¡Dios te oiga , Madeleine!

Washington, mi ciudad favorita de Estados Unidos, “donde todos los días se hace historia”, para bien o para mal, puede ufanarse no sólo de un diseño humanista casi europeo, sino de una arquitectura, en sus antiguas edificaciones oficiales, claramente inspirada en los valores clásicos. Un poco más al norte, en 1524, por lo que respecta a lo que entonces ni siquiera en los más locos sueños podía pensarse que llegarían a ser los actuales Estados Unidos de Norteamérica, el navegante Giovanni da Verrazano, de origen florentino y al servicio del rey de Francia Francisco I fue, al parecer y según la historia oficial, el primer europeo en llegar a lo que hoy es la isla de Manhattan. No le obligaron a quitarse los zapatos para revisarlos. El Estrecho de Narrows, a la entrada del actual puerto, ahora está atravesado por un puente que lleva su nombre. Luego se dirigió hacia el norte y se cree que llegó a lo que hoy se conoce como Kitty Hawk, en Carolina del Norte, precisamente donde los Hermanos Wright dicen haber realizado el primer vuelo con un aparato maniobrable, de motor a explosión y más pesado que el aire, si bien la historia aeronáutica alemana desafía el logro de ex-fabricantes de bicicletas. Ya un siglo antes de Verrazano, en lo que luego sería Nueva York, hubo tiempos en el Renacimiento en que fuera de Italia el Humanismo no parecía encontrar terreno propicio. No obstante, en todas partes del “mundo civilizado”, es decir, lo que el muy civilizado Secretario de Defensa Ronald Rumsfeld ha catalogado peyorativamente como la “Vieja Europa”, fueron creados lugares y momentos propicios para la preservación de esos valores. El Renacimiento cobra cuerpo en la cultura gala hacia el año 1500. Luis XII había tomado Padua y, más tarde, gracias a Francisco I -el mismo que mandó a América con buen viento a Verrazano-, era fundada en Fontainebleau una grandiosa Biblioteca, no sólo por su contenido sino por su arquitectura, al estilo de la de los Medicis. Algo similar, (¡Oh, Vieja Europa!), ocurrió en Alemania. Es más; incluso ocurrió en la Austria de entonces, que siglos después, generaría sub-productos de exportación (esteroides e indudable voluntad mediante) como Arnold Schwartzeneger. Por algo alguna vez oí decir en la Fletcher School of Law and Public Diplomacy: “Si inclinamos el mapa de Estados Unidos, todas las piezas sueltas van a parar a California.” De allí surgió, luego de dos períodos como Gobernador, la candidatura a la Casa Blanca de Ronald Reagan. Al menos tenemos la seguridad de que Arnold, por haber nacido en Österreich, no podrá llegar al 1.600 de la Avenida Pensylvania, llave en mano. A menos que la Constitución de “We, The People” sea modificada.

DE VUELTA A LA VIEJA EUROPA

Alguien nacida en la vieja Europa y que no se llamaba ni Madeleine ni tenía el apellido Albright cuando fue bautizada como católica, -siendo su familia de origen judío proveniente de la ex Checoeslovaquia y emigrada luego al Reino Unido- fue entrevistada para uno de los programas de la televisión francesa. Esa televisión que, en este mundo globalizado, nos reconcilia con el paisaje audiovisual aunque haya un “Drugstore” y una hamburguesería en plenos Champs Elysee. Seguirán allí pese a que en el menú del USAF 0001 y en los restaurantes de “La Colina” en Washington D. C., las “french fries” hayan pasado a llamarse “freedom fries”. Pueden hacer fiesta lanzando al Potomac todo el vino francés que quieran; no tendrá jamás el mismo efecto que lanzar al mar el té en Boston. Esa misma Madeleine, que luego se hizo miembro de la Iglesia Episcopal para ser aceptada como WASP, es decir, “blanca, anglosajona y protestante”, logró abrirse paso en el campo académico y político por su propio esfuerzo y enorme ambición. Le viene de familia. Su padre se distinguió como profesor universitario, primero en la Europa Central; luego en las Islas Británicas, durante la niñez de la políglota Madeleine y, finalmente, en los Estados Unidos. ¿Adivinen quién fue la alumna favorita de su papá? Condoleeza Rice. Su trabajo de grado fue sobre las Fuerzas Armadas checoeslovacas. La actual y “workaholic” Asesora de Seguridad Nacional, es quien, en la jerga política washingtoniana, tiene “la oreja del Presidente”, y carga ahora, si bien no es la única responsable, con el problema iraquí. Ayer 25 de Octubre manifestaron en 140 ciudades de EEUU contra la ocupación de Irak, algo que no se veía desde Vietnam. ¡Qué lejos estamos la talla de Estadista del Kennedy que evitó el Armagedón, en Octubre de 1962! Condoleeza ha sido protagonista indirecta de la reacción masiva de los lectores del Washington Post, en cuyas tiras cómicas se incluye “The Boondoks” del dibujante Aarón McGruder. Al parecer, acaba de ser censurada una de sus entregas, porque decía que el mundo estaría mejor si Condoleeza se consiguiera un novio. Ninguna dama, incluyendo a Hillary Clinton, había adquirido tanto protagonismo en Washington desde que Madeleine Albright era Secretaria de Estado.

