Crónica desde madrugada entre Punceres y Pelota

Registro Principal de la calle

Obtener la partida de nacimiento no debe ser una acción para torcerle el cuello al sueño, pero en la ciudad de Caracas parece que debe ser así, y es lo que se registra en la deteriorada avenida Urdaneta, cuando largas colas de ciudadanas y ciudadanos que buscan un lugar de atención, colman la acera sur de la carcomida vía para buscar o legalizar algún documento.

Las colas van creciendo pero no chocan con el huésped, que en los escalones que anuncian la entrada a la farmacia que está más abajo, duerme ajeno al drama de la acera, cubierto por una caja de cartón.

Mientras llega la gente, en el mismo tiempo el vendedor de noticias recorre de arriba abajo la acera, entrega sus historias y en la misma mano recibe el pago madrugador. Él anda en lo suyo, mientras una dama que no llega a la tercera edad, vende café, mientras indica a los que llegan –algo así como acomodadora de cine- donde deben ubicarse, de acuerdo a lo que buscan. Es como un intento sano de ayudar al orden que contrasta con ese deterioro que dibujan la suciedad y el mal olor reinantes.

Los comentarios siempre son comentarios, sin jerarquía de buenos ni malos, solamente revelan lo que acontece en esos momentos: ¿Por qué tengo que levantarme a las 3 de la madrugada, llegar aquí a las 4, para que me atiendan a las 8 y 30? ¡La organización está invisible! ¡Y eso que el presidente les dice cada domingo que planifiquen! ¡Los únicos que planifican –porque saben que estamos aquí unas cuantas horas- son los que venden café, cigarros y alquilan los asientos de plástico!, dice el comentario de una de las colas.

A medida que pasan los minutos y las horas, en ese ínterin (7am.), un funcionario trajeado y con corbata llega y da la entrada a la planta baja del edificio a las personas de la tercera edad. Cero problemas ese miércoles 10 de febrero, porque días antes algunos se molestaron cuando las personas mayores entraron antes.

¡Uno llega tan temprano y le sale cola, mientras ellos llegan tarde y los pasan primero!, parte de una queja de la cual comentó una persona.

Es una situación incómoda, que da pena, vergüenza por la falta de solidaridad con los mayores, pero algunos viven la vida de esa manera, sumidos en un individualismo que a veces aterra.

Aumenta el volumen de personas transitando por la acera sur de la avenida Urdaneta y algunos comienzan a mover sus vehículos y llevarlos a los estacionamientos cercanos, es como el anuncio de una guerra pronto a desatarse, como en efecto ocurre. Los automovilistas tocan de modo incesante las cornetas, porque los buses o camionetas que le preceden en dirección este, se detienen a cada instante, ignorando paradas y sin hacer uso de las luces reglamentarias.

También el transporte de carga y el público hacen de las suyas con el inclemente ruido de las cornetas a que someten a la ciudadanía. Parecen gandolas disparadas sin control en el medio de las carreteras llaneras. Ya por la avenida Urdaneta se disipa el frío de la madrugada y da entrada al trajinar de personas, autos, camionetas y variados transporte que se mueve con mucha fuerza en dirección a la parroquia Candelaria y el este de la ciudad.

Tiempo después aparecen los demás diarios, mientras se activan las caraqueñas y caraqueños que trabajan en ese sector. Viendo a los lados, como fanático de partido de tenis, un poco más arriba de la sede de la principal instancia policial, llama la atención el daño que presuntamente ocasiona la harina en el cuerpo de las personas: más mujeres bonitas gordas y más hombres barrigones hacen pesado el desenvolvimiento en la acera sur. Dos tesis se tejen al respecto: baja autoestima y carencia de amor por si mismo, piensan algunas personas y, problemas tiroideos para otros. Un asunto para las instituciones en materia de salud, pero de que hay muchas gordas y gordos los hay. De esto no se enteran los niños que van semidormidos en brazos de sus padres a los centros de cuidado infantil.

Mientras el cuerpo policial se toma un cuarto de calle al colocar conos anaranjados (es válido el asunto porque ellos entran y salen si parar), los civiles con autos y en aire acondicionado, con las cobijas pegadas todavía, sacuden la avenida con sus malas conductas en el manejo y un corneteo incesante. A ello hay que adherir la locura y atropello del transporte público y los motorizados. A todas estas, media mañana después, algunos siguen interrogándose por qué deben seguir madrugando y atendidos mucho después, y porque no hay una gerencia con planificación, organización y sistemas para agilizar las solicitudes de partidas de nacimiento, defunción, matrimonio y el registro de otros documentos y, ¿Por qué una partida de nacimiento solo tiene validez por seis meses?



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Pedro Estacio


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