¡Se escapó Armenteros!

Los venezolanos de todo sacamos un chiste.

No había terminado de diluirse el susto por el temblor del lunes 4 de mayo, cuando en Venezuela, reino de alegría caribeña, cuando circuló este mensajito de texto vía celular:

—Al temblor lo bautizaron “Juan Luis Guerra”, porque fue a las 4:40.

Claro, sólo podía ser comprendido por quienes hubieran bailado al ritmo de Si tú te vas y Voy a pedir su mano. No por los demasiado chamos —hipnotizados por Wisyn y Yandel— ni para los demasiado puretos, ambos grupos etáreos insensibles ante el nombre de la banda con la que se popularizó el barbudo músico, poeta y predicador dominicano.

Para estos últimos, los más pures, circuló otro SMS, menos explícito, y para entendimiento exclusivo de los fanáticos de la salsa vieja:

—Los científicos determinaron el origen del temblor: ¡Se escapó Armenteros!

Ese mensajito lo reboté y, para mi sorpresa, algunos canosos no entendieron ni papa.

Debí citarles la canción de Rubén Blades, cuya melodía llevo en el cerebelo desde la infancia:

—En 1806, era el 16 de Enero, en la llanura, en Veraguas… cayó Cipriano Armenteros…”

Más adelante:

—Y tiembla la tierra…, ¡se escapó Armenteros!

El día anterior, domingo 3, en la patria de Blades, hubo otro sismo, pero político: las elecciones presidenciales fueron ganadas por Ricardo Martinelli, un multimillonario derechista, dueño de una cadena de supermercados en Panamá. Derrotó a Balbina Herrera, del PRD, quien era apoyada por el presidente saliente, Martín Torrijos, exponente de la izquierda ligth. Hijo del legendario general Omar Torrijos, pero bastante más pro-estadounidense que papá.

Con mi miedo no te metas

El miedo del viernes anterior nada tenía que ver con movimientos telúricos. Era el virus de la gripe porcina o H1N1 el que estaba de moda.

—Tranquila, amiga, que eso anda bien lejos de aquí.

Mis palabras molestaron a una amiga que, entre deprimida y asustada, veía en la primera página de El Nacional la foto de dos lindas muchachas en un vagón del Metro de Caracas, de pie, codo a codo, cada una con un tapaboca.

Una precaución recomendable en Ciudad de México, pero absolutamente innecesaria en el valle de Caracas, a miles de kilómetros de distancia.

—Sí, vale. ¡ya llegó! ¡ya llegó!

No me lo dijo, pero por su tono y mirada sentí que mi amiga me estaba diciendo:

—¡Con mi miedo no te metas!

Intenté argumentar que ya las autoridades sanitarias habían descartado la presencia del virus en Venezuela. Que esa foto era posada o el reportero gráfico había tenido mucha suerte, porque en la calle los tapabocas brillaban por su ausencia y las excepciones más bien movían a risa. Si a partir de ese día comenzaba a proliferar la mascarilla entre los caraqueños sería más por el efecto psicológico de aquella primera plana que por razones científicas. Que los médicos…

—¡Yo le creo más a Capriles Radonsky que a Chávez!

Su argumento fue, ese sí, un verdadero tapabocas. Un motivo terminante para cambiar de tema. Cada quien es dueño de escoger a quién creer y por qué asustarse. Cada quien es dueño de sus miedos. O cree serlo.

El origen del miedo

La palabra “miedo” viene del latín metus.

El Diccionario de la Real Academia Española lo define como una “perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo real o imaginario”.

También como “recelo o aprensión que uno tiene de que le suceda una cosa contraria a la que desea”.

Los budistas hablan de “miedo impropio” y “miedo apropiado”.

El primero es aquel que, sin una base firme, deprime y paraliza.

El segundo es aquel que, con base en peligros reales, mueve a tomar acciones que lo eviten.

Política y miedos

El manejo de los miedos es una de las herramientas de la política.

Maquiavelo aconsejaba:

—Más le vale al príncipe ser temido que amado, pues el amor pronto se olvida, pero el temor acompaña por siempre a los hombres.

Claro, los aconsejados por el florentino no se sometían a elecciones. Y en ellas el miedo moviliza en contra, pero difícilmente a favor.

En el film Bowling for Columbine, el cineasta Michael Moore resume una breve historia de Estados Unidos donde muestra cómo ese país se fundó y sigue funcionando sobre la base del miedo. El extracto está disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=g0NdiIxuhdw.

Probablemente, el miedo esté detrás de las más graves crueldades. Aunque en esos casos difícilmente pueda considerarse un eximente.

Y tembló la tierra

En un país que además de alegre es machista no es bien visto reconocer los propios miedos. Pero no hay duda de que todo el mundo se chorreó, como el Niágara en una bicicleta. Ventanas y puertas temblando, y la tierra rugiendo, no son brujas montadas en una escoba ni vampiros chupando sangre.

No sé por qué, pero me esperaba que el episodio también se convertiría en excusa para hacer política. En cantera para explotar los miedos.

En la mañana apareció el alcalde metropolitano Antonio Ledezma con el anuncio de suspensión de clases en los planteles del Área Metropolitana de Caracas. Al rato estaba el ministro de Educación, Héctor Navarro, desautorizándolo.

Tres días antes, el viernes, la atención había pasado de la gripe porcina a las lágrimas. La marcha opositora del 1 de mayo terminó en trifulca, bombas lacrimógenas y un Pdval atacado.

Habrá que estudiar a quién convienen esas imágenes de violencia. A los promotores de la marcha o al Gobierno que decide emplear su poder coercitivo para reprimir con gas su desvío hacia la Asamblea Nacional.

Mientras, un dirigente estudiantil bolivariano, Yuban Ortega, muere en Mérida como consecuencia del disparo de un policía en una manifestación, ya no opositora, sino estudiantil. Y un sicario asesina a un dirigente sindical, Argenis Vásquez, que venía liderando un conflicto con la empresa Toyota.

Puede todo ser producto de lamentable casualidad.

Pero habrá que extremar no sólo las investigaciones, sino el cuidado frente a las provocaciones y en el uso de los recursos coercitivos del Estado, entre ellos los cuerpos policiales. Los judokas suelen valerse de la fuerza del enemigo para tumbarlo al piso.

Y ciertos pescadores lanzan sus anzuelos cuando los ríos están revueltos con la esperanza de que los miedos se exacerben, se transformen en otra cosa, y hagan lo que ellos no han podido: que la tierra tiemble.

Taquitos

REPUESTOS. Los precios de los repuestos para carros han subido en forma exorbitante. “Los mayoristas han aumentado hasta tres veces en mes y medio”, afirma Carlos González, dueño de un detal en La Vega. Él ya no halla qué decir a los clientes, que creen que es por culpa suya. Los mayoristas le dicen que Cadivi no da los dólares. Eduardo Samán, ministro de Comercio, dijo en mi programa radial que sí. Que hay acaparamiento para empujar precios al alza. Carlos González me llamó después para decirme que, según sus proveedores, conchas de biela y conchas de bancada (partes de motor) y algunas piezas de suspensión fueron excluidas de la lista de importación. Pero esas partes, dice, no se fabrican aquí. De ser cierto, eso traerá graves consecuencias, afirma. “Así como con la comida, que esconden para que haya explosión social, lo mismo pudieran estar haciendo con los repuestos para parar los carros por puesto”, advierte. CITA. “El valor es preferible al número y la habilidad superior al valor”. Simón Bolívar.


columnacontralacorriente@yahoo.es


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Ernesto Villegas Poljak

Periodista. Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información.

 @VillegasPoljakE

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