Bachaquear o raspar cupos no es un trabajo

El asombro no tiene límites con las cosas que se oyen en las colas que provoca la guerra económica. Uno de esos casos es lo que escuché de mi vecina en una de esas filas en la que justificaba que los bachaqueros vendieran los productos de la dieta básica subsidiados por el gobierno a precios especulativos porque ellos se jodían mucho en ese trabajo, haciendo colas, llevando sol y que en virtud de ello se justificaban los precios a los que vendían tales productos.

Lo primero que se me ocurrió es que ella era bachaquera, pues al argumentarle que eso no era un trabajo sino una manera fácil de lucrarse a expensas de sus propios vecinos, me llevé un precioso insulto de su parte.

Este hecho motiva una reflexión. En el subconciente de un sector importante de nuestra población se ha instalado, independientemente de su tinte político, el razonamiento de que bachaquear es un trabajo, como otro cualquiera. El mismo razonamiento aplica para justificar a los raspacupos, con el argumento de que no se consigue trabajo. Es uno de los tantos efectos de la guerra económica a la que nos enfrentamos.

A las innumerables tareas que nos toca hacer a los revolucionarios en la lucha contra la guerra económica, se suma la de rechazar rotundamente el que el común del pueblo considere la actividad de raspar cupos o de bachaquar como un trabajo. Hay que colocar en su sitio estas actividades ilícitas, inmorales o antiéticas; actividades que se realizan para obtener un dinero fácil estafando al pueblo unas y negociando ilícitamente con las divisas producto del petróleo y subsidiadas por el estado, para contribuir con el mercado negro del dólar, que al fin y al cabo es también una estafa al pueblo.

Bachaquear o raspar cupos no es un trabajo; quienes se dedican a la actividad, no optan por dedicarse a un trabajo productivo porque prefieren el lucro fácil con el solo esfuerzo de hacer un viaje raspa cupo al exterior una vez al año, o prestar su tarjeta de crédito y echarse a dormir el resto del tiempo.

Las medidas que ha tomado el gobierno con respecto al mercado de las divisas van en esa dirección, pero soy de los que creen que mientras no se apliquen medidas fuertes correctivas, no tendremos el éxito esperado. Surgen algunas interrogantes al respecto: ¿Qué le ocurre a los tarjetahabientes a los que se aprueban divisas y no viajan o a los que hacen un viaje de ida y vuelta a un país cercano con ese fin evidente?, ¿se les sanciona? ¿se les obliga a devolver el dinero aprobado? ¿Se ha sancionado o están siendo objeto de sanción ejemplarizante los importadores de alimentos y medicina a quienes se aprobaron divisas preferenciales y no las utilizaron para esos fines específicos o las utilizaron parcialmente?

Reitero, a las medidas legales para controlar estos problemas en las que pagan justos por pecadores, creando mayor malestar entre los justos: incomodándoles, dándole argumentos para el rechazo de la gestión gubernamental, acciones mata votos como las llamó en su oportunidad el Camarada Luis Brito García, hay que acompañarlas con acciones ejemplarizantes como la que acaba de ocurrir en el caso de los bicentenarios del estado Anzoátegui. CHÁVEZ VIVE.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2161 veces.



Porfirio Hernandez

Ing. Agronomo. Prof. universitario (jubilado). Militante PSUV

 porfiriojhernandezp@gmail.com

Visite el perfil de Porfirio de Jesús Hernandez Parra para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Porfirio de Jesús Hernandez Parra

Porfirio de Jesús Hernandez Parra

Más artículos de este autor