La paz es el camino

“No hay camino para la paz, la paz es el camino”, dijo Mahatma Gandhi durante su lucha revolucionaria por la independencia de la India. Fue precisamente él quien instauró en su país las huelgas y las huelgas de hambre como método de lucha política, a la vez que rechazó la violencia como método de resistencia. Y afincándose firmemente en sus creencias e ideales luchó y apostó por los más pobres de la sociedad hindú, fundamentalmente en desarrollar las zonas rurales, pero aún así fue asesinado el 30 de enero de 1948.

Hablo de Gandhi porque fue él un verdadero peregrino de la paz y, además, porque el lunes 21 de septiembre es el “Día Internacional de la Paz”, fecha decretada en el año 2001 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). Pero, digo yo, que la paz no se decreta ni se promulga porque mientras sigan existiendo los odios más viscerales en algunos seres humanos el ambiente siempre estará enrarecido y en vez de ir por los caminos de la paz siempre se estará avanzando hacia el abismo de la irracionalidad. Esa es la puerta de entrada hacia la guerra, el caos y la masacre de la esperanza.

Decimos entonces que la paz no es una formula química, una ecuación matemática, una hipótesis, ni un postulado. Desde el punto de vista del mero concepto y las definiciones aceptadas se puede decir que la paz es un estado de tranquilidad o quietud. También puede mirarse desde el punto de vista del Derecho Internacional, que se refiere a un convenio o tratado que pone fin a la guerra. En otro ámbito más amplio se puede hablar de la paz social como un entendimiento “y buenas relaciones entre los grupos, clases o estamentos sociales dentro de un país”. Ahora bien, hablar de la paz individual “designa un estado interior, exento de cólera, odio y más generalmente de sentimientos negativos”.

En el campo de la política también se habla de la anhelada paz, pero la misma ha sido imposible en el verdadero sentido, inclusive desde mucho antes de la aparición de Adan y Eva. Y en la evolución de los pueblos y el desarrollo de las sociedades siempre ha existido el conflicto, algunos hasta de aniquilamiento total o casi total. En este campo encontramos lo que se llamó la “Pax Americana”, para hablar de un determinado período donde supuestamente no hubo ningún conflicto. No obstante, sabemos que esa famosa “Pax Americana” es una farsa porque, precisamente desde el momento que finaliza la llamada Guerra Fría en 1989, los Estados Unidos iniciaron su escalada de terrorismo imperial por casi todo el mundo. Y esa senda de la invasión y el aniquilamiento de pueblos enteros no se han detenido en la actualidad por parte del imperio norteamericano; al contrario cada día arrecia más y más.

En lo que respecta a nuestro país, el odio permanece todavía sembrado en muchos venezolanos y en muchos sectores. Por ejemplo, los partidos opositores arrastran un odio visceral hacia el gobierno y sus instituciones. Miembros de la cúpula religiosa venezolana han perdido el norte de la fe y conducen a sus feligreses por los caminos del rencor, como hacen muchos sacerdotes acá en el estado Táchira, particularmente uno por allá de la zona de pueblo nuevo. Y mientras haya esas siembras forzadas, no habrá espacio para el amor y la paz, al menos en el corazón de esos cientos de hombres y mujeres que son tocados por el sermón errado.


(*)Politólogo.

eduardojm51@yahoo.es







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Eduardo Marapacuto(*)


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