¡Feliz cumpleaños Metro de Caracas!

Son las 7.30, de la fresca mañana caraqueña, voy guiándome con mi bastón de rastreo, intentando identificar el camino por el Valle me dirijo a la estación del Metro, cuando voy empezando a bajar las escaleras de cemento para ingresar al subterráneo, repentinamente escucho; un fuerte grito se fue la electricidad otra vez y un coro de palabras que no puedo publicar inundan el espacio. Siento que me empujan, mis sentidos se agudizan y huelo: la rabia y la impotencia, en el ambiente, la frustración se apodera de los transeúntes que pasan por mi lado protestando por las fallas del sistema que persisten a pesar de las reparaciones.

En los últimos meses las autoridades han desplegado trabajos para recuperar la máxima operatividad del sistema. Ahora bien, el proceso se desarrolla manteniendo el servicio, lo que implica: trasladarnos en medio de fuertes ruidos de las maquinarias empleadas que nos dificultan la orientación de las personas ciegas quienes no contamos con el apoyo del personal de la empresa como en tiempos pasados; otra duda son los pasillos y escaleras que rotan en su disponibilidad para los usuarios en algunas estaciones, quien suscribe este artículo se a topado con dichas variaciones en las instalaciones del subterráneo.

El Metro que antiguamente fuera: "la solución para Caracas", sufre un fuerte y lamentable deterioro general, disminuyendo la calidad de atención al usuario, es cierto que los trabajos que se están efectuando han puesto en funcionamiento escaleras mecánicas y en algunos trenes el aire acondicionado. Por su parte, las personas ciegas que usamos el servicio tenemos muy complicado el viaje por los fuertes ruidos; ciudadanos que se sientan en las escaleras y andenes; la falta de empatía de algunos presuntos funcionarios del sistema, a mi una de esas personas me hizo viajar equivocadamente pues me indicó mal el camino para mi dirección.

Hoy esta prestigiosa empresa entre reparaciones y añoranzas celebra sus 40 años de inaugurada ¡Feliz cumpleaños Metro de Caracas! Es evidente, el deterioro del subterráneo, manteniendo la nostalgia de quienes disfrutamos del buen servicio que nos prestaba la compañía, motivo por el cual era una referencia en el mundo. En ese sistema eficiente, las personas con discapacidad o adultos mayores que no pudiésemos trasladarnos solos en las instalaciones éramos acompañados por un operador que nos conducía al vagón y llamaba a la estación destino adonde nos recibía otro funcionario y ayudaba hasta la salida.

Además, el personal operativo del Metro de Caracas, estaba preparado para brindar los primeros auxilios a los usuarios varias embarazadas fueron asistidas en sus procesos de parto incluso niños nacieron en el sistema; cuando había una falla se activaban los protocolos de seguridad y nos apoyaban por ejemplo si un vagón se dañaba bajaba un operador y nos acompañaba hasta que llegara otro tren y siguiéramos el viaje. ¡Que tiempos aquellos que viajábamos seguros en Metro!

El los últimos tiempos, debido a la falta de operadores, nos toca a las personas ciegas recorrer solas y arriesgarnos en los andenes centrales del Metro de Caracas, que a diferencia de los laterales no tienen un lugar como las paredes para guiarnos de manera menos peligrosa en los andenes centrales toca calcular para no caer a las vías pero como también hay que evitar chocar a los usuarios se hace más difícil, lo que dificulta aún más el traslado y las personas con sillas de ruedas en reiteradas oportunidades les toca pedir apoyo para que ciudadanos los suban o bajen cargados porque no funcionan las escaleras mecánicas.

¿Y qué pasó con los artículo: 2, 19, 81 de la Constitución Nacional, y el 41 de la ley para las personas con discapacidad?

Allí se lee: que el Estado venezolano garantizará la Justicia social, que todos los ciudadanos tenemos Derecho al goce pleno de todas nuestras facultades y la equiparación de oportunidades para las personas con discapacidad; la obligación del Estado a garantizar un servicio eficiente y seguro en las instalaciones y trenes de metros y ferrocarriles. Todo queda en papel pues la deuda sigue vigente.



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Moisés Quintero

Lic. en Comunicación Social. Productor radial

 atodacapacidad@gmail.com

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