Partidos y movimientos sociales afrodescendientes

El partido es necesario en estos tiempos de profundas crisis mundial, pues se necesita tener una organización viva que salga en defensa de la soberanía y la intromisión extranjera que asecha a los países del mal llamado “tercer mundo”, en busca de nuestros recursos estratégicos

No es nada fácil crear un partido en estos tiempos cuando existen distintas formas de participación que rompen los moldes de estructuras rancias y oxidadas con el tiempo, derrumbando barreras, diques y canalizando creativamente nuevas formas de luchar por espacios que nos pertenecen a todos y a todas por igual. Esa modalidades de participación escapan a las formas tradicionales como fueron diseñados los partidos a mediados del siglo XIX y reforzados sus verticalismo en el siglo XX con las estructuras estalinistas, leninistas, socialcristianos, socialdemócratas, pero en el fondo “centralistas” y “burócratas”, con estructuras rígidas: Buró político, Comité Central, comité provincial o estatal, comité municipal y “las masas”. Así fue, con el siglo de los movimientos sociales como se fueron logrando las transformaciones en Ecuador, Bolivia y Venezuela al margen de muchas de esas aberraciones, pero mosca con repetirlas de nuevo ahora que se transforman en partidos. Las aberraciones del centralismo partidista y el control social Los partidos pocos han cambiado desde el siglo XIX hasta hoy en cuanto a concepción orgánica se refiere. Pero el partido o la organización es necesario en estos tiempos de profundas crisis mundial que vive el planeta, pues se necesita tener una organización viva que pueda responder como una columna vertebral ante la defensa de la soberanía y la intromisión extranjera que asecha a los países del mal llamado “tercer mundo”, en busca de nuestros recursos estratégicos y más cuando aspiran a transformar las sociedades oprimidas y sometidas por el neocolonialismo. Si bien es cierto que necesitamos una estructura que dé organización a amplios sectores de la sociedad, también es cierto que a nombre de la amenaza exterior, no se puede contemplar pasivamente las atrofias que muchas veces se ocultan detrás del discurso de la “amenaza externa”, y los oportunistas que siempre están allí, en esas estructuras partidistas, con esa “mentalidad imperecedera”, a través de la historia, sacando el mayor provecho a esas situaciones, se corrompen, crean una especie de elite, articulan la cadena del miedo y el clientelismo salpicado de populismo, controlando así a las “bases” (por bola) y los órganos del control del partido, para desde allí controlar el gobierno, el Estado y los tejidos de toda la sociedad; llegándose incluso a que dos o tres miembros del partido controlan toda la sociedad, a través de una red vertical en puntos neurálgicos del Estado, como los altos rangos militares (pues negociaron sus ascensos), la inteligencia político-militar, medios de comunicación, movimientos financieros…verga todo… mi pana.

De movimientos sociales a partidos

Ese modelo de partido, repetimos que duró una “ñinguita” más de medio siglo y explotó en mil pedazos, no se debe repetir para el caso de las experiencias que se está viviendo en Venezuela, Ecuador y Bolivia, donde los movimientos sociales fueron determinantes para avanzar hacia los procesos de mayor participación en la historia política de estos países, que pasaron de una democracia burguesa representativa, a una democracia de convivencia estructural burguesa con rasgos de participación popular, agregándoles a ello las características afro indígenas y demás excluidos de la amplia geografía de estos tres países. Los cambios que se han venido experimentando en principio no fueron resultado de una concepción partidista tradicional.
El proceso bolivariano venezolano comenzó como movimientos sociales ante el fracaso de los partidos tanto de derecha como de izquierda. En Bolivia con Evo Morales, el soporte fue el movimiento cocalero y con Rafael Correa, en Ecuador, fue su llamado a la Revolución Ciudadana. En las tres experiencias que se han reafirmado y han recibido el apoyo de los sectores más empobrecidos por el sistema neoliberal se abrió una visión y se avanzó hacia la igualdad, hacia la deslegitimación de los privilegios, y se cambió el rostro al poder del Estado: aparece por primera vez un afroecuatoriano como Ministro de Cultura en Ecuador como el Doctor Antonio Preciado, o los Quichuas y Aymaras en distintos Ministerios de Bolivia, o un afrodescendiente como Aristóbulo Istúriz como Ministro de Educación en Venezuela, que avanzó profundamente en la erradicación del analfabetismo, siendo nosotros el primer país del sistema de Naciones Unidas en adelantarse en el logro del cumplimiento de los objetivos del milenio, en el área educativa.
El partido no debe esterilizar los movimientos sociales

Pero esas experiencias de la participación de los movimientos sociales en estos procesos hoy pueden sufrir, como pudiera estar ocurriendo, una trágica reconversación en diluirse en el partido, y dejar de ser un espacio donde las críticas abiertas a los errores de dicha estructura pudiera desde ya estar cometiendo. En el caso concreto de los movimientos afrodescendientes en estos tres países tendríamos que revisar los estatutos y programas del Partido Socialista Unido de Venezuela, el Partido de Correa con nombre de Movimiento Alianza País o el Partido de Evo Morales también con nombre de Movimiento al Socialismo. Dentro de ellos revisar como, desde sus planteamientos ideológicos, se está entendiendo la propuesta socialista, llámese socialismo comunitario (Bolivia), Revolución ciudadana (Ecuador) o Socialismo del siglo XXI en nuestro país. En Venezuela aún no se sale de la trampa del Mariateguismo (socialismo indoamericano como lo afirmó hace poco el joven Jorge Arreaza, coordinador de formación del PSUV, para quien los afro no parecieran existir). La revolución ciudadana de Correa pareciera estar más sensibilizada con el tema afro y recientemente el Mas de Bolivia ha incluido algunas sugerencias del movimiento afroboliviano. Estas ideas son buena discutirlas porque, antes, en los partidos de izquierda del siglo pasado y lo que va de éste el tema afro no entraba en la discusión ideológica ni de los partidos ni en el diseño del gobierno y el Estado y del modelo social a construir. Los partidos de nuevo tipo deben incluir la dimensión afrodescendientes, tanto en sus programas, estatutos y formación ideológica, pero que también respeten a los movimientos sociales y no los ahoguen, pues hará y hace falta contraloría social, política e ideológicamente que escapen al control vertical partidista que tanto daño le ha hecho a la historia de la humanidad.

TIPS barloventeños

* El PSUV no puede cometer el error de las elecciones pasadas de imponer candidatos en los circuitos de las comunidades afrodescendientes que no sean, ni hayan trabajado y ni conozcan esas comunidades.
* Hay que evaluar que han hecho los diputados y diputadas que salieron por los circuitos afrodescendientes, y debemos preparar un perfil del diputado o diputada que queremos. Será una prueba de fuego para evitar la imposición vertical y desde “arriba”.

* Felicitaciones al Destacamento N° 55 de la GN de Barlovento por el inicio del combate a la cadena del miedo en nuestra región, estaremos pendientes para ver los resultados. Ver para creer.

* En San José de Barlovento se recordó a “Tico” Rudas Mezones, asesinado en los años sesenta por el sistema de la democracia represiva. Saludos a sus familiares, a Fernando Soto Rojas y a Luis Perdomo por su discurso en honor a nuestro mártir barloventeño.



Jesús “Chucho” García / afroamerica@cantv.net


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Jesus Chucho Garcia


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