El paraíso del engaño y la ineficacia o el infierno venezolano al revés

"muere un corrupto de altos vuelos y al llegar al infierno lo primero que ve es a unos condenados sumergidos en mierda hasta el cuello a los cuales otros condenados los bañan con paladas de excremento. De inmediato el diablo lo pone a escoger en cuál de los infiernos quiere sufrir su condena por toda la eternidad, en el infierno Alemán, en el Francés, en el Japonés, o en cualquier otro que el corrupto quiera escoger. Sin pensarlo dos veces el corrupto contesta enfáticamente: ¡en el infierno venezolano¡…. A lo cual otro condenado que ya ha escogido para su suplicio el infierno Alemán, le pregunta el porqué de su elección… Muy fácil, responde el corrupto condenado, porque en el infierno venezolano, un día no hay mierda, otro no hay palas, otro los encargados de echar la mierda se ausentan de su trabajo, y así siempre hay una excusa que impide se cumpla la condena………….Este viejo y manoseado chiste si lo vemos en sus efectos al revés, encaja a la perfección con la medidas que toma este autodenominado gobierno "revolucionario" que nos desgobierna.

Con los últimos acontecimientos en torno a la salida de circulación de los billetes de cien bolívares, termina en lo personal de caerse el mínimo de credibilidad que aun me quedaba con respecto a la conducción del país por parte de este gobierno. Mínimo de credibilidad esta, que al igual que a mi persona ha terminado por minar las esperanzas en el gobierno del resto de los ciudadanos que aún tenían alguna esperanza. Es decir al revés que el infierno venezolano del chiste, la suma de calamidades que desde las alturas del poder nos ha venido golpeando, ha multiplicado miserablemente las profusas necesidades que desee hace ya varios años viene sufriendo el ciudadano de a pie, incluyendo los que aún restamos de la clase media.

Ya a la frecuente ausencia de productos básicos tales como el azúcar, el café, la harina, el pan de trigo, se sumó la implementación del "corralito monetario", los bancos limitan a 8.000, 10.000, y en el mejor de los casos a 15.000 Bs., lo que el ciudadano puede sacar de sus cuentas bancarias (lo cual no compagina con la brutal inflación de los precios). Si a esto sumamos la lentitud, o el no funcionamiento de los puntos electrónicos, nos encontramos con un verdadero infierno de colas interminables. Cínicamente en tanto, el gobierno con bombos y platillos había anunciado un aumento de los salarios, y el pago de los aguinaldos de fin de año, incobrables por cierto dado el corralito monetario antes nombrado.

Al fin a muchos ilusos como mi persona les entró "un fresquito" con el decreto de anulación de los billetes de cien bolívares, "un golpe a las mafias colombianas y al desmedido aumento del dólar paralelo", como efectivamente sucedió.

Pero "oh sorpresa", los billetes de alta denominación que sustituían a los billetes de cien, no aparecieron. " ¡Coño mi hermano¡ solo puedes demostrar que el burro es negro si tienes los pelos en la mano". ¿Implementar una medida de tanta envergadura sin que los billetes sustitutos estuvieran en las arcas del Banco Central?

El cuento de Maduro con lo de los aviones, solo se lo podrán creer los retrasados mentales. Ya echaron para atrás la anulación de los billetes de a cien y con ella la eficacia inicial de la medida, lo cual implica el ingreso al país de ese "pocotón" de billetes de a cien, y su cambio por los billetes nuevos de alta denominación cuando estos ingresen al país, y por supuesto el disparo hacia las alturas del dólar paralelo.

Como colofón he de añadir, el que con esa oposición "chimba" desde donde se la mire, nuestro país se encuentra "bailando en un tusero". Que se "pongan las pilas" los revolucionarios disidentes. Así dispersos como están, no le están ofreciendo al país una alternativa viable.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2180 veces.



Arnaldo Cogorno


Visite el perfil de Arnaldo Cogorno para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Arnaldo Cogorno

Arnaldo Cogorno

Más artículos de este autor