Argentina. Habla una militante barrial: «Para nosotros el virus sigue siendo el hambre

29 de junio 2020:_

Se llama Carina Peralta y desde hace tiempo milita junto a otras compañeras y compañeros en un barrio muy humilde del Gran Buenos Aires. Sabe mejor que muchos funcionarios cuanto cuesta sobrevivir a las dificultades y las carencias que existen en los territorios. Antes de la pandemia y los confinamientos y mucho más pronunciadas en la actualidad. Como militante de una organización social y política, en este caso la OLP-Resistir y Luchar, Cari lucha por una sociedad diferente donde los y las jóvenes, los y las niñas puedan aspirar a un futuro que los integre y no que los viva expulsando. Con ella hablamos a fondo y estas son sus reflexiones, críticas con el sistema y agudas en cuanto a denunciar un estado de cosas que suelen ocultarse.

Queremos desentrañar como se milita actualmente en los barrios y, sobre todo, en los más humildes, donde la gente está golpeada por la crisis, por la falta de trabajo, por el hambre. Contanos un poquito donde militas, en que barrio, y cómo está la cosa allí, cómo podemos transmitírle a los lectores y lectoras qué es ser una militante social barrial en este año 2020.

-Estoy en Florencio Varela, que es el segundo distrito más pobre del Conurbano. Estamos en un barrio que queda al fondo de lo que es Varela, que se fundó hace 30 años, que está totalmente olvidado de las políticas públicas. En esta época de confinamiento obligatorio se nos está haciendo muy difícil, la crisis cada vez va más en aumento, la desocupación también. Nosotras el laburo que tenemos más intenso es referido a las infancias en ese barrio. Debido a que nuestro espacio tiene que estar ahora cerrado los pibes la están pasando muy mal en todo sentido, a nivel económico, educativo, social. Claramente, al tener los padres y las madres sin laburo se dificulta un montón seguir sobreviviendo. Nosotras mantenemos el espacio abierto para hacer ollas populares y la merienda de todos los días y poder sobrellevar esta situación, no es mucho el aporte que se puede hacer porque la crisis es muy profunda.

-A pesar de lo difícil de la coyuntura logran armar espacios de contención para los y las vecinas?

-Lamentablemente, en la actualidad tenemos que acomodarnos al contexto que se vive, si bien podemos mantener este trabajo, nos dificulta un montón poder seguir dándole contención a los pibes al no poder tener el espacio abierto y ellos mismos manifiestan de que no dan más, de que están super aburridos, nos insisten en que tenemos que abrir el merendero, el espacio, pero cómo le podes explicar que no se puede, que ese lugar que es tan importante para ellos tiene que estar cerrado debido a esta situación. No tienen ningún tipo de recreación, si se quiere decir de esa forma, nosotras, por lo menos en lo que va del tiempo que estamos militando allí, pudimos tomar una canchita a donde los pibes puedan ir a jugar, porque es un barrio que está totalmente olvidado, no hay cloacas, no hay iluminación, las condiciones de viviendas son totalmente precarias, son familias enteras que viven en una casilla, y el Estado está totalmente ausente. Lo único que recibimos son migajas, porque la mercadería que nos mandan ni siquiera sirve para poder ofrecerles una buena alimentación, es más, ni siquiera nos mandan yerba como para poder hacer un mate cocido, el tema de la leche lo mismo, a veces tenemos agua, a veces no.

Vamos piloteando la situación, entendemos muy bien de que la única salida que nos queda es organizarnos y seguir luchando, seguir exigiéndole al Estado y al gobierno de turno que de estas injusticias se hagan cargo porque las únicas que ponemos el cuerpo ahí somos nosotras, somos las doñas que, lamentablemente, hoy en día están cobrando un salario de 8.500 pesos, cuando para no ser pobre tenes que tener mínimo 60.000 pesos. Ni siquiera son pobres, son personas totalmente en la indigencia, si los vemos desde ese lado, y con esta etapa de cuarentena obligatoria no pueden laburar porque son todos trabajos de subsistencia, el salir a cortar el pasto, limpiar casas, armar las ferias en los barrios para poder vender ropa. Toda esa actividad está totalmente suspendida y, la verdad, que cada vez se nos dificulta mucho poder llevar a cabo nuestra tarea militante, estamos haciendo una tarea social porque es necesaria, pero, la verdad, que está muy difícil la situación y a eso le tenemos que sumar un montón de problemáticas que ya nombré.

Nosotras todos los sábados,domingos y feriados tenemos un patrullero en la esquina vigilándonos, y esa es la realidad de la mayoría de los barrios, la militarización de los territorios, que nos están hostigando, vigilando constantemente. Vemos el caso de Facundo Escalzo en el Bajo Flores y esa es una realidad que se ve cotidianamente en las barriadas, esa es la respuesta que recibimos por parte del Estado que es más represión, el vigilarnos, el controlarnos. Pero, referido a poder recibir algún tipo de asistencia, esa tarea la seguimos haciendo las mujeres de los barrios.

