El ministro de los apagones debe renunciar

“…la forma más eficaz de influir en la opinión consiste en seleccionar y ordenar los hechos adecuados. Solía decirse que los hechos hablan por sí solos. Es falso, por supuesto. Los hechos solo hablan cuando el historiador apela a ellos: él es quien decide a qué hechos se da paso, y en qué orden y contexto hacerlo”. E. H. Carr, ¿Qué es la historia? Página 15, Editorial Seix Barral, segunda tirada 1973

“Definición de Revolución, según Fidel: “es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas”. Iroel Sánchez, Un nuevo y revelador texto de Fidel, La pupila insomne, 01-02-14. 

Si hay algo que en estos tiempos cuesta trabajo comprender, -por el desarrollo de los hechos así pareciera que fuera-, es que todo cargo público, cualquiera que sea su nivel de importancia, requiere eficiencia en su gestión. Quien tiene autoridad para designar funcionarios de cualquier jerarquía, tendría que exigir excelentes credenciales y méritos suficientes para así sí acreditar cargos. Sin embargo hasta ahora eso no solo no ha sido así, sino que pareciera que fuera lo contrario; que se privilegiara a los menos calificados, razón que entonces sí explicaría el deterioro del aparataje público que cada día es más patente.

Vemos que para la elección de los funcionarios predomina el nepotismo en altísimo grado, fenómeno que no tenía hasta ahora antecedentes en el país. Todo aquel que tiene cuotas de poder asigna los cargos según relación de parentesco sin importar para nada, la probidad y formación del nominado, ni las condiciones que pudiera tener para esa asignación, lo que incide en las consecuencias que hoy se padecen en abundancia. Pero, no es esto lo peor, sino la falta de cuestionamiento a tales acciones que es lo que permite que estas se repitan sin ningún tipo de limitación ni vergüenza.

  Hay casos donde la ignominia del nepotismo supera todo parangón. Pudo ser en el año 2009 o en el  2010, que el periodista carabobeño Francisco Pérez fue inhabilitado para ejercer su labor periodística por un lapso de 36 meses. Asimismo se le multó con una cifra millonaria, y se le condenó a casi cuatro años de prisión, medida que por ser inferior en su tiempo a lo que establece el código penal, no le obligó a cumplir la pena en prisión. Se le acusó de “ofensa a funcionario público e injuria contra persona encargada de servicio público”. Quien le condena es el juez Alfredo Rojas ante una demanda incoada por Edgardo Parra a la sazón alcalde de Valencia. Pretendió Parra primero la acción de un fiscal que se negó de plano a cumplir ese canallesco propósito. Pero…, siempre se va a encontrar un juez proclive a favorecer bastardas intenciones.

¿Qué fue lo que realmente sucedió con Francisco Pérez? Este denunció a Edgardo Parra por su nepotismo. Dijo que cobraba y se daba el vuelto. Parra no solicitó el derecho a réplica al cual tenía derecho, pues no podría refutar lo que todo el municipio sabía que era verdad, por lo que optó por la descalificación y el juicio contra el periodista. Era un hombre poderoso y actuó como tal. Participó en la embestida contra Pérez, la esposa de Parra, su hermana, y su cuñada y, si se le hubiese permitido, hasta lo habría hecho el perro del alcalde. Tuvieron el tupé de decir que no era ilícito que distribuyeran contratos a su gusto, y por esas vías discurrían sin responder con precisión las graves afirmaciones del autor de las denuncias. En ese momento a nadie se le ocurrió verificar si era o no veraz la acusación del periodista, que por supuesto lo era.

En 2013 estalla el escándalo que reivindicaría a Francisco Pérez. La corrupción en esa alcaldía era por su considerable magnitud, asqueante. El hijo del alcalde, Edgardo Parra, hasta avión poseía. En sus oficinas era donde se cocinaban los ravioles. El avioncito con el cual viajaba a distintos puntos del planeta siempre acompañado de modelos, de las cuales era muy afecto, tenía un valor de 250 mil dólares. Cuando detienen a su padre (el alcalde), estaba en Miami paseando con una de esas bellas jóvenes. Por supuesto que no regresó al país. Lo que se le ha incautado al alcalde es cuantioso pero seguro que lo es más lo que aún no se le ha detectado.

