(La Deuda Externa Integral)

La Explotación Transnacional

Cuando solicitamos cancelar la DEUDA EXTERNA estamos también abogando
para que cesen las Inversiones extranjeras en nuestro país.

Ingenua y estereotipadamente, solemos decir que el patrono da u ofrece trabajo, cuando es todo lo contrario. Sus empleados trabajan para él, y este se limita al aporte o préstamo de capital dinerario.

Asimismo, es común admitir que las Inversiones Extranjeras son beneficiosas para el país receptor, pero, de perogrullo, quien invierte busca y obtiene una ganancia para sí, y obviamente esta debe ser con cargo a dicho país.

La conseja de que el patrono o inversionista extranjero ayuda a la Economía de un país, acompañada del criterio según el cual los países necesitan esa ayuda extranjera porque carece de capital criollo, es la que más alegremente se maneja, la que guía la política económica de los países importadores de capital, y la que mejor encubre los verdaderos objetivos del capital extranjero que tan afanosamente buscan, contratan y hasta protegen y atornillan a los gobernantes de los países prestatarios, so pena de la servilidad que estos le brinde a dichos capitalistas.

Porque bien miradas las cosas, la realidad es otra. Resulta que cuando un país se vale de capital extranjero, pongamos por caso, para el montaje y funcionamiento de empresas burguesas, está contrayendo de hecho una DEUDA que a corto, mediano y largo plazos deberán honrarla los trabajadores del país deudor.

Estamos haciendo esta aclaratoria porque suele reservarse la denominación de DEUDA EXTERNA a las Inversiones Financieras convencionales, o burocráticas, mejor conocidas como empréstitos, por excelencia destinadas a suplir déficit presupuestarios inducidos por los gobernantes de turno, y a las destinadas a la producción manufacturera en el país que las acoge y da empleo de mano de obra local para de esta manera sustituir importaciones de las mercancías proyectadas. Generalmente, estas empresas han sido proscritas en los países de origen por sus residuos tóxicos y antiecológicas.

Pero es que, por ejemplo, cuando ingresa un dólar a nuestro país ipso facto estamos contrayendo tal vez la más onerosa y especulativa de las DEUDAS EXTERNAS.

Nos explicamos: mientras la carga rentista o el pago de intereses generados por un empréstito directamente financiero está cuantitativamente limitado al tipo de interés contractualmente preconvenidos entre prestatario y prestamista, el pago de los *intereses gananciosos* del capital importado y aplicado a una manufactura es de un monto indiscutiblemente muy superior al primero.

El caso es que la ganancia bruta arrancada a los trabajadores de una empresa burguesa montada a punta de capital importado no sólo sirve para alimentar el aparato político burocrático mediante la figura de la tributación municipal y nacional, sino que de dicha ganancia bruta salen el pago mismo de los intereses financieros convencionales, y por supuesto la ganancia industrial propiamente dicha.

De manera que la DEUDA EXTERNA de un país debe medirse en términos del monto global de las inversiones extranjeras sitas en el país y que permanentemente están garantizándoles a los habitantes del país prestamista una jugosa, parasitaria y continua renta que pesa oprobiosa y abrumadoramente sobre los hombros de los habitantes del país prestatario.


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Manuel C. Martínez M.


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