Puentes Rotos

Culminada la contienda electoral del 15 de febrero comenzaron a salir nuevamente las banderas blancas del consenso; se está hablando insistentemente de que el Presidente, como jefe de gobierno, construya puentes para dialogar con la oposición y de esa manera bajen las tensiones, de modo que se genere un clima propicio para el avance pacífico y armónico de nuestro país. Vista así la propuesta, ¿quién no podría estar de acuerdo con esa invitación? ¿Quién no se sumaría a ese esfuerzo?; sólo que para conocer la viabilidad de esa proposición al diálogo, tenemos que analizar el comportamiento, en la última década, de los actores políticos involucrados.

Chávez, casi desde el inicio de su gobierno, buscó el consenso y la integración con todos los factores representativos de la sociedad venezolana y de eso puede dar fe el mismo José Vicente Rangel, quien seguramente aportó su esfuerzo para que así fuera; sin embargo, cuando los actuales opositores se percataron que Chávez no se prestaría a la continuidad del pacto de punto fijo, comenzó el inclemente ataque por todos los flancos.

Varias veces vimos al Presidente sentarse con las cúpulas de FEDECAMARAS para llegar a algún acuerdo que impulsara el aparato productivo del país. Se estableció una mesa de diálogo y a la par la oposición arengaba a paros y guarimbas; se reincorporaron a directivos de PDVSA despedidos por el mismo Presidente e inmediatamente fraguaban un paro; dieron un golpe de Estado y el Presidente regresó pidiendo perdón (quisiera saber cuanto vencedores tienen esa actitud), inmediatamente se reunió con los opositores y vino el paro petrolero; más recientemente, el Presidente se reunió con la mayoría de los grandes empresarios venezolanos, en un acto televisado en cadena nacional, para buscar una coalición de progreso económico, privilegiando el capital nacional; donde por cierto dejó bien claro que la Revolución Bolivariana no está reñida con el empresariado ni con la propiedad privada.

Cada vez que el Presidente Chávez tiende un puente, la oposición lo percibe como un acto de debilidad e intentan golpear para derrocarlo. ¡Caramba José Vicente! ¡Vladimir Villegas! ¿Es que acaso es muy difícil darse cuenta que lo que impulsa a la oposición es el odio?. La oposición no ha cambiado sus voceros, y ya con todos ellos se ha intentado conciliar. Entonces ¿con quién hay que sentarse a conversar que no se haya hecho? ¿Quién, dentro de la oposición, tiene el liderazgo y la sindéresis suficiente para aglutinar a la mayoría de esa masa de gente adversa al Presidente Chávez (porque los enseñaron a odiar al Presidente para evitar que analizaran con sano juicio, la realidad venezolana) y hacer que reconozcan los avances del gobierno y que se sumen al impulso de ellos? El liderazgo de la oposición está conformado por un gran número de “jefes” todos con proyectos y visiones diferentes, pero con un único objetivo: sacar a Chávez del poder; para después caerse a piñas por lo que considerarían su botín (véase lo ocurrido el 11 de abril del 2002). Esa realidad hace poco menos que imposible llevar a ese saco de gatos a un consenso y menos aun cuando los que más peso tienen en la fijación de “las políticas opositoras” en la actualidad, son los dueños de los medios de comunicación, a quienes se le convirtió esto de la polarización del pueblo venezolano, en un lucrativo negocio (en la gallina de los huevos de oro). El ataque psicológico a la población venezolana ha sido de tal magnitud, que no tiene parangón en la historia de la comunicación de nuestro continente. Los empresarios de la comunicación han utilizado todas las técnicas posibles para inocularle “odio” a buena parte de los venezolanos en contra del Presidente y en contra de todos los que lo apoyan. Ha sido una campaña propagandística sistemática y bien estudiada para mantener el efecto de la polarización. Pongamos el ejemplo de Globovisión, que es actualmente un ícono del oposicionismo venezolano. Este canal, antes que ganara el Presidente Chávez las elecciones, era visto sólo por los familiares de las personas que laboran en esa planta televisiva. Hoy han visto multiplicada por diez, su teleaudiencia y en esa proporción sus pautas publicitarias y sus ganancias. ¿Será tonto Ravell y los accionistas del canal para permitir que haya “reconciliación de los venezolanos”?, volverían seguramente al sótano dónde se encontraban antes de que el actual gobierno asumiera la conducción del país, y en honor a la verdad, dificulto que ellos permitan eso.

En el plano político e ideológico sabemos que en todo proceso social existen múltiples contradicciones que determinan la transformación cualitativa o cuantitativa de esa sociedad. Esto se pone más de relieve cuando se intenta hacer una revolución que persigue un cambio en el modo de producción. En esos casos, las contradicciones se manifiestan con más fuerza y en ese cúmulo de contradicciones existen contradicciones antagónicas; vale decir, contradicciones cuyo método de solución tiende a ser más drástico en la medida que el antagonismo se acentúa. Debemos recordar que los métodos de solución de las contradicciones van a depender del tipo de contradicción y de la influencia de ésta en el curso del proceso social.

En mi humilde opinión, el aspecto principal, de la contradicción principal (lucha por el poder político) en este momento, se encuentra nuevamente en el ámbito comunicacional. No son los políticos de oposición los que están determinando la conducta opositora, son los empresarios de la comunicación, que como ya dijimos, descubrieron a la gallina de los huevos de oro en esto de la división del pueblo venezolano y tienen el poder (como lo han demostrado) de arrastrar incluso a los políticos opositores por la senda de la violencia y el antagonismo.

Lamentablemente pienso que el método de solución para esta contradicción no está en el llamado a diálogo, en principio porque no existen interlocutores para ello y luego, porque quienes están marcando la pauta en la oposición, consiguieron en el antagonismo un buen negocio y no van a renunciar a eso (son los valores del Capitalismo los que dirigen sus actos). Aquí vale recordar una frase de Carlos Marx: «Con una ganancia correspondiente el capital se torna osado. Diez por ciento seguro y se le puede emplear en todas partes; por un veinte por ciento se vuelve activo, por un cincuenta por ciento no anda escogiendo, por un cien por ciento pisotea todas las leyes humanas, un trescientos por ciento ya no retrocede ante ningún crimen, hasta con peligro del patíbulo». Pienso que debemos ser celosos en la eficiencia y eficacia del Gobierno en todos sus niveles para incrementar el grado de satisfacción de las necesidades de los venezolanos y atacar con mano dura la sistemática campaña de envenenamiento que tienen los empresarios de la comunicación en contra de nuestro pueblo; porque el pueblo opositor, también es nuestro pueblo.





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Juan Carlos Valdez González


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