El daño que este sujeto y su familia cometió contra su municipio, contra el país y contra su partido, no tiene nombre. Detenido como fue, le dieron un paseíto por un calabozo para cubrir las apariencias y luego lo mandaron para su casa mientras se desarrolla su proceso. Seguramente se habrá argüido que su salud estaba quebrantada. No soportó la celda, eso es todo. Obtuvo un privilegio inmerecido que sienta un pésimo precedente.

El caso “Parra” desgraciadamente, no es un hecho aislado de nepotismo. Finalizando el año anterior, Maduro nombró al coronel de la Guardia Nacional Basilio Labrador, y al General de División en retiro, Gilberto Barrios  Contreras, en ese orden como las figuras principales de CEMEX. Hasta ese momento la industria cementera era presidida por la señora Natasha Castillo. La dama es la esposa de Elías Jaua Milano, el hoy canciller venezolano.   

  El Partido Comunista de Venezuela cuestionó la gestión de la señora Castillo de Jaua y pidió que se le suplantara en el año 2012, sin que se atendiera su reclamo. La señora no permitió que en los últimos cinco años se discutieran los contratos colectivos. La desinversión en la industria fue patente, y como resultado se produjo una baja pronunciada de la producción que cayó de 9 mil toneladas semanales a 3 mil en la planta de Lara, por consecuencia de tener tres hornos fuera de funcionamiento. El descuido permitió que esa industria tan importante para el desarrollo del país haya decaído hasta casi desaparecer. Para subsanar la mala gestión se importó cemento de Irán, Colombia y Cuba. El ministro Menéndez tiene en su escritorio un amplio informe donde se describe la situación de la empresa.

Los niveles de productividad están por el piso. El coordinador nacional de la Alianza de Trabajadores Cementeros de Venezuela (Antracem) y Secretario de Organización del sindicato, Orlando Chirinos destacó que la situación que encontraron las nuevas autoridades de la industria es pésima. Chirinos es un obrero serio y responsable que conoce y le duele su industria, y por eso no ha cejado en su lucha. El año pasado procuraron despedirlo, pese a ser dirigente sindical arguyendo abandono del trabajo. Aportó los documentos que probaban que nunca hizo abandono de él. Pero, había que cobrarle su denuncia sobre la pésima dirección de la industria cementera, y un año después violentando el ordenamiento legal lo lograron: fue destituido.

Quienes se preocupan por el patrimonio de la nación tienen que entender ahora que deben mantener la boca cerrada. No se castiga a Chirinos, sino que se le advierte a otro que pretenda corregir los entuertos que la improvisación deja, qué será lo que le espera si lo intenta. Naturalmente, el ministerio del ¿Trabajo? cohonestó tal aberración. Pero seguro que Chirinos no se quebrará, sino que crecerá como todos aquellos que desafían con su dignidad el atropello. 

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El 14 de abril de 2013 se produjo la elección que condujo a Nicolás Maduro a la Presidencia de la República. La oposición manifestando con violencia en las calles solicitó que se realizara una auditoría de los resultados. Fueron momentos muy álgidos para el país. Se destrozaron e incendiaron vehículos y se asesinaron personas. No habían pasado dos días de la elección, ni habían cedido las agitaciones de calle cuando remueven a William Castillo, presidente de Venezolana de Televisión. No tenemos ninguna relación con Castillo a quien solo hemos visto en sus Foros en VTV, programas de excelencia que brindó en el canal oficial, y precisamente por ello podemos afirmar con certeza de veracidad, que Castillo por su calidad es uno de los periodistas más competentes que el gobierno tenga. Fue sustituido por el señor Gustavo Arreaza, músico para más señas, no precisamente periodista. Su labor como presidente del canal lo indica su duración en el cargo. No llegó a estar dos meses en él. Salió de ahí directo a la presidencia de otra institución. Obvio que el apellido pesa y es mucho más importante que el currículo para trepar a los primeros escalones; es este señor Gustavo, el hermano del vicepresidente de la república.

