Pelones en revolución

Independientemente de las locuras del imperialismo y sus reiteradas amenazas disfrazadas de legalidad dictatorial -¡O sea, ilegales!- nosotros en Venezuela tenemos unos pelones en la revolución con nuestra propia gente, al no haber resuelto todavía ciertos enredos que se convierten en símbolos, pero símbolos negativos como la recolección de desechos -¡Alias basura!- y eso otro que llaman el transporte público privado que se hace a través de busetas o camionetas destartaladas ¡Alias chirrincheras!

Veámoslo así: La urbanización obrera municipal Lídice, creada el 24 de diciembre de 1943 en Venezuela para dotar de viviendas a familias que habían perdido sus casas a consecuencia de torrenciales lluvias (como ha ocurrido en el país desde el año pasado y que ha movilizado a la revolución bolivariana con su líder Hugo Chávez al frente), resulta que cayó en las manos de ciertos “vivos” que han estado vinculados al Instituto Municipal de Crédito (Ahí mismo e la Urb. El Silencio), quienes en vez de entregar las viviendas de acuerdo a lo que establece su vigente Ordenanza, que era y es lo legal, se hicieron los locos y recibieron el dinero que las personas cancelaban todos los meses creyendo que estaban pagando sus casas, para luego venirles con el cuento más de 50 años después, que lo que habían pagado era un alquiler y que ahora tendrían que comprarlas.
Esa gente del Instituto Municipal de Crédito ha venido actuando como los banqueros que en distintas partes de Estados Unidos, Venezuela y otras regiones, han arruinado a mucha gente y se han llevado sus dineros y sus sueños.

Hoy, con 12 años de revolución, encontramos a esos vecinos firmes en su reclamación de que les entreguen los papeles de propiedad de sus viviendas y aún cuando tal realidad haya sido conocida por los últimos cinco (5) alcaldes de Caracas y diferentes instancias públicas de gobierno y hasta anunciada la entrega de los papeles de propiedad por televisión, nada ocurre.

Los vecinos siguen allí a la espera de que se cumpla la misión vivienda emprendida en 1943 por el General Isaías Medina Angarita, quien estuvo en Lídice cuando la inauguración de la urbanización que, el próximo 24 de diciembre cumplirá 68 años.

Algunos suelen comentar que, la revolución bolivariana que lidera Chávez, al parecer sigue siendo víctima de una quinta columna que impide el desarrollo de los proyectos, los boicotea.
Hace 17 años, por ejemplo, le quitaron a Lídice el servicio de aseo urbano y domiciliario, dejaron de recoger la basura de las casas, les montaron unos contenedores y, de paso, obligaron a que las personas cancelaran la tarifa que viene engrapada inconsultamente con la del servicio eléctrico. Aunque muchos vecinos crean en la revolución y voten a favor de las transformaciones siguen con la molestia de sentirse excluidos.

Lee el siguiente blog: wwwpertinentes.blogspot.com (Premio Aníbal Nazoa/2010) Mención Opinión)


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Pedro Estacio


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