-Estás hablando de las doñas, de las mujeres, de las compañeras, que, además, supongo y ya hay datos muy certeros, están sufriendo también la llamada violencia doméstica, que en realidad es el patriarcado aplicado en una situación de confinamiento, creando un ambiente muy insostenible para quien está encerrado, o encerrada en este caso, a veces con el agresor.

Sí, esa es una realidad cotidiana de la mayoría de las mujeres que sufren violencia de género, fue en aumento, lo vemos en época de cuarentena que mataron a cientos de mujeres. Por parte del Estado no hay ningún tipo de emergencia, que lo venimos exigiendo la mayoría de las organizaciones sociales, las compañeras tienen que vivir con el maltratador. Muchas veces nos planteamos también esto de los refugios, de por qué ellas tienen que abandonar su hogar y, no solamente del sistema patriarcal, sino del sistema capitalista, de que no puedan tener una independencia económica, que no puedan tener vivienda digna para ellas y sus hijos. Nosotras tratamos de tender redes de contención, de asesoramiento legal, que es algo que no solamente reciben la violencia de quien las golpea, sino la violencia del sistema en general, la violencia económica, la institucional, cuando muchas veces van a denunciar y terminan siendo violentadas por las instituciones que, en realidad, tendrían que darles algún tipo de respuesta.

Vemos que las políticas referidas a la violencia de género son totalmente insuficientes, no sirve de nada el botón antipánico porque han matado mujeres que lo tenían, no sirve de nada tener una perimetral porque a los femicidas no les importa nada y las terminan matando igual. La verdad es que venimos exigiéndole, ya que hay un Ministerio de la Mujer y la Diversidad que no está dando ningún tipo de respuesta concreta en el territorio referido a las víctimas de violencia de género, y no solamente nos tenemos que encargar de las tareas de cuidado, de las tareas solidarias, de poder contener todo el mal que está pasando en la sociedad, sino también nos tenemos que hacer cargo como organizaciones sociales de esta problemática que vemos que va totalmente en aumento. Día a día vemos que se profundiza la crisis y eso trae la profundización de todas las violencias hacia las compañeras, todas las violencias de este sistema patriarcal, colonial y capitalista.

-Decís que el Estado está ausente en estos barrios ¿cómo le reclaman al Estado? ¿cuál es el recurso que tienen para decir a ese Estado ausente que se comprometa, que les ayuden a paliar el hambre, que es una obligación del Estado, no es que están pidiendo caridad, sino que, realmente, es su obligación? ¿Cuál es la dinámica que siguen en estos casos?

-Nosotras y nosotros a pesar del confinamiento obligatorio nunca abandonamos la calle. Exponemos nuestro cuerpo no solamente en los haceres cotidianos, sino también exponemos nuestra vida y parece algo que al Estado no le importa, salimos varias veces a la calle porque entendemos que es el único método que encontramos para que, por lo menos, nos vean. De ahí a que nos escuchen, la verdad, que siguen haciendo oídos sordos, se llenan la boca hablando de las mujeres, de nuestros hijos. Antes de que asumiera Alberto teníamos el 60% de nuestras infancias pobres y ahora no quiero ni imaginarme, porque estamos peor que antes.

Nuestro método sigue siendo el mismo, lo que nombrabas de los compañeros Darío y Maxi, es seguir en las calles, seguir en la lucha. Para nosotros el virus sigue siendo el hambre, eso no nos hace avanzar tampoco, porque tenemos que estar viendo como encaramos la situación actual y no podemos ni siquiera poder planificar a futuro de lo que tiene que ser nuestra militancia, nos tenemos que estar preocupando por algo tan básico como es la comida. Lamentablemente, es muy triste, da mucha rabia, esta situación, pero entendemos que lo único que nos queda es salir a la calle y seguir poniendo el cuerpo, seguir reclamando y exigiéndoles hasta que nos den respuestas que puedan servir a nuestro pueblo.

-Si te preguntara qué tipo de sociedad querés para vos, para tus hijos y nietos, ¿en qué sociedad estarías pensando?

-Pienso en una sociedad en donde todos nuestros pibes puedan comer, se puedan educar, puedan ser ciudadanos libres de verdad, que puedan pensar, criticar, que puedan salir de este individualismo en donde nos sumerge, que puedan salir de la distracción banal, que puedan ser ciudadanos dignos. Tenemos una Constitución donde dice que todos tenemos derecho a…, bueno, que nuestros pibes sean ejecutores de esos derechos y si no se los dan, porque no sirve de nada que solamente haya leyes escritas y que no se lleven a cabo, que puedan ser seres críticos para que se los arranquen a quienes se los tengan que arrancar.

-Gracias y ánimo para esta lucha que hay que seguir.

-Seguiremos, seguiremos en nombre de los compañeros que dieron la vida para tener una sociedad más justa y un mundo mejor.



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La fuente original de este documento es:
Resumen Latinoamericano (https://www.resumenlatinoamericano.org/2020/06/28/argentina-habla-una-militante-barrial-para-nosotros-el-virus-sigue-siendo-el-hambre/)



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