Para donde se mire se encuentra efectos del nepotismo. Un sexagenario enajenado embiste con un carro contra la fachada del consulado de Venezuela en Aruba. A la noche vemos en los informativos que el presidente Maduro dando cuenta y a su vez condenando el aberrante hecho, dice que dispuso que los cónsules tanto de Aruba, como el de Curazao y el de Bonaire, por cuestiones de seguridad, regresen a Caracas. Señala que se lo ordenó al señor Arias, cónsul en Aruba. Luego dice que este Arias es el hijo de Arias Cárdenas, pero que es un diplomático de carrera ¿qué tal? ¿Por qué tuvo que hacer tal precisión? Raro, muy raro, pero mucho más raro aún es saber que pocos días después el tal diplomático de carrera ha sido nombrado embajador en Costa Rica. ¿El que crea que “papá” pesa en las decisiones oficiales estará en un error?

La práctica política se ha transformado en algo que no erramos si afirmamos que lo insólito hoy es lo habitual. Ya nada de lo que pueda suceder podrá asombrarnos. El domingo 20 fue el día de la elección que determinó quienes serían los delegados que participarán en el III Congreso del PSUV. Si se observan los candidatos que se postularon por la Parroquia San Juan, del Distrito Federal, se verá que uno de ellos respondía al nombre de Jonás Reyes. Nos llamó la atención el nombre y el apellido, pues ambos lo son también del presidente de la Asamblea Legislativa del Estado Lara. Pasamos a buscar los candidatos por Lara a ver que nos traía. El presidente de la Asamblea no aparecía postulado allí.

El joven legislador como señalamos es como dijimos, nada menos que presidente de la Asamblea Legislativa. Tiene que ser para ocupar cargo de tal jerarquía, poseedor de un destacado talento que será muy reconocido en el Estado. Si estuviéramos hablando de la misma persona, surgirían algunas interrogantes que alguien tendría que disipar. Una de ellas sería conocer la razón por la cual no se postuló en Lara y sí lo hizo en una parroquia caraqueña. No se puede evadir este punto, menos todavía cuando este joven es hijo de Luis Reyes, quien fuera gobernador de ese Estado. Los hechos expresan más que mil palabras ¿o no? La militancia de Lara, así como la de Caracas, en especial la de San Juan ¿no merecerá una explicación de tan inaudito proceder? Pero, más importante aún: ¿será este caso una excepción?

La actividad política se ha desnaturalizado tanto que se ven cosas que cuesta trabajo creer que sucedan. Un ejemplo es el caso del señor David Cabello, que es a la vez superintendente del SENIAT, y también ministro de Industria y director de CENCOEX. No fue un nombramiento provisional, transitorio, sino definitivo por lo que se ve. ¿Es acaso que el presidente, entre tantos militantes del PSUV no tuvo a quienes nombrar para dos de esos tres cargos y así evitar ese disparate que perpetró? ¿No entiende que resulta una falta de respeto a la militancia tal arbitrariedad? ¿Y al PSUV no le parece una impertinencia que debe objetar el que se haya realizado tal hecho? ¿Cómo puede justificarse tal desatino? ¿Alguien en su sano juicio puede creer que David Cabello será eficiente en los tres cargos? ¿El pueblo no merece una explicación de esa barbaridad y una corrección inmediata de tal hecho?

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Pareciera que los funcionarios creyeran cuando ocupan altos cargos, que están ungidos por los dioses, ya que generalmente no responden al clamor popular cuando se les reclama. La soberbia se apodera de ellos y no hay forma ni de que oigan y menos aún que respondan. El presidente tendría que ser el que mejor comprendiera esto para exigirles a sus funcionarios un cambio total en sus conductas, comenzando por la de él, por supuesto, ya que muchas veces tampoco escucha. No necesita sino saber que es bien poco lo que pide la gente. Lo único que esta quiere es que cada quien en los puestos que ocupan hagan las cosas bien. Y que se les responda cuando se los requiere o cuando se les objeta. Hay quienes generan un gran malestar precisamente por esas manifiestas carencias. O por mentir, que es aún peor que no responder.

