

      Movimiento Continental Bolivariano-Capítulo Aragua

nymphamar2@yahoo.com.mx



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Ninfa Monasterios Guevara (*)


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