¿Por qué no argumentan?

Mis documentadas denuncias de la conducta negligente y contrarrevolucionaria de Manuel Mariña, Rector de la Universidad Simón Rodríguez, ha llevado a que sus protegidos, financiados, engañados o cómplices, hayan desatado una campaña de calumnias e improperios en mi contra, a través de Aporrea y otros medios. No defienden a Mariña; no pueden hacerlo. Se limitan a tratar de descalificarme. Un(a) tal Deniris Ortega me llama ex-rector de mala memoria, no sé si la mía o la de este(a) ignorante, que sólo recuerda que organicé la participación de Caldera en el Aula Magna, en un foro sobre el 4 de febrero, cuyo resultado fue muy favorable a la derrota electoral del bipartidismo adeco-copeyano y a los proyectos políticos del comandante Chávez.

Dice Deniris que la UCV estaba convaleciente de las agresiones de Caldera de hacía 30 años, cosa absurda pues las universidades sanan muy rápido de ese tipo de lesiones; les cuesta más sanar de aquéllas heridas provocadas por miembros activos de su comunidad: esos “aventureros que quedaron solos contra el mundo”, (se refiere a quienes tomaron el CU de la UCV en 2001) aunque no estaban tan solos pues contaban con recursos de la vicepresidencia y el apoyo de fuerzas policiales “revolucionarias”; éstos sí tenían un aparataje político-policial, yo no cuento sino con mis artículos y mi trabajo. No defendí en este caso a Giannetto; defendí a la universidad de unos aventureros, como tú los llamas, que, en forma inconsulta y sin propuesta ninguna llevaron a la UCV al caos, designaron a Agustín Blanco Muñoz como Rector, ejemplo de sabiduría y de democracia, sin lugar a dudas, y redujeron en más de un 50 por ciento el apoyo de profesores y estudiantes al presidente Chávez, una labor revolucionaria como para estar orgullosos.

La presencia de Caldera fue permitida por los más de 4 mil asistentes al Aula Magna, principalmente estudiantes, quienes lo sancionaron con pitas, abucheos, pancartas y consignas, para luego permitirle expresarse sobre el golpe del 4 de febrero, como lo había hecho en histórico discurso en el Congreso Nacional. Aquellos jóvenes estaban más interesados en construir el futuro, que en mantenerse anclados en un pasado que ya significaba muy poco para el devenir de la Patria. En forma protagónica ese auditorio permitió que Caldera se expresase. Y eso no significaba ningún olvido de la nada de lo pasado, significaba sí la comprensión de una situación muy compleja, la cual requería de la participación de muchos actores, entre ellos el ex-presidente Caldera.

Luego afirma este(a) “personaje” que trabajé con las Naciones Unidas “cooperando en nunca supe exactamente qué”. Es quizás lo único cierto de su artículo. Nunca supo nada, no sabe, no averigua para saber, simplemente actúa con toda su carga de prejuicios y de odios prestados. Ser asesor de la ONU no es ningún pecado. Allí participa la Venezuela revolucionaria e incluso quiso ser miembro de su Consejo de Seguridad. ¿Cuál es entonces la descalificación que se me hace? Pero es que nunca he trabajado con las Naciones Unidas. Fui coordinador del llamado Proyecto Salud, cuando Carlos Walter, quien era y es mi amigo, fue Ministro de Sanidad de Caldera. Y allí estuve 2 años 7 meses, no 5 años como dice este(a) auto reconocido(a) ignorante en la materia.

La descalificación es entonces qué trabajé con un ministro de Caldera. Eso hizo Gilberto Rodríguez Ochoa, como Director de Malariología, con el mismo ministro, y el presidente Chávez lo designó su primer Ministro de Salud. Ana Elisa Osorio fue directora de salud de Andrés Velásquez y el Presidente la designó ministro. Entiendo que Chávez fue edecán de Lusinchi y que Rodríguez Chacín está involucrado en la matanza del Amparo. No hablo de Arias Cárdenas, pues es ampliamente conocido. Dirigí un programa para la atención integral de la salud de los venezolanos. Le puedo dar al ignorante una publicación para que vea de qué se trata y al fin sepa, si es que lee y comprende lo que lee.

Varias respuestas cortas: 1) Cuando Merentes fue candidato, no había un candidato único de los bolivarianos; incluso, el Presidente dijo que no tenía candidato porque no votaba en esas elecciones. 2) No tienes idea de lo que es el fascismo; hay que ser muy ignorante para llamarme neofascista. 3) Tus oídos sólo escuchaban los gritos de estudiantes tarifados, jamás oíste a los verdaderos estudiantes. 4) ¿Quién acompañó a Giannetto en su plancha como Vicerrector Administrativo? ¿Quién ha nombrado a adecos y copeyanos en las direcciones de núcleos y sedes en la Simón Rodríguez? ¿Quién les cobra matrícula a los estudiantes a través de una fundación? ¿Quién los pervierte junto a dirigentes gremiales mediante pagos con cargo al presupuesto universitario? ¿Quién promueve una maestría, para que todos los profesores adecos y copeyanos puedan ingresar como docentes en la USR, sin el concurso de oposición de Ley? Ésas son las preguntas a responder. Lo demás es un simple “salte pal medio”, a ver quién insulta mejor. Es el comportamiento de Mariña, quien ahora prepara su máxima obra universitaria: Otorgarle un doctorado Honoris Causa a Evo Morales, para ver si el Presidente lo nota y lo deja o lo asciende. Tremenda raya para el Presidente boliviano, pero desafortunadamente él no lo sabe. ¿Quién es entonces el ser capaz de todo en la obtención de sus aspiraciones? Menos bilis y mejores sentimientos es lo que necesita este proceso.


lft3003@yahoo.com


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Luis Fuenmayor Toro

Médico-Cirujano, Ph. D., Ex-rector y Profesor Titular de la UCV, Investigador en Neuroquímica, Neurofisiología, Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Luchador político.

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