Esos son los motivos que ha generado un enorme rechazo a la gestión de Jesse Chacón como ministro para la Energía Eléctrica. Es un ejemplo de ese descontento social que ha alcanzado en su caso visos desconocidos. El presidente es de los pocos que aún no se ha enterado de ese desasosiego. No recordamos otro ministro que haya generado mayor desagrado que él en estos tres lustros. Es que es en su desempeño, un personaje opaco, gris. La crítica de los empleados ha sido contundente. Le piden que ante su incapacidad renuncie. Han hablado desde todo el país y coinciden en su censura. Pareciera que el único que no se entera de este malestar es el presidente. El ministro al asumir el cargo manifestó que si no resolvía el problema energético en 100 días renunciaría. ¿Sabrá él que ya superó largamente esa cifra de días? ¿Y entonces?

Merecen muchas de esas opiniones de los sindicalistas que le objetan, ser difundidas por la calidad profesional exhibida. Son dignísimos funcionarios que muestran absoluto dominio de su actividad. Enfatizan que han sido infructuosos los intentos de ver al ministro para señalarle las correcciones que hay que realizar en el organismo eléctrico. Destacan también que han pedido un encuentro con el presidente Maduro para plantearle cómo resolver el problema eléctrico, sin recibir hasta el momento respuesta favorable. Nadie les responde a los que sí saben, mientras la luz sigue, cuesta abajo en la rodada.

Meticulosamente en sus exposiciones abordaron distintos planos del ente que demuestran la palmaria negligencia del señor Chacón: vehículos inmovilizados por falta de mantenimiento y repuestos, camiones y camionetas así como también helicópteros, todos útiles para las labores de inspección que deben realizar en distintos lugares del país. A los empleados ni siquiera les suministran las herramientas necesarias para su función, así como tampoco les dotan de la indumentaria adecuada que deben portar. ¿Cómo pueden esos laboriosos trabajadores en esas condiciones ser eficientes en su gestión? No faltó aquel que entre tantos haya reclamado una auditoría de las partidas destinadas a mantenimiento pues según dijera el ministro, estas se habrían gastado. Lo raro, dijo el sindicalista, es que en el presente año no se ha realizado ninguna operación de mantenimiento. El dinero no se evapora y sin duda que esto exige una investigación para determinar la verdad de todo lo que se menciona.

El presidente de la república está obligado a conocer a fondo lo que pasa en ese ministerio y tomar las medidas necesarias, que comienzan con la deposición del ministro. No puede mirar para otro lado y evadir lo que es su deber. Algo debe de hacer él para corregir esa situación obviando esa permisividad que le ha sido tan consustancial. Tiene la autoridad para hacerlo ¡y debe hacerlo! Aquí no pueden pesar ni los amigos ni los amiguetes.

Tampoco podía faltar en la crítica a Chacón, la reprobación de los vecinos de las distintas comunidades golpeadas cuyos enseres se ven afectados por los ya insufribles cortes de energía. Lo mismo les sucede con los alimentos que se les descomponen. A la mayoría de las víctimas no les sobra el dinero como para reponer lo dañado. Esto aumenta el enojo que ya manifiestan. Denuncian su desidia claramente demostrada con los abruptos cortes de luz que son continuos en casi todo el país. Es increíble que con tal déficit de eficiencia Jesse Chacón aún permanezca en el cargo. Él, de motu proprio, -al producirse la segunda gran suspensión del servicio eléctrico-, debió renunciar al cargo. A eso obliga la dignidad y la vergüenza, si ellas se poseen.

Un sindicalista, de los muchos entrevistados, señaló que hubo en los últimos 15 años 5 apagones de magnitud considerable. Los tres últimos en el corto lapso de su gestión. Agregó el sindicalista que esos tres colapsos se produjeron en el mismo tramo lo que está indicando que no se atendió el problema como se debía. Denunció que el ministro mintió al señalar el sabotaje como causa de las distintas interrupciones eléctricas. Dice que todos los relacionados con la industria eléctrica, inclusive el ministro, saben que la razón es la falta de mantenimiento o el descuido en el mismo.

Es que se improvisa, y eso es notorio, y general en la administración actual. Lo mismo que la ausencia de responsables. Creemos que la situación exige del presidente una severidad que hasta ahora no ha mostrado con la ineptitud de muchos de sus allegados, y eso es precisamente lo que ha permitido la incuria que sufrimos. Le es obligado recordar que si quiere eficiencia, solo la obtendrá si comienza a buscarla desde el principio en la idoneidad de los funcionarios que designa, porque esa es su responsabilidad. Y esta no es transferible.



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Roosevelt Barboza


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