Contra el poder

Nacionalizar Sidor implica mayor responsabilidad

La nacionalización de Sidor es usada como mensaje de terror para el sector privado. Una vez más se pretende incentivar el miedo para revivir escenarios como los de abril del año 2002. Pero hoy, la nacionalización de Sidor implica mayor responsabilidad, porque algunas verdades no son debatidas y muchas veces la demagogia de la izquierda permite el descontento de sectores vulnerables a las campañas mediáticas de odio. ¿Quién imaginaría que el sindicato de Sutiss, liderado en abril del año del golpe por Machuca, habían traicionado a los trabajadores de la siderúrgica, mientras se mostraban como líderes revolucionarios?. Algo parecido sucedió con Baduel, símbolo de la revolución que con una contradictoria declaración confirmó que la contrarrevolución tiene muchas caras. En el caso de Sidor, es bueno precisar que los dueños de dicha empresa provocaron la nacionalización con su prepotencia y menosprecio a los trabajadores. Jugaron a una estrategia de desgaste para esperar un nuevo Machuca, capaz de firmar un nuevo convenio de espaldas a los trabajadores. No era mala la estrategia, porque Sutis traicionó a los trabajadores en varias oportunidades y muchos de ellos lo reconocen, pero hoy más que nunca necesitan resucitar el liderazgo del sindicato. La intervención de Carrizales fue aconsejada por diversas vías, pues se trata del hombre más serio del gobierno en este momento. Allí fallaron los cálculos de quienes dirigen la empresa Sidor. Pensaron que las buenas relaciones con el gobierno argentino les darían tiempo para engendrar otro Machuca. Obviando que en Bolívar, incluso los escuálidos más radicales estaban a favor de la nacionalización. ¿Por qué?, muy sencillo, Bolívar fue tierra Adeca por siglos, y todos esos politiqueros que hace pocos años quebraron las empresas buscando privatizar el sector aluminio, sigue merodeando las empresas del Estado. Algunos como contratistas, proveedores y hasta incluso atornillados en puestos claves de las empresas básicas. Llámenlo supervivencia, cuestión de negocios, pero siguen en Bolívar.

El sindicato de Sidor enfrenta un nuevo reto, pues muchas traiciones han erosionado su credibilidad. Y la política los ha llevado al borde del abismo, ya que han perdido todas las aspiraciones políticas, se dejaron tercerizar más de 8 mil puestos de trabajo y la masa trabajadora no les cree una palabra. Al camarada “X”, a quien le gusta el análisis político y la lucha libre, le consta que no será fácil levantarse de las cenizas de estiércol que dejó Machuca. ¿Qué significa Sidor ahora?, difícil responder si se aprecia la guerra de chismes entre gerentes de la CVG, cada vez que sucede un cambio de ministro. La revolución no debe contradecir la eficacia, por el contrario, no se puede permitir más demagogia e ineptitud argumentando razones políticas. La política obliga gerenciar con efectividad, dar resultados y rescatar la credibilidad de las personas. El gobierno nacional ha recuperado espacios importantes desde abril del año 2002. Telesur es una artillería envidiable en tiempos de golpe. La rapidez con que trabaja el vicepresidente Carrizales da señales de una mejor planificación. Y no es la primera vez, teniendo en cuenta que fue el responsable de asumir la obra del viaducto que dejó mudos a los medios de la oposición.

Pero Sidor es otra cosa, implica mayor responsabilidad porque hay muchos vicios. Muchas aves de rapiña esperando el lomito del acero. Cuidado con nuevas boinas negras con sus cantos de sirena y sus administraciones nefastas que llevan a la quiebra todo lo que tocan. No son tiempos para cometer errores ni hablar pendejadas.

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David Javier Medina


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