Esta palabra tiene su origen en la Roma del emperador Cesar Augusto (27 aC a 17 dC). Existía un consejero y confidente político del Cesar llamado Cayo Cilnio Mecenas que se dedicó a fomentar el arte, que otorgaba protección a los artistas de su época, y acabó por hacer de su nombre, Mecenas, un sinónimo de aquel que protege e incentiva las actividades artísticas. Destaca en especial su interés por la literatura y entre algunos de los poetas a quienes protegió se menciona a Horacio.
En un principio el apellido de Cayo Cilnio pasa a ser sinónimo de ayuda desinteresada, pero en la medida que el capitalismo y sus valores van tomando forma desaparece el desinterés y toma fuerza la idea de obtener beneficios extras a cambio de cualquier apoyo, bien sea en el hecho cultural, deportivo o social.
Aparece el patrocinio que se interesa por las actividades de la sociedad a cambio de algún beneficio que se pudiera materializar en ganancias bien sea en dinero o bien indirectamente por medio de una acción publicitaria.
Se habla entonces de dos conceptos, uno el mecenazgo que se supone es “filantrópico” y el patrocinio que impulsan especialmente los comerciantes del capitalismo.
La gran mayoría de las empresas privadas capitalistas tiene un presupuesto destinado para la promoción de sus productos o servicios. La táctica es que en el menor tiempo posible las ventas y las ganancias aumenten y para ello la publicidad es un factor primordial.
El patrocinio se convierte en una forma de publicidad no convencional, donde la empresa de manera directa apoya a una persona, comunidad o institución con el interés de ganar prestigio gracias a la asociación con la fama o popularidad de esa persona o institución o vender la idea de benefactor cuando atiende la necesidad de una comunidad. En el medio deportivo se le denota con términos como “sponsor”.
En la actualidad se puede identificar una diferencia entre el patrocinio y el mecenazgo: el patrocinio se orienta de manera directa a la obtención de beneficios tangibles, mientras el mecenazgo se aprovecha de formas de comunicación, muchas veces subliminal, es decir una forma indirecta para vender, y utiliza las bellas artes, el deporte, y otras formas de cultura para sus fines.
En cualquiera de las dos variantes la empresa capitalista siempre se esfuerza en conseguir el mayor protagonismo posible en la relación. El hecho publicitario toma relevancia en esta estrategia. El objetivo puede ir desde dar a conocer una marca o un producto o servicio, aumentar sus ventas, provocar su aceptación o generar un cambio de opinión. También es una táctica para ganar publicidad de manera indirecta, cuando la marca a promocionar aparece, por ejemplo, estampada en la vestimenta de un deportista de alta competencia.
Una forma de mecenazgo aparentemente muy loable es las donaciones de bienes culturales, iniciativas de restauraciones de bienes patrimoniales, y participación en la difusión y conservación de esos bienes culturales. Este tipo de acciones difícilmente están libre de alguna intencionalidad posterior, es decir sea totalmente desinteresada, y aparece aquí la exoneración de impuestos u otros beneficios que se pueda obtener a costa del Estado.
Detrás de la careta de fundaciones sin fines de lucro se esconde un lucrativo negocio. Fundación Polar, Fundación Bigott, Proyecto Cultural Mavesa, Fundación Beracasa, que se quejan constantemente que no reciben o que reciben cada vez menos los beneficios del Estado. Estos sectores que viven de este negocio han propuesto una ley exclusiva para el mecenazgo donde “se pueda disfrutar de una mayor libertad tributaria”
Se estilaba descuentos de hasta un 10% sobre el impuesto sobre la renta para aquellas empresas que donaran dinero a la cultura.
La presidenta de una de esas fundaciones opina: “mejores incentivos llevarían a más competencia, lo que a su vez mejoraría la calidad de las artes y alentaría a los grupos culturales a buscar formas más creativas de generar ingresos por sí mismos. Proponen que las exenciones tributarias a través de la Ley de Mecenazgo deberían ser de hasta 50%”.
En el proyecto de Ley Orgánica de Cultura que se discute actualmente en la Asamblea Nacional no se menciona expresamente el mecenazgo pero en uno de sus artículos se deja colar un incentivo fiscal a los que apoyen la cultura.
En la propuesta de ley hecha por el CONAC en el año 2001 en uno de sus artículos se menciona: “…a fin de incorporar la inversión privada como fuente sustantiva de financiamiento, se establece un régimen de incentivos fiscales…” y luego le dedica todo un capitulo al mecenazgo donde junto a un conjunto de justificaciones y normativas termina proponiendo de 10 a 20 % de rebaja en el impuesto sobre la renta y de otros impuestos como el IVA, aduanales, timbres fiscales, sucesiones, municipales y otros .
Los capitalistas no se conforman con las exageradas ganancias que obtienen de la explotación inmisericorde que hacen con el trabajo del pueblo venezolano y de robarlo diariamente con sus perversos mecanismos de usura, especulación y estafas, sino también quieren evadir los impuestos a como dé lugar y con sus fundaciones pretenden cuadrar jugosos negocios donde el Estado cómplice les rebaje impuesto con dudosas acciones de apoyo a la cultura.
El Estado puede aceptar las iniciativas del sector privado que deseen apoyar la cultura pero con reglas claras, que no es otra cosa que la acción quede libre de intenciones publicitarias o de la exigencia de exoneraciones impositivas sobres los impuestos sobre la renta de las actividades mercantilistas o de otras obligaciones fiscales. Es más, la ley los debería obligarlos a efectuar aportes para el fortalecimiento de los planes del Estado en las políticas culturales sin que esperen nada a cambio, que no sea el orgullo de colaborar con la patria, con su identidad, con su patrimonio, con su sentido de pertenencia nacionalista y latinoamericanista.
El Socialismo se construye en una dura lucha, en todos los terrenos posibles, contra toda forma de capitalismo. A veces resulta poco evidente por donde se infiltra el enemigo, por lo que hay que cargar una lupa, sobre todo en esto de las leyes. No podemos darle posibilidad de sobrevivencia con exoneraciones, con concesiones que les permitan a los capitalistas seguir parasitando a nuestro pueblo.
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