Skualidations, Welcome to Venezuela.


¿Será que están regresando? ¿Será que decidieron repatriarse con todo y sus grandes capitales? ¿Será que comprobaron que afuera la vaina está más jodida que en Venezuela? La respuesta a todas esas interrogantes es un rotundo NO. Y es NO porque los que están regresando son los que nunca que se han ido; pero que aún sin haberse ido, nunca habían vivido en el país; vivían en un país distinto al que sufría el 95% de los venezolanos.

Los que están regresando vivieron en un país idílico, en el que nunca supieron lo que era hacer una cola para sacar la cédula, porque ellos tenían su ordenanza que se las hacía; pero ahora cuando ha desaparecido el mucamo obediente se les oye exclamar con su característico tono caurimarense: - pero, gorrda,, esto nunca se había visto en el país.

Los que están regresando, nunca se habían dado cuenta que en Venezuela existe el desempleo y ahora cuando tienen un familiar con tres meses desempleados no lo pueden creer y cuando uno le dice que pasó diez años en esa misma condición, le responden desenfadadamente: -Algo malo tuviste que hacer tú para merecerte eso; pero mi sobrino que lo único malo que hizo fue trancar la válvula que alimenta de gas a las empresas de Guayana… ¡eso es injusto, ssshamo!

Los que están regresando, que estaban acostumbrados a agarrar colitas desde la Carlota en Helicópteros del Estado, para tomar sus vuelos rumbo a Orlando para ir a veranear a sus casas mal habidas, acaban de hacer un sorprendente descubrimiento, digno de lo más insólito de Nuestro Insólito Universo y de su inspirador Ripley: han descubierto que los domingos en la mañana se hace una cola insufrible en la avenida Soublette de La Guaira y lo peor, que subiendo, en la tarde, la cola es mayor, porque es que hasta se recalientan los vehículos. ¡Guao, guao y muérete que wow! ¡Esto es fin de mundo, Madeline!

Imagínense ustedes el estado de desconocimiento que tenían del país que no sabían de las anacóndicas colas que se hacen en los Hospitales del Seguro Social para agarrar una cita; así que en estos días fue una de estas señoras que hablan como los pavos de los años pum y al ver el colómetro que había en el coso hospitalario de Antímano protestó con tanta vehemencia que pidió hablar personalmente con el Doctor Miguel Pérez Carreño, para hacerle saber su desagrado por la forma como estaba gerenciando su hospital.

Lo que pasa es comprensible, ya que ellos no habían tenido necesidad de hacer por sí mismos esas diligencias, de tal forma que ahora, cuando les toca pisar tierra, se horrorizan al hacer estos fatales descubrimientos.

Es que nunca habían tenido la necesidad de ir a la policía a sacar a un familiar que estaba preso, ya que de eso se encargaba la Tribu de David; es más, se encargaba de que no fuera preso, ni pensar en encanarlo, eso era utopía. Así que, cómo pensar que esa gente conociera lo que era la población flotante de bachilleres sin cupo, si ellos siempre tenían a algún amigo, verbigracia, en la Red de bebedores de la UCAB que les asegurara el cupo aún antes de graduarse. Es más ellos decían: -Ay zas, Maela, eso de población flotante me huele a Guaire.

Dense cuenta que una señora que nunca había ido ella misma (disculpen la redundancia, pero es que en estos casos es de inminente necesidad) a inscribir a sus hijos en la escuela o liceo armó tremendo zafarrancho porque su hijo iba a ver una materia llamada Cátedra Bolivariana; que cómo era eso, que quién había inventado esa materia, que si estaban ideologizando a sus hijos con esas “materias chavistas”, que desde cuándo existía esa materia. Cuando le respondieron que esa asignatura tenía veinte años impartiéndose en los colegios, solo le quedó murmurar entre dientes: -Tenía que ser el borracho de Lusinchi…

El desconocimiento del país llega a tal extremo que mucha de esta gente jamás había pasado de Guarenas por no tropezarse en la vía a Oriente con El Guapo, ya que no eran pocas las que creían que se trataba de un buscapleitos y pendenciero zagaletón que entrompaba a todo el que pasaba por aquellos lados, de tal manera que se habían perdido de comer los mejores chicharrones con pelo que se hacen en el país.

No quiero despedirme sin aprovechar la oportunidad de proponer que, dada la cercanía del día 12 de Octubre, fecha en la que tradicionalmente los gobiernos proceden a hacer nacionalizaciones masivas de, hasta ese momento, extranjeros, el ejecutivo nacional, previa elaboración de un censo de esta población, proceda a su re-nacionalización, otorgándoles el original título de Nuevos Venezolanos, de lo contrario se expondrían a que se les revoque la visa de transeúntes que poseen desde 1998 …..… es más.


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Héctor Acosta Martínez

Profesor Universitario jubilado. Graduado en Historia. Especialista en Programación Neuro-Lingüística.

 elecoeco@gmail.com

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