AMO A PARIS

“Sé que llegará el tiempo en que (las tropas estadounidenses) deberán retirarse de Irak. Los iraquíes deberán hacerse cargo. La cuestión es si salen con éxito o en retirada. Espero que sea con éxito. Éxito significa que Irak se estabilice, que los iraquíes puedan organizar su vida y que comiencen a tener una democracia. Si los estadounidenses piensan que es una retirada, eso no ayudará a Bush en las próximas elecciones. Si se puede demostrar que ha sido un éxito, es posible que los soldados puedan partir para ese entonces; pero es muy difícil estimar cómo será.” Esto es parte de las declaraciones brindadas esta semana a la televisión francesa por Madeleine, de visita en París para el lanzamiento de su último libro. El escenario no podía ser más adecuado: la Biblioteca de los Medicis, ni su Francés más fluido. El periodista le preguntó: “¿Puede usted imaginarse al Presidente Bush entrar en campaña con las tropas en Irak donde sufren bajas todos los días?” “No; estoy segura de que no quiere hacerlo. Y es por esa razón que se ha comprometido con las Resoluciones de la ONU; porque para él, una retirada sería un verdadero problema.” “¿Cree usted que el Presidente Bush va a ser reelecto?” “Espero que no.” “¿Por qué?” “Porque encuentro que la política exterior de los Estados Unidos no es la misma que habíamos tratado de desarrollar...” (cuando uno oye esto, se pregunta si eso incluye, entre otros temas, Los Balcanes; y tampoco olvidamos que torpedeó la elección de Butros Butros Gali en la ONU). “...Yo creo que Estados Unidos es un país muy especial; que tenemos un rol especial. Tengo respeto por los aliados, las alianzas, por la ONU, por las relaciones multilaterales; todas esas cosas por las que hemos trabajado y que han sido cambiadas. Es por todas ellas, por este presente y porque soy del Partido Demócrata, que quiero ver a un Demócrata como Presidente.” “¿Cree usted que los demócratas tienen oportunidad?” “Ahora creo que sí. Antes era muy difícil decirlo. Ahora, tenemos problemas en Irak y también tenemos problemas con nuestra economía.” “¿Usted ha militado para que (Bush) pierda?” “Yo quiero trabajar por los demócratas; yo soy del Partido Demócrata.” “¿Y si su amiga Hillary (Clinton) necesita un consejo, usted le diría que se lanzase?” “En eso no mezclo las cosas. Hablo en sentido político y esa es una decisión que debe tomar ella misma. Creo que llegará un tiempo en que ella podrá ser Presidenta. Independiente de eso, ella es una mujer verdaderamente formidable y muy inteligente. “¿Usted quiere decir que George Bush puede perder?” “¡Sí!”.


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Walter Martínez

Periodista, corresponsal de guerra y analista internacional. Productor y conductor del programa Dossier, que por muchos años se transmitió por Venezolana de Televisión (VTV) y luego por Telesur.

 @WalterDossier

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