Los tabúes venezolanos

Por lo menos tres cosas constituyen un tabú en Venezuela, por lo que están vedadas a la discusión seria, respetuosa y objetiva. Se trata de la cuestión judía, la actividad militar y la religión en general y sus símbolos, para todos los cuales existe una presión social que evita el debate y que obliga a desistir a quien lo quiera llevar delante de hacerlo, so pena de ser objeto de la más amplia condena de la sociedad venezolana e, incluso, de ciudadanos y gobiernos extranjeros. Contradictoriamente, por lo menos en los tabúes militar y religioso, esta posición ha sido sacramentada indistintamente por la “revolución” y por la más vetusta derecha. Incluso, intelectuales liberales se ven constreñidos y terminan, en alguna forma, acompañando esas absurdas e inaceptables posiciones, que apuntan a que existe un área de la realidad social y política venezolana y mundial, la cual no puede ser alcanzada por el estudio y el análisis del pensamiento crítico y científico más avanzado.

Si se efectúa una crítica al sionismo internacional o a la invasión reciente de Gaza efectuada por el Estado de Israel, inmediatamente se califica esta posición de antisemita y de pro nazi. La población judía venezolana, que en su inmensa mayoría no tiene que ver con nada de lo criticado, es manipulada a través de los medios de comunicación y comienzan a sentirse como si hubieran sido ellos los acusados. El presidente Chávez en ningún momento ha proferido insulto ninguno contra la comunidad hebrea venezolana, sin embargo, los manipuladores de Radio Caracas TV y de Globovisión lo presentan como antisemita. Cuando hace tiempo dijo que los descendientes de quienes crucificaron a Jesús y mataron a Bolívar eran los colonizadores de hoy, los delincuentes de la desinformación nacional e internacional quitaron la parte correspondiente a Bolívar para presentar el discurso como antisemita. Mis críticas a la gran mentira sionista del holocausto, como hecho que sólo involucró la muerte de judíos, ha querido ser tergiversada en la misma forma perversa.

En el tema religioso, decir que no se tiene certeza histórica de la existencia de Jesús, que la verdad histórica es una y la religiosa es otra, que los actos públicos multitudinarios de carácter religioso, dirigidos a curar dolencias supuestas o ciertas, en los que se unen y potencian la sugestión y la credulidad, constituyen una manifestación del fanatismo religioso de carácter corporativo, basado en la ignorancia de la gente, lleva a que se considere al emisor de esas verdades como un enemigo de quienes creen y un ser opuesto a las libertades individuales, cuando lo conducente es asumir la necesidad de ese debate e impulsar que el mismo se dé si realmente se quiere la construcción de una sociedad progresista. Tener estas convicciones en absoluto nos hace enemigos de las personas que no las tengan, como tampoco nos está declarando la guerra a muerte quienes tengan sus opiniones adversas al socialismo y al comunismo

lft3003@yahoo.com


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Luis Fuenmayor Toro

Médico-Cirujano, Ph. D., Ex-rector y Profesor Titular de la UCV, Investigador en Neuroquímica, Neurofisiología, Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Luchador político.

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