La recomendación “socialista” de una empleada de Conviasa: ¡cálense su cola!

Este cuento que les voy a relatar no me lo contaron, fui testigo de ello.
Sucedió el pasado viernes 08 de Abril de 2015, en una oficina comercial de Conviasa ubicada en la parte superior del aeropuerto nacional de Maiquetía, específicamente en una de las entradas a la sede aeroportuaria, justo al frente de otra oficina de similares características pero de la línea Aeropostal Venezolana y diagonal a una agencia del Banco de Venezuela, ubicada en ese sector de la terminal.

Bajé a hacer el intento de comprar un boleto cerca de las horas del mediodía, y era el último de la final, al parecer la cola se movía lento lo que producía la queja de un grupo de personas ubicadas más adelante de mí.
Simultáneamente, una mujer joven, salió de la oficina y un usuario intentó abordarla, a lo que ella le indicó: “voy al baño y ya regreso”, sin embargo pasó a instalarse a hablar durante algunos minutos con las empleadas de aeropostal y luego imagino que sí fue al baño como le indicó a quien intentó hablar con ella un poco antes.

Mientras, el descontento crecía, ya que solo había un trabajador atendiendo al público y el otro que estaba laborando aparentemente solo atendía a otro grupo de personas con alguna prioridad porque ellos no hacían la cola que el resto hacíamos, por lo que algunos clientes comenzaron a quejarse más amargamente y elevando su volumen de voz, la empleada regresó justo en ese instante y los usuarios descontentos comenzaron a reclamarle a ella, ya que volvió a instalarse con las muchachas de aeropostal. Al notar el reclamo, ella explicó ligeramente molesta, que el retraso se debía a la lentitud del sistema debido a que ese día habían tramitado numerosas solicitudes de cambio de boleto y que podían tardarse hasta media hora con cada solicitante.

Las personas que estaban reclamando, le preguntaron que por qué no se habilitaba otro empleado para atender al público (ya que solo estaban laborando dos en las condiciones descritas anteriormente y la oficina tiene capacidad para operar con cuatro empleados), o incluso la posibilidad de que ella misma lo hiciera para aliviar la cola, la chica esgrimió otras razones y al parecer se ofuscó por el reclamo ya que les dijo al grupo que estábamos esperando ser atendidos (y que por cierto, la mayoría solo éramos simples observadores pasivos entre los reclamantes y ella) lo siguiente: “BUENO SI NO LES GUSTA,  PUEDEN IRSE A OTRA OFICINA” , para finalmente rematar con “CÁLENSE SU COLA”.

Esto enardeció más a quienes reclamaban un buen servicio y evidentemente creo que indignó a quienes solo estábamos observando la situación pero no nos plegamos al reclamo inicialmente, sin embargo, los ánimos se calmaron y la empleada siguió hablando por unos minutos más con las de aeropostal.

No obstante, un usuario, que creo no estaba entre los reclamantes iniciales, abordó a la empleada de forma muy educada, cuando ésta finalmente dejó su conversa y se dignó a entrar a la oficina de Conviasa y le comentó que no era la forma de dirigirse al público, que entendía las razones que ella había dado, pero que no tenía que comportarse de la manera que lo hizo, ni responder como  respondió, la empleada no le permitió terminar, lo dejó hablando solo y se encerró en su puesto. El hombre se quedó callado, pero en su mirada podía leerse la profunda arrechera que tenía.

Al final llegó otro empleado que mejoró la movilidad de la cola, sin embargo queda la sensación de maltrato, de prepotencia del empleado público contra los usuarios, me pregunto si el comportamiento de esa empleada es el reflejo de la directiva de esa empresa, o solo el descuido de una gerencia de recursos humanos que no se preocupa por ubicar en esos puestos a gente capacitada para hacer ese trabajo, o simplemente no supervisa como sus empleados tratan al público.

Lo que más me llamó la atención, es que luego de suceder todo este episodio, la gente que aun pacientemente se mantenía en la fila, en lugar de acusar “al incapaz de Maduro que pone a esa gente allí”, que es lo que habitualmente sucede en estos tiempos, decía algo bastante lógico: “Por empleados así es que la gente habla mal del gobierno”, sin embargo, al final cuán culpables son los dirigentes, directivos y jefes y chivos de las instituciones del estado por permitir que las cosas mal-funcionen de esa forma?

No debería ser justo en estos tiempos, cuando las instituciones del estado, tan desprestigiadas por su ineficiencia y despilfarro, busquen sacudirse ese estigma con mayor o menor razón le endilgan, mejorando no solo el trato al público, sino ofreciendo en general un servicio de calidad?

Es acaso esta empleada de Conviasa el arquetipo del servidor público que fomentará los 14 motores sobre los cuales cifra sus esperanzas el gobierno para salir de esta crisis?

Finalmente, les confieso que no pude comprar el pasaje, en este “castro-comunismo-hambreador que nos oprime” no hay disponibilidad de boletos aéreos  para la fecha que requería, pero tampoco me quedaron ganas de ir a Conviasa para que una empleada me trate como un perro sarnoso…



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Neftalí Reyes


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